Su alumna favorita

5.Su alumna favorita

Dicen que los tiempos desesperados vienen acompañadas de medidas desesperadas y definitivamente lo sentía así. Era como si estuviera entre la espada y la pared. En medio de una situación a la que me habían llevado   mis estúpidas e irracionales decisiones .

El cursor navegaba de arriba abajo, vacilando por el catálogo de oportunidades que le ofrecía la universidad a los nuevos estudiantes que se integraban a ella. 

Y yo era una de ellas.

lamentablemente ninguna me parecía tan interesante como la que me había anotado originalmente. Y en la que continuaría de no ser porque estaba meditando dejarla. ¿Era triste? Por supuesto , desalentador también, pero tenía que ser objetiva, de haber sido capaz de mantener mis bragas en su lugar nada de esto estaría sucediendome, así que lo tomaba como una lección proporcionada por el universo, tal vez así aprendería para la próxima.

Mi pantalla se puso en negro y un cuarto de ella fue ocupada por la imagen de mis padres en medio del círculo de Skype. genial justo lo que necesitaba ahora.

Acomode unos cuantos mechones de mí cabello que se habían escapado de mí moño desaliñado e intenté lucir como una persona normal. Solté un suspiro y guíe la flecha hacia su destino, obligándome a forzar una sonrisa, haciendo un gran esfuerzo para que luciera genuina, no podía permitirme que ellos se dieran cuenta de que las cosas estaban mal.

—Aquí está mí pequeño pedacito de cielo—exclamó mamá en cuanto mí rostro apareció delante de ellos— ¿Cómo te encuentras? ¿Cómo van las cosas para ti? 

Por alguna razón esas palabras hicieron que algo se derritiera en mí interior, era como si la fortaleza de hielo en la que tanto había trabajado fuera desmoronandose de a poco, sus estalactitas cayendo al piso junto con mí entereza

Parpadeé un par de veces para eliminar las lágrimas que nublaban mí visión. Si dejaba que una de ellas cayera y ellos se dieran cuenta de esto posiblemente mañana a primera hora los tendría aquí, por lo que enderecé mí espalda e hice lo que llevaba un largo tiempo haciendo, fingir que todo estaba bien. De tanto que lo había hecho ya era una experta y se me daba natural.

—Ay mamá, por favor no digas eso, si fuese un trozo de cielo sería un asteroide que rompe lo que se cruza por su camino—bromeé haciendo gala de ese humor tan característico que circulaba por mis venas. 

—Serena, por favor, ¿puedes actuar como una adulta? — me gruñó papá. 

"Una adulta" odiaba esa declaración, no me sentía como una a pesar de que había pasado por varias situaciones que pertenecían al mundo de estas personas que tenían todo resuelto o que querían hacerle creer a los demás que lo hacían. 

Cualquiera habría pensado que con lo que me pasó me habría alcanzado para madurar y comprender que la vida no era un cuento de hadas, no era Disneyland y que traía más malos sabores que alegrías sin embargo, en orden para protegerme, me permití sufrir una especie de retroceso y es por eso que tenía la tendencia a comportarme como una púber y no como alguien de mí edad, probablemente porque estaba haciendo lo que podía para recuperar parte de esa etapa que desperdicie por haberle entregado todo de mí al sujeto equivocado.

—Lo siento —me disculpé— No fue mí intención.Estoy bien—afirme—Adaptándome a la gran ciudad y lo que conlleva vivir aquí. 

— ¿Y como te está yendo por ahora? — consulto mí padre, la preocupación impregnada en su voz. 

—Ha sido un viaje interesante en muchos sentidos. Debo admitir que he tenido suerte de haber encontrado a Georgina quien no solo me dio asilo sino que también tuvo la gentileza de conseguirme un empleo que me ayuda a pagar las cuentas y solventar nuestros gastos de chicas independientes. 

—Si puedo decir algo, para mí ha sido un acto un tanto irresponsable. ¿Que es eso de estar metiendo a desconocidos en tu piso?— masculló mí madre— No es consciente de los peligros, la calle es una jungla, tranquilamente podrías haberl…

—Oh,vamos Noemí, ella no haría tal cosa, y si Georgina ha permitido esto ha sido porque no ha percibido ni un gramo de maldad en ella. No es que quiera ser arrogante pero eso es gracias a nosotros—quitó una pelusa invisible de su hombro— Hemos criado una gran muchacha, llena de buenos valores y moral—comentó orgulloso haciendo que la culpa me comiese por dentro.

 A pesar de que había cometido grandes errores en el pasado que casi nos rompen por completo y puso en riesgo a nuestra familia, seguía siendo su consentida, su bebé y así viniera cualquiera a enseñarle los miles de defectos con los que cargaba en mí interior él haría lo que estuviera a su alcance para negarlos. Amaba eso de mí padre, él tenía la habilidad de convertirlos en fortalezas. 

—Ya, ya.Howard. Si sigues en ese plan el ego y tu no cabrían por la puerta—se burló.

Si. Cómo habrán visto,el nombre de mí padre era Howard Howland. A mí parecer mis abuelos no hicieron demasiado uso de su raciocinio cuando fueron a asentarse legalmente. 

— ¿Cómo han sido tus primeras fiestas lejos de casa? ¿Difíciles?—continuo.

—Para qué negarlo, lo fueron, aunque de nuevo, Gina hizo que fuesen mejores. 

— ¿Qué han hecho? 

—Para navidad me llevo a su antiguo hogar y sus padres me recibieron con los brazos abiertos , tratándome como una de las suyas, es más, hasta se ofrecieron a adoptarme.

— Ya veo de dónde ella ha sacado su amabilidad. 

Asentí. 

—Para devolverles el favor diles que para Pascuas los invitaremos a que vengan aquí, a ellos y ustedes dos. Nosotros pagamos—sugirió mí padre.

 El alivio me invadió al oír aquella propuesta que me vino como anillo al dedo en especial porque si esperaba a juntar por mí cuenta el dinero para comprar el pasaje, pasarían meses hasta que pudiera verlos de nuevo. 

—Gracias, se que a ella le encantará esto, respondí. Conociéndola en cuanto se lo comunique empezará a armar sus maletas. 

—Eso es bueno porque así tendrás a alguien con quién venir y podrás darle un tour por aquí, podrían ir a la playa, sabes que cuando hay festividades por aquí la alcaldía se encarga de hacer sentir a los turistas como si fuesen parte de la comunidad, incluyéndolos. Hablando de eso— mamá hizo ese gesto tan suyo de rascar su barbilla. Lo hacía cada vez que quería sacar información sobre mí privacidad y se sentía confundida respecto al cómo hacerlo—Que se sintió ser testigo de la caída de la bola en el Rockefeller Center, ¿es tan magnífico como lo hacen ver por televisión?




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