Cuando era pequeña me abandonaron afuera del orfanato, le suplicaba a mi mamá que no me dejara ahí pero, no me hizo caso, simplemente se dio la vuelta y se fue sin mirar atrás.
— Yuna, despierta.
— ...Volví a soñar con ella — Respondí sin ánimos.
— Lo sé, por eso te desperté.
— Mingi, quiero ir a la biblioteca — Me siento en la cama.
— Está bien. Ve a lavarte, que yo te esperaré aquí.
Hace siete años...
— Mamá... Ven a buscarme — Sollozando — Me portaré bien, lo p...prometo..
— Deja de llorar, tú mamá no va a regresar. No seas tonta.
— No le digas eso Haewon — Se acerca a mí — ¿Estás bien?
— Niego con la cabeza — Mi mamá... Mi mamá me dejó aquí.
— Me abraza con delicadeza — Tu mamá... Pronto volverá.
— No le digas mentiras Mingi, ella debe entender que la abandonaron.
— Ella lo entenderá a su tiempo, está asustada y necesita calmarse.
— ¿Mi mamá no va a venir a buscarme? — Comienzo a llorar otra vez.
— Ay por favor, ya deja de llorar. Una mocosa es lo que es, por eso la mamá la abandonó.
— ¡Ya basta Haewon! Vete sin tanto te molesta, pero no la fastidies... Y tú tranquila, no le hagas caso.
Mingi fue el único que me tuvo paciencia y cariño desde un principio, aunque me mintió sobre mi mamá, no me dejó sola en ningún momento.
Días después...
— Mingi, no puedo dormir.
— Mmm, ¿Tuviste alguna pesadilla?
— No, solo que no quiero dormir sola — Digo llorando.
— Shhh, no hagas bulla o nos llamarán la atención... Acuéstate aquí, pero mañana temprano te pasas a tu cama.
— Está bien... te quiero Mingi — Me acuesto a su lado y lo abrazo.
— Y yo a ti Yuna, que descanses.
Estaba ahí cuando lo necesitaba. Sinceramente, Minji es la mejor persona que pude haber conocido. Siempre fue amable conmigo.
Un año después...
— Mingi, es mi cumpleaños.
— Feliz cumpleaños Yuna — Sonríe tierno — No tengo nada qué regalarte, pero podemos ir a la biblioteca y te puedo leer una historia.
— Me parece bien — Me emociono.
Después de eso, Mingi y yo elegimos la biblioteca para pasar nuestro cumpleaños, además de que ese era nuestro lugar favorito.
...
— Yuna, ¿En qué piensas?
— Bueno, anoche escuché que ya tenían la lista de los chicos que ya son mayores de edad... También escuché tu nombre.
— Es inevitable. Yo sabía que este día llegaría, y me preocupa que estés aquí sola.
— Lo sé, por eso es que la he pasado mal estos días, no tengo amigos aparte de ti. No sé qué haré cuando te vayas.
— Prometo que te visitaré y si es posible te sacaré de aquí, no creo que sea tan complicado jaja.
— Mingi, cuando nos vayamos a reencontrar, me gustaría que sea en una biblioteca.
— ¿En una biblioteca? Jajaja, me parece bien — Me desordena el cabello.
— Sí, me gustaría eso.
Supongo que esta será nuestra última lectura juntos.
— Sé lo que estás pasando Yuna — Se levanta de la silla — Te prometo que te buscaré en todas las bibliotecas el día que me entere que te hayan adoptado, y espero que tú hagas lo mismo.
— Prometo que lo haré — Lo abrazo.
Te buscaré sin descanso.