Speed

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Mauro


Estaba realmente molesto, hacía mucho tiempo que no me sentía a punto de explotar, de romper y terminar con todo lo que estaba frente a mí. Su estúpida nota me hizo desear que nunca la hubiera conocido, que debía dejar de jugar al insufrible con ella y dejarla en paz, simplemente ignorarla, pero no podía por que lo peor era que a mi mente llegaban imágenes de ellos solos, ella en sus brazos, no, no podía con eso.  Después de salir de la biblioteca, Benjamín me llevó a la tienda de mi tía, quería dejar de pensar en la caprichosa que tenía mi cabeza a mil por hora.  Tenía alrededor de una hora esperando a que mi tía y Rebeca su ayudante, la cual por asares del destino había terminado en mi cama durante la inauguración de la tienda, terminaran el corte de caja del día, caminé por la tienda, viendo todos los vestidos que recién habían llegado, cuando de repente giré la vista hacia el aparador que da frente a la calle, Marlene observaba con atención un vestido verde esmeralda, Rebeca me platicó que era de la última colección de la famosa diseñadora, rápidamente la imaginé con ese vestido, caminando a mi lado y llamando la atención de todos en el baile y todos sabrían que era mía, bueno por lo menos mi pareja de baile. Rápidamente aleje mis fantasías por que me fije en su cara, lucía triste quería consolarla pero sabía que ni en un millón de años podía estar cerca de ella, ni como amigo ni como nada.
Temprano durante el desayuno le dije a mi tía que el vestido verde de Carolina Herrera lo quería para Marlene para que lo usara durante el baile, al parecer ella no sabía que la tienda en la que estuvo anoche era la de mi tía y así pude observarla y ver el brillo de sus ojos cuando contemplaba ese vestido. 
Al llegar al instituto todos me miraban, me sentía raro no por ser observado si no por las miradas de los chicos del equipo.
-Ho…Hola Mau…Mauro-dijo Thomas.
-Hola Thomas, sabes el ¿porque todos están mirándome de esa manera?-le pregunté rogando para que me diera una respuesta me sentía incómodo con las miradas acusadoras de los chicos del colegio.
-Eres la sensación por que serás el protagonista de la obra de teatro e iras al baile con Marlene-respondió Steve mientras ponía un brazo sobre mis hombros.
Justo en ese momento se dio el aviso de que las tres primeras horas sería libres puesto que se llevaba a cabo una reunión, y que los integrantes y últimos seleccionados del equipo de soccer se nos citó en las canchas en media hora. Ese tiempo lo iba a aprovechar para hablar con Marlene antes de todo, no sabía donde podría encontrarla, así que le mande un mensaje a Lucy, que inmediatamente respondió.
Me dirigí hacia las áreas verdes que había en la parte trasera del instituto, nunca había visto esa parte de la escuela, era un lugar agradable y tranquilo, con unas bancas de maderas bajo los frondosos árboles. Marlene estaba de espaldas a mi, por lo que la primera en verme fue Lucy que se levantó, dejándola sola y caminando hacia mi.
-Suerte-dijo cuando pasaba a mi lado.
Me acerque rápidamente a donde se encontraba Marlene y tome asiento a su lado, no pudo ocultar su sorpresa al verme frente a ella.
-¿Dónde estuviste ayer después de clases?-le pregunté con un tono serio casi se podía decir que molesto y era verdad, lo estaba.
-No te importa-respondió mientras se disponía a irse, pero la detuve tomándola del brazo.
-Claro que me importa, tenías que ayudarme en la biblioteca y tú simplemente no llegaste, tuve que pasar 3 horas de aburridas pláticas con la Miss Anna.
-Tenía una cita muy importante con un chico encantador-dijo insolentemente
-¿Le dices encantador al chico que ayer tuvo una cita contigo y hoy esta haciéndole una exploración de garganta a tu amiga?-le pregunté mientras le indicaba con un movimiento de cabeza para que volteara y pudiera ver que su chico encantador se comía a besos a su amiga Vanessa.
-No puede ser, eso no está pasando-dijo más para ella que para mí.
Mantuvo la vista en ellos, tal vez para asegurarse de que no era una alucinación, después de unos minutos volvió su vista hacia mí.
-Me tengo que ir, nos vemos luego-se despidió y se fue. Pude ver sus ojos llenos de lágrimas, no podía ocultar la decepción que sentía, en ese momento comprendí que estaba enamorada del imbécil de Liam y que yo no tenía ninguna oportunidad con ella. Pero eso no me importaba ¿cierto?<<sigue repitiéndolo hasta que te lo creas Mauro>> ah, estúpida conciencia.
Cuando me dirigía a la cancha pude ver como un tipo estaba  discutiendo con una chica, al parecer era una discusión muy intensa, eran Liam y Marlene. Caminé fingiendo no prestar atención e ignorando lo que pudiera estar sucediendo con ellos. No me importaba lo que pasaba entre ellos, la verdad es que ella era una chiquilla caprichosa, se merecía a ese  tonto niño rico sin cerebro.
Al llegar a la cancha la mayoría de mis compañeros ya se encontraban ahí, solo faltaba Liam que estaba muy ocupado.
-Chicos por favor, pongan atención…necesito que den 20 vueltas a la cancha trotando, después Mauro y Liam serán los capitanes en el interescuadras-dijo el entrenador Ortiz observando su reloj-yo tengo que ir a la junta con la directora, así que por favor aprovechen las horas libres y no estén de holgazanes-concluyó y acto seguido se retiró dejándonos en la cancha.
-Venga chicos a correr-les dije mientras daba unas palmadas, necesitaba despejar mi mente y el ejercicio siempre ayudaba, necesitaba olvidar que por un instante llegué a imaginarme en una relación con la chiquilla caprichosa de Marlene.
-¿Y tu como por que les das indicaciones a los muchachos? Aquí el capitán soy yo, solo para que lo recuerdes-escuche la molesta voz de Liam tras de mi.
-No es ninguna indicación mía, solo quiero ahorrarles el regaño que les dará el entrenador si no hacen lo que él nos indicó-le respondí disponiéndome a correr para evitar continuar discutiendo con ese idiota. Si seguía cerca de él tal vez en lugar del ejercicio, le diera una paliza como tratamiento para despejarme. Sinceramente sería mejor opción, pero eso seria cuando osará cruzar los limites de mi paciencia, del cual realmente estaba cerca.
En las gradas estaba la mayoría de las chicas del instituto, no era muy común que las dejaran estar durante los entrenamientos del equipo, así que estaban aprovechando las horas libres. En la segunda fila estaba Marlene junto a Lucy, platicando lucia triste pero en ocasiones sonreía, me encantaba verla sonreír. <<Olvídala>>ordenó mi mente.
Después de la 20 vueltas conformamos los equipos para las interescuadras. Mi equipo ganaba por tres goles, Liam estaba furioso no soportaba la idea de perder y menos contra mí. Gritaba, ordenaba y maldecía a su equipo, se sentía impotente. En los minutos finales corría con el balón a mis pies cuando de repente sentí un fuerte golpe en mi tobillo.
-Mauro ¿estás bien?-preguntó Steve luciendo preocupado-¿estas imbécil o que demonios estabas pensando al hacer esa entrada Liam?-le gritó mientras lo empujaba con ambas manos
-Fue una entrada limpia, solo que la nena es muy sensible-contestó socarronamente, maldito hijo de p… quería gritarle pero el dolor era muy intenso, demasiado.
Mientras me retorcía de dolor escuche su voz…Marlene.
-¡Eres un idiota Liam, lo lastimaste! ¡Lo hiciste con toda la intención de dañarlo!-gritaba hacia el imbécil del capitán.
-Tú no sabes nada de soccer pequeña, además ¿no se supone que no lo soportas? ¿Por qué te pones así?-Se dirigió hacia Marlene
-Sí, me llevo mal con él, pero eso no quiere decir que quiera verlo lastimado, imbécil.-dijo dándole un empujón y se fue.
Steve y Carl me llevaron hasta la enfermería y me recostaron en la camilla, e inmediatamente Amelia  la enfermera me dio una pastilla, poco después el dolor había disminuido  y estaba seguro de que no tenía ninguna fractura. No podía sacar de mi mente las palabras de Marlene, la escuchaba muy molesta por lo que Liam me había echo, tal vez después de todo le importaba aunque no quería hacerme ilusiones, no podía darme ese lujo.
-¿Cómo estas?-me preguntó Marlene desde la puerta de la enfermería sacándome de mis pensamientos.
-Bien, no tengo fractura solo el dolor-le respondí con la mirada al techo
-Disculpa Marlene, ¿serías tan amable de ponerle esta pomada?-le preguntó la enfermera- Aplícala en todo el pie hasta la rodilla con unos suaves masajes, tengo que ir a atender a una chica de primero que se siente mal- dijo poniendo un pequeño envase verde en manos de Marlene y dándole esas indicaciones nos dejó solos. 
-No tienes por que hacerlo, no te molestes solo dámela y me la aplico yo mismo-le dije mientras me sentaba al borde de la camilla
-No es ninguna molestia-dijo mientras acercaba una silla a la camilla y tomaba asiento, puso un poco de pomada en sus dedos y comenzó a masajear mi pie, su  mano estaba fría lo que provocó que diera un pequeño respingo-Perdón el clima no es muy buen aliado-se disculpó y no pude evitar mirar el rubor de sus mejillas, realmente era linda.
Pasaron varios minutos lo cuales nos mantuvimos en silencio, no sabía que decirle estaba realmente confundido, primero se ponía triste por el estúpido de Liam y después estaba aquí a mi lado, preocupada por mí. ¡Dios! Esta chica realmente me ponía en modo de Stand By.
-Listo, creo que con eso es suficiente, tengo que ir a buscar a Lucy-dijo sonando nerviosa.
-Si, si esta bien yo tengo que esperar a Amelia-le dije sonando como un idiota era obvio que tenia que esperarla.
-Nos vemos en clase Mauro-se despidió y salió de la enfermería.
Después de que Marlene se fue, regresó Amelia seguida de Benjamín.
-He hablado con tu maestra y dio la indicación de que puedes irte a tu casa para que descanses, por eso llamamos a tu chofer-me explicó.
-Anda Mauro, eso te pasa por ser tan bueno en lo que haces muchacho-dijo dándome una suave palmada en la espalda.
En cuanto llegamos a casa Benjamín me ayudo para subir a mi habitación, me recosté en la cama no eran mas de las diez de la mañana, así que me dispuse a tomar una pequeña siesta.




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