Suceso Inefable

Capitulo 11

— ¿Qué tal? ¿Hicieron clic? —molestaba el padre de Fernanda, a lo que ella le da una cara de: no inventes.

—yo no quiero que mi ñaña tengo enamorado, cada vez que lo tiene se olvida de nosotras —un punto a favor para la queja de Sonia, quien se había dado cuenta de ese detalle importante, los miembros de la familia no dudaron en reírse.

—Por cierto te trajeron una caja de productos de un emprendimiento, lo dejé en tu cuarto —informa su hermano, Thomas.

—Gracias Tom, mami por si cierto estoy llena así que no comeré, de hecho ya no bajare a la sala, rezare en mi habitación, hasta mañana a todos  –se despide dando un beso a cada uno de ellos, menos a su madre, quien como siempre ira a ella para hablar lo de esta tarde con el hombre.

La conocía.

Cuando vio la caja en su cama, no dudo abrirlo con una sonrisa, le fascinaba que le regalaran cosas aunque no fueran del todo sincera, el propósito es, que ella en sus redes sociales promocioné los productos, porque había firmado un contrato con la empresa que su padre trabajó.

Se trataba de una mascarilla facial, no dudo en colocarse el producto para hablar la realidad.

Mientras tanto organizaba su agenda semanal, revisaba sus motivaciones la cual la mayor era viajar a Noruega, también estudiar una maestría en su carrera, alguien con aspiraciones de superarse. Pensaba en grande, y se programaba para metas a corto plazo.

Cuando la alarma suena que ha pasado ya los diez minutos de la mascarilla, recuerda algo muy importante que había pasado hace días. Vio la hora 10:10 en su reloj, puede que sea algo insignificante para los demás, pero no para Fer, no para ciertas personas, de ley prestó atención en ese profundo deseo.

El número uno lleva consigo una fuerte vibración en sí mismo. Combinado con el número cero, esta vibración es aún mayor.

Sabía que puertas estaban por abrirse, manteniéndose con pensamientos positivos, soñar en grande, comienzo finales, pero nunca un final, salir de su zona de confort, su espiritualidad, sus ángeles se trataban de comunicar, no directamente, pero si con señales. En una de esas el tema del amor, era que iba en un buen camino.

Cuando se quita el producto en su rostro con agua fría, siente su piel como la nalguita de un bebé, habla de ciencia por la experiencia, contenta con el resultado, agarra su celular y comenzó a grabar.

—hola chicos, quiero enseñarles el regalito que me han hecho mis amigos de la empresa “Ameeggas” como siempre innovando nueva ideas pensando en ustedes, acabo de probar su nuevo producto de mascarilla, llamado “Alana” y quede totalmente fascinada de mi piel, es súper recomendada —finaliza despidiéndose con su mano de forma cariñosa, viendo de nuevo el video a ver si hubo un error, no olvidándose de etiquetar al negocio.

Cuando siente que ya es hora de rezar, agarra su rosario, era una gran devota de la Virgen María, honraba a su madre de rodillas, que interceda por los pecados que día comete, buscando la llama de su amor, mas no morir de una forma despiadada.

—Sagrada María, vuestro esclavo soy, con vuestra licencia a pasar esta noche voy. No permitas Madre Mía, por tu linda inmaculada concepción, que caiga en pecado mortal  muera sin confesión. Vos como mi buena madre, con mi buen padre, y la cadena espiritual del templo del buen pastor, deme su santa bendición, para pasar esta noche sin ninguna una tentación —al terminar se persigna, suelto un suspiro porque se siente esa paz como habitaba en su interior.

Escuchó golpes en su puerta, sonríe al saber quién es.

—hola mi corazón, yo no puedo quedarme con esta angustia de madre al saber que has salido con un hombre, no me gusta el chisme pero me entretiene —se defendió Belki riéndose, entrando al cuarto mientras tomaba asiento en la cama junto a su hija.

—Señora Belki le cuento que fue muy lindo —exclamo haciendo énfasis de lo feliz que estuvo. —me llevó a un buen restaurante, se portó como todo un caballero, estaba atento a lo que decía y sobre todo, pagó la cuenta.

Eso último hizo causar risa para ambas, debido que algunos chicos que intentaban salir con Fernanda, le había propuesta de pagar la cuenta a mitad, cosa que ella no aprobaba.

—Sabes aún recuerdo las palabras de Bárbara que una mujer debe enamorarme de acciones, mas no de un concierto de palabras, que tiene que ver como el premio mayor —finalizó con sus palabras Fernanda con una sonrisa triste al recordarla, aun no podía creer que haya falleció a causa de esa pandemia en tiempo atrás.

—Y me alegra saber que lo recuerdes, ella te brindo consejos sabios en el tiempo que estuve ausente —como madre quien no estuvo con su hija tres años, regresó siendo una mamá osa.

—Hay algo que debo contarte mamá—enarca una ceja mirando fijamente los ojos oscuros de su madre. No sabía cuál sería la reacción el que ella sepa sobre Isabela. —el hombre con el que salí hoy, es Maximiliano Andrade.

—Hijo de esa fiera —susurró Belki observando los ojos de su hija, levemente mostro una impresión, no sabía que decir, hace tiempo que no escuchaba sobre aquella familia de dos.

A Continuación le comunicaba como había dado con ellos, por un rato el silencio de Belki dejo mucho que pensar sobre Fernanda.

— ¿Y que harías tu Fernanda? ¿Si tu hija saliera con el hijo de la mujer que casi destruye tu hogar? —el tono de voz de la madre sonaba a mucha indiferencia, su mente hacia que imaginase de nuevo a Isabela, y un aparecía un sabor amargo a su boca. 

—Si me lo preguntas a mí, y si veo que con el tiempo ha pasado y el hijo resulta ser una maravillosa persona, le dejaría salir… —para Belki no le sorprendió la respuesta de su hija, no era ella una persona que guardase rencor.

—Yo no te puedo prohibir nada Fernanda, solo sé que fue una salida, tampoco voy a hacer un drama como si fueran a casarse…




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