Stellar Christmas

Stellar Christmas

La navidad, para muchos la mejor época del año; ya sea por los regalos, la familia, los adorables villancicos y la energía sumada a la felicidad que trae consigo mismos las fiestas natalicias del salvador.

El pequeño pueblo de Nautidos ubicado en un país estrafalario que se encuentra en un universo paralelo al nuestro, tampoco dista de ser la excepción. Este año el actual alcalde del pueblecillo aunque gruñón y mal afamado, logró ser convencido por las buenas vibras para ataviar la plaza con virtuosas luces de colores, guirnaldas escarchadas que parecían ser mismísimos polvos de hada —entre otros cachivaches decorativos—, siendo la cereza del pastel el armado del nacimiento de nuestro señor acompañado a su lado por enorme pino con su bellísima estrella decorativa cuyo brillo podía llegar a medirse con Beta Orionis; uno de los astros más luminosos en el cielo nocturno. Como era de esperarse todo esto causó furor entre las masas ya sea pequeños o grandes, se hallaban felices en su gran mayoría contando de poco a poco las fechas para así poder celebrar el gran día.

Adentrándonos en las calles de Nautidos se veía que muchas casas se habían sido adornadas por sus afamados dueños y sus respectivas familias que se organizaron en colocar fastuosos destellos coloridos, luces aperladas y un largo etcétera. Pero había una vivienda en especial en la que vivía un grupo de chicos muy especiales que eran nada más y nada menos que las encarnaciones de las constelaciones, mitos y signos del horóscopo que conocemos. De estos apenas dos se hallaban despiertos, un varón y una mujer; que en uno de sus tantos insomnios, se encontraban sentados en los sillones de la sala viendo películas y comiendo una grosería u otra.

—Oye Pollux ¿sabes qué fecha es hoy? —preguntó la muchacha a su hermano.

—No lo sé Alrisha, déjame ver el calendario un momento —contestó el chico dirigiéndose a cumplir con lo requerido por su hermana.

El joven encontrándose una vez frente al almanaque consiguió con su curiosa inteligencia encontrar en apenas un segundo la fecha correspondiente al día.

—Hoy es veinte y tres de diciembre del año dos mil dieciséis —habló camino arrecho a un sofá.

—Gracias por decírmelo —alegó la chica cambiando de canal — ¡Ay! no puedo creer que ya estemos a un día de la navidad y de acuerdo a los reportes meteorológicos existan nulas posibilidades de que caiga nieve en el pueblo.

—Alrisha por favor olvídate de eso, que en tu vida no hayas visto nieve en navidad no te afectara ni un mínimo en lo absoluto. Solo mírame a mí, tampoco vi neviscas en nuestro universo pasado y no hago escándalo por ello.

—Tienes razón geminiano cabezón.

—Já, tu siempre acabas dándomela pisciana conchana.

—A propósito ¿todavía recuerdas lo que pediste a Santa Claus este año?

—Sí y sé que el jamás me traerá esos videojuegos, ni la consola para jugarlos, ni discos de música clásica y peor aún el poster de Sasha Gray de cuerpo completo que le he pedid —replicó nostálgico viendo en la pantalla de su teléfono celular uno de sus oscuros ojos azules.

—Pienso que tampoco el viejo me traerá los discos de música barroca y clásica, el mapamundi, juegos originales para la plataforma de pc y ni suplicando y sollozando me pondrá bajo el árbol los mangas yaoi hard que le pedí en mi carta.

—Creo que tengo ganas de llorar.

—Pollux, por favor no lo hagas, digo te acompaño hermanito del alma.

Los dos hermanos se abrazaron y empezaron a fingir que lloraban porque ya sabían que Papa Noel no les iría a traer los regalos pedidos. De repente a la cercanía de la casa, como a unos cincuenta metros afuera un portentoso estruendo resonó causando gran ruido; oyéndose también objetos desparramarse y algunos bufidos de animales. La pareja de hermanos que escuchó tal acto se movilizo tan rápido, saliendo fulgurantes de la estructura dejando atrás la comodidad de sus sofás, cuando salieron a la caza se vieron impresionados por encontrar un extraño rastro de regalos puestos con adorables moños y unas marcas que indicaban que provenían del Polo Norte; fue grande la sorpresa que decidieron seguir el sendero marcado por los presentes hasta llegar a un pequeño matorral con frondosos en el que encontraron algo mucho más grande y extraño, esto era: ¡Santa Claus botado inconsciente en el piso! No solo él, sino también su trineo e ¡inclusive los renos que se encontraban botados!

—Esto no, ¡no puede ser real! —balbuceó Alrisha incapaz de entender lo que pasaba.

—Y yo que creía que el tonto Papa Noel no existía, quise decir ¡Madre mía! ¿Qué hace el aquí? —opinó Pollux refiriéndose al caído anciano—Se supone que debería estar en su oficina preocupándose y haciendo los últimos arreglos.

—Un momento si Santa se encuentra inmóvil ¿Quién demonios se encargará de repartir los regalos? Estamos quizás a unas horas del veinticuatro y si el viejo barbudo no se recupera la navidad se cancelará y montones de niños en el mundo se quedaran desconsolados al notar que no les llegaron sus obsequios.



#29546 en Otros
#4367 en Humor
#9495 en Relatos cortos

En el texto hay: navidad, fiestas, hermanos con poderes

Editado: 30.05.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.