Suceso Inefable

Capitulo 7

El fin de semana llegó en un abrir y cerrar de ojos, la familia Pall estaban discutiendo sobre quien había ganado en el famoso juego UNO.  

—Hiciste trampa porque yo vi claramente cuando quitaste la tarjeta roja y gritaste uno, eso no se vale Sonia… no, yo no estoy de acuerdo —reprochaba haciendo una mueca con sus labios, moviendo su dedo índice negando que gane su hermana Sonia.

—Déjame ganar —miraba con rabia su hermana menor, Glenda. Fernanda adoraba ver molestas, y que de la ira inflara sus cachetes como el hada de tal película que no se acordaba.

—Me aburrió el juego, voy a tomar agua… —se levanta del suelo de la sala para ir a la cocina a escuchar conversaciones ajenas, sobre su hermano y madre.

—Fer is a liar, she wants to escape from us —hablaba Sonia a Glenda quien no le entendía del todo, la primera niña tiene la capacidad de retener las palabras de inglés aparte por la escuela que le enseñaba, su padre Mike les ponía videos en el idioma extranjero cosa que le iba de maravillas a ella, ya a su corta edad decía frases en ese idioma, mientras a la otra se le dificultada. La acusada se reía porque la habían descubierto.

Tenía sed, fue a la cocina y de pasó agarra sus galletas favoritas para no solo verlas sino para comer escuchando el chisme.

— es que no le entiendo madre, Betsy se hace la difícil. Un día me coquetea al otro ni me para bola, un día me sonríe al otro me ignora… quise darle un beso y me manda al gorila de su hermano a amenazarme —suspiraba quejándose de las locuras de la juventud, sobre todo con la chica que le gustaba. Fernanda se reía porque a esa edad todo es pasajero.

— en primer lugar jovencito, no la trates a ella como si está loca, es una muchacha que se da su lugar y no tiene nada de malo mi corazón, fuese otra hace rato estuviese a tus pies, mi hombre atractivo —le aconsejaba su bella madre quien prepara las típicas galletas de avena para hornear y regalarse a los niños del orfanato la cual visitaba.

— Betsy no está loca, todos tenemos defectos que nadie los entiende, ya llegara alguien mejor para ella. En cambio los hombres se enamoran cuando los ignoras —terminaba por decir Fernanda, Thomas le quedó mirando de forma ridícula enarcando una ceja, mientras que la madre formada una sonrisa.

— vallan las mujeres se pusieron de acuerdo. En fin era dos años mayor que yo, si no se dio ¿será por algo? — inteligentemente tuvo razón en acertar lo que la vida le estaba enseñando. Buscando en no quejarse. —se me cerró esta puerta pero Dios me tiene preparado algo mejor, siempre obra.

— oh mi amor, que cosas bellas dices… te amo tanto mi chiquito que ya está grande, de todas maneras siempre serás mi consentido — con cariño le hablaba dando mucha ternura entre abrazos y besitos en su cabeza, por ser el único hijo varón.

— Madre… me harás sentir celosa —molestaba Fernanda reflejando su sonrisa perfecta. —iré a dar una vuelta por Salinas, quiero salir, bastó con la cuarentena del 2020 para estar encerrada por meses.

—Cuídate —exclamó Belki, Fer le lanzó un beso al aire.

El día estaba perfecto para nadar en la playa, en broncearse, pero no tenía ganas de meterse al agua sola, tenía miedo que algún tipo se propasara y ella sin protegerse. Conduciendo llega a su destino, caminando sola por la calle, observando como siempre a la gente con el más mínimo detalle, era dueña de los minutos que se relajaba en el lugar, aunque le hubiese gustado tener con quien pasar el rato.

Cuando finalmente iba a llamar a Paola, su amiga, alguien que se topaba últimamente con ella, de nuevo aparecía ante su vista, Fernanda ahora si tuvo una pizca de tener porque ver lo a Maximiliano y su lindo rostro, una vez más, pensaría que se tratase de un acosador, los hoyuelos del hombre no duró en aparecer en sus cachetes. Maximiliano y Fer se perdían en la mirada del otro.

—Juntarnos la vida otra vez —admitió relajado, por otro lado el hombre pensaba de otra manera, era muy estúpido que no se dieran cuenta que tenía una química, algo que los conectara, su instinto e intuición estaban presente como desde el primero momento que la vio. —es agradable un encuentro así.

—Para usted únicamente debe ser lo —concluye sonriendo de manera sarcástica, inclinando su cabeza.

—tal vez es porque queda pendiente una salida y el motivo de por qué estaba triste la última vez que casualmente te vi allí —logró más que ella bajara la cabeza y se pusiera un inquieta, se dio cuenta Max del cambio.—cambiando de tema ¿Qué haces por aquí?

Y de nueva se asoma la sonrisa, junto con esos ojos de bondad, oscuros pero pese a ese efecto transmite paz, tranquilidad, es lo que busca él y creo que lo ha encontrado.

—Admirando lo bello que es el lugar, se disfruta mucho —le hablaba con franqueza mirando a sus ojos azules, descifrando cual serían sus intenciones. —Disculpa ¿me estas siguiendo? Es seguido que nos estemos topando, la verdad, espero que no seas un…

—Alto allí, para nada te estoy siguiendo, es mera coincidencia que te vea y quiera hablar contigo nada más –aclaraba sin bromear el hombre.

— ¿hablar conmigo? Pero ¿de que podríamos hablar? —Ese dulce rostro que casi lo ha hipnotizado a Max, como si de un ángel se tratase, esa mirada cuando retadora, se dio cuenta que como no lo conocía, ya sabía por dónde iba. —eres admirador mío, ya entiendo.

—No soy un simple fanático de usted como el resto, yo deseo conocerla —aseguro decido sin pelos en la lengua. —el plan es que conozco un restaurante cercano y podríamos empezar una aventura.

—Qué bueno, solo que ya tengo planes para hoy… y no tengo tiempo disponible —Fernanda para no sonar como una amargada siempre utilizaba con ese tono dulce, había escuchado lo más estúpido en el día, ¿empezar una aventura? Con quien ha tratado como para hablarle de esa manera a ella, ni en lo más mínimo puede dedicarle tiempo a un hombre que solo la vera como una aventura.  




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