Su alumna favorita

3. El nuevo profesor

— ¿No has visto dónde ha quedado mí zapato derecho?— pregunté saltando en un pie como una rana coja por la sala la cual era lo más parecido a una zona de guerra que mis ojos hayan atestiguado en un largo tiempo, era como si un demonio de Tasmania hubiese irrumpido aquí para hacer de las suyas.

 

—No lo sé— respondió Georgina ausente sin prestarme demasiada atención, demasiado concentrada en lo suyo. 

 

— ¿Y por qué demonios no eres como una persona normal y engulle su batido proteico desde una botella directamente en lugar de hacerlo tú misma?— agarre mí cabeza , en vano porque eso no solucionaría la terrible jaqueca que me atormentaba. 

 

—Para futuras referencias te mantendré alejada del alcohol, te pone de muy mal humor a la mañana siguiente —se quejo, sujetando la tapa de la licuadora que trituraba sin piedad las fresas que había metido allí—Y para que te enteres prefiero hacerlo por mí cuenta de esa manera evito darle mí dinero a esas asquerosas corporaciones que se nutren de los deseos de aquellos que queremos mantener una vida sana y en equilibrio, además de esta forma no meto en mí cuerpo ningún pesticida o ese tipo de cosas malignas— afirmó— Se que tu tendras alguna queja al respecto pero cuando menos lo esperes montaré mí propia huerta en nuestro balcón. 

 

Una sonrisa inconsciente se desplegó en mí rostro al caer en la cuenta de lo bien que me conocía. 

 

—Yo no tanto pero nuestros vecinos se que tendrán algo que decir sobre esta fascinación tuya.

 

— Qué va, si nosotras podemos soportar los ruidos que ella emite cuando se aparean como animales ellos tendrán que soportarme cantar mientras riego a mis bebés.


 

—Eso me suena a celos—comenté acercándome a la mesa para tomar una de las donas que habíamos comprado hacía dos días atrás. El aire las había corrompido y arruinado y ahora estaban tan duras como mí espíritu—. Eso sucede cuando no has tenido acción en un buen tiempo — añadí mascando sin ningún rastro de educación la masa , impregnando mis papilas de la Nutella que salió a chorros ingresando en mí sistema luego de clavarle los dientes. 

 

— ¿Qué sabrás tú de eso—contraataco.

 

— ¿Por qué ? — murmure haciéndome la desentendida e ignorando el tono de reproche en sus palabras.

 

— Vaya mira que he escuchado historias locas de lo que le hace la bebida a la gente, aún así esta es la primera vez que veo de cómo este le borraba la memoria a alguien. Puedo ser una muy buena amiga o una pésima depende de tu percepción sobre ello. Acaso me haras  recordarte lo que pasó ayer, aquí, con un tipo alto, cabello marrón, camisa blanca, pantalones de jeans azules, encantador, el mismo que según tú fue adorable y te conquistó cuando te halago por tu acento. Motivo por el cual decidiste traerlo a nuestra casa. Y si yo podría haberte detenido y haberte pedido que lo reconsideraras aunque habría sido en vano , estabas ebria y además tu insistencia era imbatible, así usará todo el poder de convencimiento con el que vengo desde la cuna , no habría servido en absoluto porque tu estabas muy convencida de que habías encontrado al señor perfecto y quién soy yo para negarte algo, somos un equipo, lo que sea que te haga feliz me hace feliz a mí. Aunque…

 

—Aunque, ¿qué?

 

—Desconocía que te acostarías con este tipo, que lo meterías allí no para mostrarle tu colección de biografías de mujeres poderosas sino que lo harías para darle un tour por tus sábanas. 

 

Mí boca se abrió de par en par al oír eso.

 

— C... ¿Como?

 

— ¿Cómo lo supe? Oh linda, quizás tú pensaste que estabas siendo sumamente discreta y que la música taparía tus gritos sin embargo cada persona con la que me crucé tenía lo mismo para decir, ese tipo debía de ser muy bueno en el acto y debió de darte lo que esperabas. Incluso un chico me consultó preocupado si no teníamos encerrado a un husky por cómo aullabas. 

 

—Carajos— dije en un hilo de voz, tapando mi rostro, completamente avergonzada.

 

Solo los pasos de Georgina consiguieron que yo pudiera salir de mi “escondite”.

 

— ¡Hey! no tienes porque avergonzarte el sexo es algo normal de no ser por el no estaríamos en este planeta, poblandolo— aseguro posando una mano sobre mis hombros — Lo que si, si no quieres que la gente hable deberías mantener tu volumen más bajo o puedes probar con llevar a tus conquistas a un sitio más privado no donde haya decenas de personas.


 

—Por favor no vengas a aleccionarme sobre cómo comportarme porque no estoy de humor para ello, de hecho preferiría que no lo hagas — le advertí. Como que tampoco propongas nuestro hogar como sede de las fiestas post fiestas. 

 

—Diablos si que eres vieja , querida— se burló— Ni siquiera puedes usar la terminología correcta.Se lo llama “After party” — remarcó con sus labios cada letra que sale de ellos.

 

—Es en serio Georgina ahora ni siquiera puedo encontrar el compañero de este,—puse en alto mí tacón —Y eso es un gran problema, principalmente porque la clase empieza en media hora, estamos en hora pico y con la suerte que tengo no encontraré un bendito taxi en toda la ciudad . Llegaré tarde causando una pésima primera impresión y ya sabes lo que dicen, la regla esa de la puntualidad elegante no aplica al mundo de los adultos, tal vez sea bueno para excusar a un adolescente irresponsable , ya dejé atrás esa etapa de mí vida, esos errores quedaron muy en el pasado, no puedo regresar a eso, me lo prometí a mi misma.

 

Para ser alguien que estaba siendo víctima de un terrible dolor de cabeza me sorprendia la capacidad que tenía de hablar a semejante velocidad. Las oraciones se chocaban unas con otras y aun así mi compañera logró entenderlo absolutamente todo. Era un milagro que mi lengua no se hubiera enrollado y mi discurso hubiera quedado a mitad de camino.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.