Epílogo

Despertar cada mañana es más fácil con el cuerpo de Xiumin caído sobre el mío.

Sueños de fuego y humo, gritos y disparos, desesperación y miedo, no atormentaban más mi sueño tan a menudo.

Destellos de sol se asomaban a través de las cortinas de las ventanas de Xiumin. A salvo en sus brazos, en su cama, me froté los ojos para enfrentar el día. Se movió un poco detrás de mí. La respiración rítmica de su pecho contra mi espalda me informó que Xiumin todavía estaba dormido.

Los números digitales en su reloj despertador me dijeron que me desperté antes de lo habitual.

En media hora, ambos tendríamos que levantarnos para el trabajo. Xiumin tenía un cliente temprano por la mañana, y yo tenía que volver a casa para un cambio de ropa de trabajo.

Mantenía algunas de mis cosas en la casa de Xiumin desde que dormía la mayor parte del tiempo aquí, pero tenía que volver a casa para cosas simples como lavar la ropa.

La solución a todos mis problemas me miró. En la mesita de noche estaba la llave del apartamento de Xiumin que él me entregó la noche anterior.

―Teniendo pensamientos profundos tan temprano en la mañana? Me helé asustado por la voz de Xiumin.

―Me acabo de despertar.

―Mentiroso. ―Xiumin no parecía loco. Él suspiró, sonando más despierto. ―No tienes que hacer una gran cosa acerca de la llave del carajo Chen. Te dije que esperaría ¿no?

Estaba respirando con dificultad. Extendí la mano para el fino metal y la encerré en mi muñeca.

―Creo que por fin estoy listo.

―¿Crees? ―Xiumin preguntó con diversión.

Gemí.

― Estoy seguro de que estoy listo.

―Mucho mejor. ―Xiumin besó mi hombro, pasando los dedos posesivamente por la espalda, en el hechizo de protección colorido que había trabajado meticulosamente durante semanas.

No.

Las alas en mi espalda no actuaron como un hechizo, no cuando los demonios estaban en silencio. Los oí cada vez menos cuando estaba con Xiumin. Siempre estaban conmigo. Lo sabía, y lo último que quería hacer era olvidar, porque eso deshonraría la memoria de mis hermanos caídos.

―¿Estás bien para encontrarte con Sehun y Heechul más tarde? ―pregunté, girando hacia él.

―Claro. No me lo perdería por nada del mundo. ―Xiumin miró su reloj, luego sonrió sugestivamente para mí. ―¿Un baño?