Capítulo 39

Rae estaba sentada en el sofá mientras bebía un vaso de limonada que le había ofrecido Devin. Amber, al igual que yo, no estaba muy feliz con la presencia de una súper modelo cerca de los chicos a los que queríamos.

—¿Para qué me llamaste, Andy? —le pregunta ella.

—Necesito que me digas si Jordan y Alfred se traen algo entre manos. Tenía que pedirte que vinieras aquí, no podía arriesgarme a que Alfred te escuchara hablar por teléfono conmigo.

—Lamento decirte que no tengo ni idea —respondió—. No sé que te hace pensar que Alfred me lo diría.

— 1) Porque es tu novio y 2) porque vives con él.

Prácticamente los cinco chicos de Stay In Touch estaban alrededor de Rae, casi queriendo sacarle información con la mirada. Tengo que aceptar que me alegra que Andrew solamente la haya llamado para preguntar por Alfred.

Miré a Amber quien estaba sentada a lado de mí en la mesa. Ella observaba furiosa a Rae y cada que Devin le hablaba un poco ella enloquecía de celos.

—Aunque ahora que lo dices, yo también he notado que ambos actúan extraño —dijo Rae—. Una vez estaba cenando con Alfred y Jordan llegó de la nada y simplemente se lo llevó. Es todo lo que sé, en verdad siento mucho no poder ayudar más. Ah, y ambos están muy interesados en que Stay In Touch asista al festival de música.

—Gracias por tu ayuda, Rae —le dijo Andrew abrazándola.

Ella se despidió abrazando
a todos los chicos y después se acercó hacia nosotras con una sonrisa.

—Amber, Hailey, un gusto verlas de nuevo.

Nos abrazó a ambas para después cruzar la puerta del departamento. Sinceramente, no tenía la más mínima idea de que ella supiera nuestros nombres, pero tengo que aceptar que tal vez la subestimé. Pensé que sería la típica modelo plástica malvada.

Amber fue corriendo a abrazar a Devin intentando calmar todos los celos que se había tragado y yo quería hacer lo mismo con Andrew, pero no lo hice.

El día transcurrió y cuando ya la mayoría de los chicos estaban en sus habitaciones listos para dormir, Ben y yo platicábamos locuras en la cocina mientras él cenaba su cereal. El ambiente era tranquilo ya que sólo estábamos él y yo, pero aún así nuestras risas eran muy ruidosas.

—Vaya, yo también me quiero reír —dijo Andrew al salir de su habitación.

—Me temo que será en otra ocasión, porque iré a dormir. Buenas noches, chicos —dijo marchándose a su habitación.

Andrew tomó un vaso y sirvió un poco de leche en él. Se recargó en la barra de la cocina y mientras bebía de su vaso me miraba fijamente. No pude evitar sentirme nerviosa y podía sentir como mis mejillas comenzaban a arder.

—¿Qué?

—El vocalista de tu banda favorita te besó la noche pasada, ¿cómo puedes estar tan tranquila?

Oh créeme que no lo estoy.