Suceso Inefable

Capitulo 14

No dejaba de mirarlo, quería verificar si mentía, no existían cuentos de hadas, eso lo dejó en su juventud, tenía que él pasar por un duro proceso, tenía que aquí dedicarle su tiempo, dejándole el poder a él, manteniendo el interés.

—Si me traes soluciones y no problemas, puedes quedarte en mi vida —y con voz femenina exclamo, inclinando su cabeza, mirándole de forma tierna.

O si no que no estorbara.

—el día de hoy me levante súper que mal, tenía pereza de venir al local, pero me acorde de que tenía una cita contigo y no iba a perder esta oportunidad —confesaba, Fernanda ya había apartada su mano con la de él, no quería perder su dignidad.

—felicidades, esa es la actitud de tener que pensar en positivo, por lo menos conmigo siempre estarás feliz —regalándole una energía, que sepa que no habla por hablar, que ella estaba escuchándole y sacándole una sonrisa, sabía que tal vez pasaba por estrés, ella igual, que por lo menos se olvidaran ambos de todo eso, y se concentraran en un poco de diversión.

—Vamos al restaurante —recalcaba la invitación, el plan de los dos, claro estaba que Fernanda fue al lugar Maxippixa con el único objetivo de que había dado su palabra, lo hizo por el emprendimiento que era parte de su trabajo con la campaña de la península, no por el hombre.

Este no quería tenerle todo el tiempo en medio de la multitud, hablar sin interrupciones es lo que quería, se aseguró planificar a llevarla a un restaurante de buena calidad, impresionándole, parte de la conquista, no le pasó a buscar en su auto pero lo que si era en mente llevarla el mismo a su casa, por eso le mandó un uber a que le recogiera.

El primero se levantó del asiento para ayudarle con el de ella, caminaron juntos pero no apegados, el seguía respetando la decisión de no tocarla, ni buscaba por ahora, que ella entrara en confianza.

En el auto no dejaron de conversar, más bien de Max preguntar, ella en lo poco que contestaba lo hacía de forma divertida, tranquila, era reservada con su vida, él estaba atento en la conversa. En la hora de la cena el decidía su plato, y dejaba que su compañera eligiera, simplemente ella viendo el menú se veía tan linda concentrada, realmente hermosa, de verdad.

No le iba a decir que le había visto durante la semana con otro hombre, quizás una cita, un pretendiente tal vez, no se enojó, ¿reprocharle? ¿Por qué? No era nada ella, solo que se prometió conquistarla, impresionarle, porque el corazón quiere lo quiere.

—Mira te he comprado algo —dijo el hombre sacando de su bolsillo, una cajita que adentro llevaba una cadena con el dije de un ave fénix, Fernanda enamorada con el detalle le permitió que le póngase allí mismo el regalo.

—es hermoso Maximiliano, gracias —exclamaba con euforia, la gran felicidad se expresaba en su rostro, el daba y ella recibía, Maximiliano por el simple que ella estaba feliz, lo hacía feliz a él, sobre todo que el dije tenía un gran significado.

—Apreció tu regalo —una vez más era agradecida ella, Fernanda le dejaba que él tenga sus actitud, comportamiento, aspiraciones y su masculinidad. Dejándole ser hombre.

Max recibía información que le gustaba que le regalasen cosas, parecía una muñeca. 

Ya finalizando la cena, dicho y hecho le llevo a la puerta de su casa, estando tranquilo consigo que llegara sana y salva.

Los días pasaron, los mensajes por parte del hombre llegaban contestemente a ella, ganándose la confianza, en el proceso de la conquista, porque cada caso es individual. Por una parte de Fernanda quería darle la oportunidad, pero disfrutaba ver todo lo que hacía Max, sabía que pronto dejaría de insistir, y bueno no perdía nada, ganaba valorarse aún más.  

—Hola Bella ¿Qué haces? ¿Cómo estás? —eran esas preguntas que repetía, y no le molestaba, le gustaba que se preocupase. Estaba ocupada arreglando unos papeles de su trabajo, arrodillada en el suelo por la caída con la carpeta en manos mientras que con su hombro sostenía el celular hacia lo oreja, Fernanda.

—Hello Maximiliano, no te habías reportado en el día ¿Cómo estás tú? Estoy alistándome para salir e iba retirar una caja —no mintió la mujer, en ese trámite estaba, solo que no contaba con tener que recoger el desorden que provocó. No solía contarle muchas cosas de ella, y las veces que lo hacía, porque se lo merecía o porque necesitaba favores. 

—de verdad bonita, pero si quieres yo lo voy a ver, así después salimos —propuso el, intentando salir con ella en algo imprevisto, aunque sabía que lo rechazaría porque ella le dejo bien en claro que los planes de un rato a otro no le gustaba, por lo menos hacia el intento.

—acepto la primera opción, la segundo no porque debo salir con unas amigas —Fernanda miraba a todos lados de su cuarto, tratando de sonar con la verdad, pero mintió en realidad no iba a salir algún lado, iba a leer un libro que había comprado o ponerse a ver la misma serie Glitch. —eso sería muy amable de tu parte Max.

—Por supuesto, dime la dirección para llevarte el paquete —exclama el hombre de bellos ojos azules, con su voz ronca, con su mano gira el volante de su auto cambiando por un camino diferente.  

Puede que el ya estuviera cansado, frustrado de no poderle tocar, abrazar, besarla, pero no podía dejarla sin conocerle, o todo ese tiempo que le haya invitado a salir estaría perdido, ya por le menos se despedía con un beso en la mejilla, un paso adelante.

No se había dado cuenta hasta qué punto la respetaba, que dejo de salir con más mujeres, es amable con ella, es amable con el porque se sincera cuando esta ella, puede ser el mismo, sin prejuicios.

El finalmente había llegado a la casa de ella, haciéndole la entrega de ese paquete.

— ¿Cómo estás? ¿Te sucede algo? —pregunta con curiosidad Fernanda, frunciendo el ceño. Dentro de hombre se quedaba asombrado, que comía que adivinaba, como puede tomar en cuenta eso cuando los demás ni lo notaban.




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