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Ve como el pelinegro se aproxima hacia ella, y Haeri comienza a chillar por dentro. ¿Acaso la había notado? ¿Por fin podrían hablar?
Pero se percata que en verdad no se dirigía hacia ella exactamente, si no a su lindo mejor amigo, TaeHyung; por lo que muestra un pequeño puchero en respuesta.
—¿Qué haz dicho de mí? —pregunta de manera seca, mirándolo desde arriba de la mesa hacia el castaño, quien solo podía mostrar una mueca de inconformidad.
—Nada que te importe —dice, mientras de fondo, se escuchan los "uhh" que los estudiantes comienzan a decir ante el aura que había entre ellos dos.
Haeri mira a TaeHyung, con una expresión para que parase aquel alboroto; y junta sus palmas rogando que su mejor amigo, no sea tan tonto —como siempre suele serlo—, y se meta en problemas con JungKook.
—Por favor, TaeTae... —susurra la pelirosa, mientras lo ve con ojos de cachorrito.
TaeHyung claro que la ve, pero decide ignorarla.
—Pregunté qué es lo que hablaste de mí, que no te pude escuchar —vuelve hablar JungKook de manera áspera, sin percatarse aún de la pequeña que miraba con espanto aquella discusión.
—¿Qué? —pregunta TaeHyung, esta vez levantándose de su asiento, y mirándolo con indiferencia— ¿Acaso estás sordo o qué? Te dije que es algo que no te incumbe.
Los estudiantes de aquella cafetería comenzaron a agruparse en aquella mesa específica, susurrando entre sí. Y es que era la novedad de aquellos momentos. El chico popular peleándose con un novato, simplemente era increíble.
—¡TaeHyung-shi! —susurra casi gritando hacia él. A lo que en respuesta, TaeHyung gira en su dirección y ve que la pequeña ruega con sus ojitos, que pare aquella discusión que se había formado de la nada.
JungKook enarca una ceja, y gira su cuello también en aquella dirección, percatándose de la silueta de una estudiante pequeña: con uniforme rosado pastel en todo su esplendor, y un lazito que adornaba su cabellito rosa. El pelinegro casi vomita arcoíris ahí mismo, ¿Por qué rosado? Odiaba ese color.
—¿Quién eres tú? —pregunta JungKook, mientras esta vez, avanza hacia el cuerpito de la menor, amenazándola con tan solo su altura—. Por lo que escuché, eres Haeri, ¿no?
La menor está hecha una estatua, y en parte, se encuentra emocionada. ¡JungKook la había hablado! Y lo mejor, es que ella ni siquiera había iniciado aquella conversación.
Por lo que, a continuación, sonríe con ternura, mostrando sus dientecitos blanquecinos en una bonita sonrisa, y extiende su mano hacia el pelinegro:
—Sí, soy yo. ¡Me llamo Haeri! —chilla emocionada la pequeña, mientras el pelinegro sigue mirándola incrédulo de lo que se encuentra frente suyo.
Era la viva imagen de alguien sumamente soft y... demasiado chillón, y él no sabía que hacer. Simplemente, su semblante indiferente seguía ahí, pero algo dentro de él era inquietante. JungKook odiaba sentirse así.
El mayor cruza sus brazos, dejando extendida la diminuta mano de la pelirosa. La verdad es que no le importaba.
TaeHyung, por su parte, le hacía señas a Haeri para que no le dirigiese la palabra, lo cual la menor, no entendió en su totalidad.
—Así que eres tú —comienza a decir JungKook, mientras la ve de arriba a abajo—. Eres la chica que está perdidamente enamorada de mí, ¿verdad? —y sonríe de lado, burlándose de la pequeña.
E instantáneamente, la pequeña adhiere un color carmín en sus mejillitas abultadas, mientras comienza a titubear sin conseguir decir absolutamente nada.
Los estudiantes de la cafetería —por no decir todo el Instituto—, habían sido expectantes de lo que JungKook había dicho, y lo peor es que era verdad.
Estaba en problemas.
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