Marlene
-Y en la línea de salida ya se encuentra la chica favorita de todos en el autódromo, la chica más joven en ganar una carrera en la historia de la RACE FORCE BOSTON,
¡Ehhh!,
¡Uuuu!,
¡Venga Mar tu puedes!,
¡Eres la mejor!
-se oyen los gritos y ovaciones del público-
¡Definitivamente tiene todo para salir con el triunfo esta tarde!
-Esa soy yo la chica loca por los autos y la velocidad.
-Marlene ni se te ocurra, estamos en plena avenida- y esa es mi mamá volviéndome a la realidad.
-Mamá, créeme se diferenciar entre un autódromo y una avenida-le digo mientras le sonrío ¿De verdad me cree tan inconsciente? Está bien que me encanté la velocidad pero no en la Dodge Journey de mamá. Que de repente da un suspiro y me pregunta…
-¿Estas nerviosa por el inicio de clases de mañana?
-No, estoy felíz…por fin volveré a ver a Lucy, tiene que contarme todo sobre sus vacaciones en ese dichoso campamento en las montañas- le digo mientras retomo la marcha…odio los semáforos.
Al llegar casa bajamos las bolsas de las compras y las llevamos a la cocina. Mientras mamá se pone a darle instrucciones a Lilia para la comida de hoy, me dirijo a mi habitación para alistar el uniforme para mañana, a diferencia de muchos uniformes el de mi escuela es sofisticado, falda a tablas azul marino, blusa blanca, saco rojo, que se complementa con una corbata roja y medias blancas. De repente mi celular comienza a sonar.
-Hola, nena ¿Lista para mañana? Tengo tanto que contarte-saluda Lucy
-Claro, no sabes lo ansiosa que estoy por saber todo lo que hiciste en verano, aun no puedo creer que te fueras al campamento de las montañas y me abandonarás a mi suerte-le digo tratando de sonar ofendida, pero fracaso y me suelto a reír contagiándola a ella.
-Sabes que no tuve opción, o iba a las montañas o me olvidaba de mi nuevo auto-responde
-Si lo sé, por cierto ¿Qué marca y modelo es? ¿Transmisión manual o automática? El motor…
-Oye tranquila, guarda las preguntas mañana tendrás oportunidad de respondértelas tu misma cuando lo veas en el instituto-me interrumpe
-Si tienes razón, además se que si te pregunto sobre autos lo único que serías capaz de responder sería el color del auto-me río
-Pues sí, no todas las chicas tenemos un catalogo de marcas y motores de autos en el cerebro, de verdad pienso que en tu vida pasada fuiste hombre-contraataca Lucy-Nena me tengo que ir, mamá quiere que la acompañe al aeropuerto para recoger a papá, nos vemos mañana-se despide.
Lucy es muy divertida, te saca una sonrisa en el momento que menos te lo esperas. Aunque me quedo pensando lo del catálogo de autos en mi cabeza, simplemente no puedo evitar mencionar la marca y el modelo de cada auto que veo.
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La alarma interrumpe mi sueño con Liam, el capitán del equipo de soccer del instituto. He estado enamorada de él desde el primer año, y justamente este año es el último de Liam en el instituto. Tomé un agradable baño, y me alisté mi uniforme y la mochila. En el comedor ya estaban mis padres y mi hermano Richard. El desayuno pasó sin novedad, papá tenía mucho trabajo, mamá se pasaría el día organizando la feria de pasteles para recaudar fondos para el orfanato y mi hermano a la universidad. Me despedí de mi familia con un beso en la mejilla y me dirigí hasta mi auto mi hermoso Mustang GT negro, todos decían que era muy masculino pero yo realmente estaba enamorada de ese auto.
A la salida de mi casa me doy cuenta de que la casa de al lado por fin se vendió, hay camiones de los que bajan muebles, <<seguro que en la tarde mamá me traerá a darles la bienvenida a los nuevos vecinos>>pensé.
Todo iba bien, hasta que al llegar al instituto, un tipo parado en medio del estacionamiento me impedía avanzar para estacionar mi auto, le soné el claxon pero parecía no escuchar. Hasta que un señor mayor le llamó la atención y lo retiró de mi camino. Dejé el Mustang al lado de un hermoso Roll Royce negro, <<nunca había visto este auto, tal vez alguien cambió de auto o es de alguien nuevo>> me digo.
Al bajar me topo con el chico que se interponía en mi camino al entrar en el estacionamiento. Realmente era guapo, alto, tez morena clara y unos ojos verdes realmente lindos. Estaba encantada con él, hasta que me habló.
-No se por que dejan manejar a cualquier niña maleducada-dijo acercándose a mí
-¿Perdón? ¿Me estas hablando a mí?- pregunte confundida
-¿Ves alguna otra maleducada?-preguntó mientras se giraba mostrándome que en el estacionamiento solo estábamos nosotros.
-No se quien eres, pero definitivamente no me conoces para decirme esas cosas, no soy ninguna maleducada.
-Estaba un auto esperando por ese lugar donde dejaste tu coche, y sin importarte aceleraste, te le cruzaste irresponsablemente y le ganaste el lugar.
-Perdón señor correcto no me fijé, la próxima vez dejaré mi auto en la calle para que todos puedan tener su lugar en el estacionamiento como usted lo desea-le dije sarcásticamente mientras me encaminaba a la entrada, pasando al lado del tipo-además es mi lugar favorito-le dije mirándolo sobre el hombro.
-Entonces no solo eres una chiquilla maleducada, también eres una caprichosa-dijo adelantándose a mi.
-Y tú eres un insufrible-le grité pero no me hizo caso, ya había entrado al instituto.
Al llegar a la entrada Lucy ya me esperaba. Mi mejor amiga me pondría de buen humor, esa era su especialidad. Lucy era muy diferente a mí en cuanto a lo físico pero muy parecida en cuanto a creencias e ideales sobre la vida.
-Hola nena, buen día-dice dándome un beso en la mejilla
-No se que tiene de bueno.
-Nena se llama periodo, deberías de estar acostumbrada lo tienes cada mes por tres días-dice sonriendo y haciéndome reír a mí. Definitivamente ella es mi mejor amiga, con su pelo negro rizado y piel bronceada, todo lo contrario a mí, con mi pelo liso como tablas y una piel pálida.
-No es el periodo, un insufrible que me topé en el estacionamiento me hico enojar.
Justo en ese momento sonó la campana que nos indica el inicio de las clases, nuestro salón asignado esta en la segunda planta, al entrar veo que ya está la mayoría de nuestros compañeros del año pasado, incluida Grace Smith la chica que me odia desde sexto de primaria solo por que le dije a la maestra que estaba manchada de la falda, me preocupé y ella no lo supo valorar. Solo que después entendí que estaba en su primer periodo y la maestra se lo dijo en voz alta a todo el salón, desde entonces hace todo lo posible por avergonzarme.
-Buen día chicos, favor de tomar asiento y guardar silencio-nos dice la Miss Anna Rose mientras se acomoda en su escritorio.
Camino hasta el fondo del salón y tomo asiento-¿Te parece bien este?- le pregunto a Lucy, pero ella ya está sentada al lado de Steve. ¿Qué está pasando? Lucy y yo hemos sido compañeras de mesa desde el preescolar.
-Nena, lo siento…este año me sentaré con Steve, durante el campamento nos hicimos novios-dice sonrojándose-era lo que te quería contar.
-Primero me abandonas en las vacaciones de verano por las montañas y ahora me dejas por tu chico sexy jugador de soccer-le dijo algo enojada, aunque realmente la entiendo desde hace tiempo sé que esta súper enamorada de él.
-Mar, no te enojes please-dice suplicando
-No te preocupes está bien, solo estamos a medio metro de distancia-le sonrío
Justo en ese momento la Miss vuelve a hablar
-Chicos les voy a presentar a sus nuevos compañeros-dice y yo levanto la vista para ver a dos chicos frente a nosotros uno con su look de teto, con anteojos y encorvado-él es Thomas Rice viene del Instituto Militar del Sur-dice poniendo una mano en el hombro del chico, que se nota no está acostumbrado a ser el centro de atención-Y él es Mauro Bustamante, acaba de llegar de España-dice mientras coloca su mano en el hombro del…Insufrible, no puede ser- Por favor sean amables y denles una cordial bienvenida-concluye
En ese momento les indica que cada uno nos platiqué sobre lo que les gusta hacer.
-Wau Marlene, ese chico de los ojos verdes es realmente guapo y sexy-me dice Lucy acercándose a mí y escucho que Steve gruñe un poco… ja celoso.
-El insufrible-digo
-¿Qué dices? No te entendí.
-El chico de los ojos verdes es el insufrible que me hizo enojar en el estacionamiento.
-¿De verdad?
-Chicos por favor busquen un lugar disponible y tomen asiento- les indica la maestra
Rápidamente observo alrededor del salón y solo hay dos lugares disponibles el de al lado de Grace ya que por lo que me enteré su intima amiga se fue a Londres con su familia y el mío, como nunca sería capaz de ser compañera de mesa de Grace hice lo impensable le rogué a Dios algo que nunca imaginé que fuera posible… Que me toque el teto, que me toque el teto, que me toque el teto…
-Hola caprichosa-dijo sentándose a mi lado y… me tocó el sexy insufrible.
-Hola insufrible-le respondí y me gire hacia mi amiga Lucy que no paraba de reírse por mi mala suerte y digo mala por que si su actitud de esta mañana hubiera sido otra, estaría más que felíz de compartir mesa con él pero no.
-¿De que diablo te ríes?-Le pregunto en tono bajo.
-De tu cara y la de Grace, dios gracias por estos momentos-dijo levantando los brazos de forma algo dramática.
No pude evitar voltear a ver a Grace, quien a leguas se notaba que no la pasaba nada bien aunque en realidad yo no estaba mejor que ella.
Las clases hasta la hora del receso se me hicieron eternas, no podía concentrarme el perfume que Mauro usaba era delicioso con un aroma suave pero masculino.
A la hora del almuerzo Lucy, Sara, Vanessa y yo, entramos a la cafetería y tomamos asiento en la mesa de siempre, cada una comenzó a platicar sobre sus vacaciones.
-Bebé por aquí-gritó Lucy agitando su mano como demente, me giré hacia la entrada de la cafetería y vi a nuestros compañeros acercándose a nosotras.
De inmediato tomaron asiento Steve, Carl, Thomas y… Mauro.
-Chicas les presento a Thomas y a Mauro acaban de transferirse a la escuela-dijo Lucy refiriéndose a Sara y a Vanessa que no estaban en el mismo salón que nosotros.
-Un verdadero placer-dijo Sara con un gesto coqueto hacia Mauro y este correspondiendo con una media sonrisa, que me hizo sentir algo extraño en el estomago.
-Que gusto tenerlos aquí, espero que seamos muy buenos amigos-dijo Vanessa refiriéndose a ambos pero solo miraba a Mauro.
-Gracias lo mismo digo-respondió Mauro
-Gra...gra…gracias-logró decir Thomas.
Las horas siguientes pasaron igual, aburridas y lentas. Para cuando sonó la campana anunciando el final de la clases, me levanté rápidamente le dije un escueto adiós a Lucy y salí del salón, no quería seguir cerca de Mauro, me dirigí al estacionamiento y entré en mi auto. Justo a la salida tuve que maniobrar el volante para evitar atropellar un pequeño perro que estaba en la calle, tenía lastimada su pata trasera y no podía moverse, pero por culpa del volantazo termine por golpear la defensa del flamante Roll Royce Negro que vi en la mañana, <<no por favor esto no>> pensé. Inmediatamente baje del auto para ver el daño, que afortunadamente no era nada grave salvo unos rasguños y una leve abolladura.
-Perdón, fue mi culpa, no fue mi intención solo que el perrito estaba en el paso y tuve que evitar arrollarlo-le dije al conductor del hermoso auto, que lucia como de unos 40 años y muy elegante.
-No se preocupe señorita, ¿esta usted bien?-me preguntó
-Si, no se preocupe…le voy a pagar los daños-le dije asumiendo mi responsabilidad y mentalizándome para el sermón que me darían mis padres y mi hermano cuando se enteraran.
-Mire yo solo soy el chofer, se tiene que arreglar con la dueña y la encuentra en esta dirección-dijo mientras me entregaba una pequeña tarjeta blanca que solo decía…
LUCRECÍA DE LA RIVA
Gerente de Fantasy Clothing
Acto seguido, volvió al auto y siguió hacia el estacionamiento del Instituto
Cuando llegué a casa le platiqué a mi mamá lo ocurrido y a pesar de lo que imaginé no se molestó mucho, creo que el hecho de que el incidente fue por salvar a un cachorro me libró de un castigo. Cuando me retiré a mi habitación me cambié de ropa, de pronto vi en el suelo la tarjeta que me entregó el chofer, solo había visto el nombre de la dueña pero no la dirección, así que la gire y en efecto en la parte trasera estaba la dirección…era al lado de mi casa, la dueña era mi vecina. Rápidamente baje y me dirigí a la casa de al lado.
Los pocos metros de distancia se me hicieron eternos, realmente estaba nerviosa, no podía creer que ni siquiera conocía a la señora y ya iba a tener una mala impresión de mí.
Toqué el timbre, tardaron en abrir pero cuando la puerta se abrió por completo me quedé inmóvil, no podía creer lo que estaba viendo, en la casa de mis vecinos estaba…Mauro.