Capítulo I.

Dhiran.

"Me  habeis  engañado, me  habeis mentido, me  habeis humillado, pero de las  cenizas me he levantado."

Yharek, Lord Sith.

La  infancia hace  40 años.

Sus hermanos lloraron cuando él se retiraba, su hermana lo abrazo. Dhiran no era capaz de comprenderlo, en su perspectiva unirse al imperio era todo un honor, el hombre encapuchado que se lo llevaría estaba en la puerta. Se llevaría a Dhiran por su habilidad; el joven podía lanzar rayos por las manos tenía la capacidad de hacer levitar cosas con su mente y era el mejor entre los mejores.

La vos del extraño resonó como un susurro del viento, como un chasquido metálico. El hombre le hablo desde detrás de la máscara, pregunto el nombre del muchacho.

Dhiran retrocedió sintiendo una energía intensa en el individuo que lo miraba; sin embargo, su madre no retrocedía. La madre de Dhiran era así, era una persona pulcra y al mismo tiempo dura, su semblante era la firmeza encarnada.

— Pronto le diré su nombre, pero antes que nada, ¿dígame el suyo? —Pregunto la mujer con una sonrisa maliciosa.

El extraño encapuchado se quitó la capucha y se quitó la máscara mortuoria. El rostro era joven, era muy joven para que se marcaran en su rostro cicatrices de batalla, debía tener entre los 19 años o quizás los ojos de la mujer le estaban engañando.

— Mi nombre es Sebastián Yharek —.Respondió el sith.

Yharek miró a la familia que ya hacia en su delante, y se detuvo sólo una vez en los ojos de los padres antes de llevarse a su primogénito, pues sabía que un Sith más en el mundo era un alago para el imperio, y su maestro se sentiría complacido de tener un nuevo aprendiz para el lado oscuro.

— Gracias, lord Yharek. Este es mi hijo Dhiran Ahjalin. — Le contesto la madre al tiempo que señalaba con un gesto al muchacho.