Zelú no podía mover su cuerpo. El dolor se adentraba cada vez mas rápido en su cuerpo. Sus piernas estaban inmoviles, el caminante de piedra levantó las manos para dar el último golpe, parecía que todo iba a acabar.
Derrepente Zelú escuchó un gran ruido un poco familiar, que cada vez se hacía mas y mas fuerte. Zelú empezó a observar como el ambiente empezaba a cambiar, los arboles empezaban a retumbar, parecía que alguien los observaba. Derrepente un gran sonido se escuchó, lo que provocó que el golpe del caminante se detuviera. Zelú observó como el caminante se iba lentamente, ya no tenía fuerzas para levantarse, así que se quedó en el suelo, sin ningúna posibilidad.
-no puedo hacerlo, soy solo un inútil-. Dijo Zelú, las palabras ya no podían salir de su boca. Observó al cielo, para luego cerrar los ojos.
Una pequeña voz empezó a despertarlo, se escuchaba como el sonido del fuego quemaba algo, derrepente un grito hizo que Zelú abra los ojos por completo.
-levantate, no puedes rendirte Zelú-. Dijo la pequeña voz con un pequeño llanto.
Zelú observó que su hermano lo miraba fijamente a los ojos. Eso lo sorprendió y lo alegró, pero su cara no podía hacer ninguna expresión.
-no puedo ni defenderme, no pude defenderte a tí, no merezco ser un spadademonium-. Dijo Zelú mientras le caían lagrimas en los ojos.-nisiquiera puedo entender la frase que me dijo Erdo, no nací para ser un spadademonium-.
-me enseñaste a levantarme cuando decaía-. Dijo su hermano.-me enseñaste a volver a casa cuando estaba perdido-. La voz empezó a cortarse.
Zelú observó fijamente a su hermano con todas las fuerzas.-yo te conté mis secretos-. Dijo con las pocas fuerzas que tenía. Su hermano rió.-ya recuerdas lo que me decías-. Dijo su hermano levemente.-las estrellas definen a una persona-. Dijo Zelú. Su hermano lo obdervo, y lentamente empezó a desaparecer.-el sol y la luna siempre regresan, sin importar que ya no tengan fuerza-. Zelú observó que en el cielo las estrellas formaban un pequeño camino. Se levantó con todas las fuerzas que le quedaban y observó que el camino llegaba hasta una gran laguna. Sabía que su espada estaba ahí, las estrellas se lo dijeron, era una señal. Pero no tenía fuerzas para caminar tan lejos. Observó que cerca de un arbol habían caído muchas ojas, que podían servir como una cama, pero que también lo servirían para cubrirse. Así que llegó con las pocas fuerzas que tenía y cayó rendido, intentó cubrirse, pero el sueño le ganó.
Al día siguiente Zelú despertó. El dolor todavía no pasaba, pero ya podía moverse mucho mejor. Observó que la laguna estaba lejos, pero tenía que apresurarse, solo le quedaban dos puestas mas de sol y de luna. Así que apresuró el paso.
En el camino el hambre le comenzaba a ganar, pero aún estaba aterrado por la idea de conseguir comida. La ultima vez que intentó recolectar uvas terminó sin fuerzas en el suelo y a punto de morir por un caminante de piedra. Pero era el miedo o morir de hambre, así que no tenía elección.
En el camino observó un gran arbol de manzanas, fué corriendo lo mas rapido que pudo, pero después se detuvo bruscamente. Después de lo que le ocurrió con el caminante de piedra, no podía volver a cometer el mismo error. Y definitivamente el miedo lo salvó de una muerte segura. El arbol de manzana estaba resguardado por 2 caminantes de piedra, que yacían dormidos. Era muy facil confundir a un caminante de piedra con una gran roca, de hecho esa era la tecnica que usan para cazar, y Zelú ya lo había aprendido de una mala manera, y no volvería a repetirlo. Pero el miedo lo tenía paralizado, y pensaba mucho en la idea de abandonar la comida y seguir vivo, aunque si no comía moriría rapidamente. Pero la decisión era mas que obvia. Zelú quizo abandonar el arbol, pero algo en su cabeza le decía que no. Derrepente recordó como el caminante lo atacó. El caminante no se dió cuenta de su presencía hasta que estuvo muy cerca de el. Entonces Zelú se dió cuenta. Lo único que tenía que hacer era buscar otro camino hacia el arbol. Observó todo el perimetro, y se dió cuenta que en la esquina izquierda habían rocas, que podía utilizar para esconderse de los caminantes. Así que se puso en marcha.
Comenzó caminando lento y escondiendose en las rocas grandes, tratando de hacer el menor ruido posible para no alertar a los caminantes. Parecía funcionar, se acercaba mas al arbol. Ya podía sentir el sabor de las manzanas, pero derrepente uno de sus pasos causó un gran ruido gracias a las piedras, entonces los caminantes se levantaron. Zelú logró esconderse en una roca, pero los caminantes se acercaban cada vez mas a el. Zelú observó que frente a el había una roca por la que podía subir al arbol, así que se apresuró. Se subió a la roca y saltó, pero no logró subir bien a la rama del arbol, por lo que causó un gran ruido. Los caminantes lo vieron, Zelú agarró algunas manzanas y saltó a otra rama que estaba mas arriba, ahí los caminantes no lo iban a alcanzar, pero tampoco podía bajar, ya que los caminantes no se movían de lugar.
Zelú comió las manzanas que tenía y las que estaban en el arbol, y luego guardó unas en sus bolsillos. El camino que le habían indicado las estrellas llegaba a una laguna, que estaba cada vez mas cerca. Zelú tenía que escapar del arbol lo mas rapido posible. Pero para lograrlo tenía que saltar a otro arbol que estaba lejos. Zelú sabía que si se quedaba no duraría mucho, así que se levantó de la rama y corrió lo mas rapido posible para después saltar. Logró sostenerse de la rama del otro arbol, pero esta se rompió y lo dejó caer. Zelú quedó adolorido por la caída, pero sabía que tenía que correr, así que con todas sus fuerzas corrió en dirección a la laguna.
La noche empezaba a caer por 2 vez, pero Zelú ya había llegado a la laguna. Se subió a un arbol cercano esperando dormir ahí, pero tenía que encontrar la espada primero. Observó las estrellas, pero estas ya no le decían nada. Y si se había equivocado, y si la laguna no era donde estaba la espada. Todo eso empezó a llenar la cabeza de Zelú. Y se rindió.