Capitulo 17

La nueva pareja ya se mencionaba en varias personas, que por más que quiso la mujer tener privada su relación fue en vano, porque conocía el trabajo de un joven donde se encargaban de dar las ultimas noticias que sucedían en la Península, ganando bastante vista en YouTube.

Podría denunciar, sí, pero perder el tiempo en algo que otra persona puede tomar su lugar, definidamente no lo haría. Y a pesar de aquello, no dejaban de ser felices la ahora nueva pareja.

De verdad que la mujer se sorprendía, porque su pareja era de esos que ya se iban extinguiendo en el mundo, la forma en como le consentía, siendo trataba de reina, era una cosa seria en esas fechas, porque aunque sonara cosas tontas, locas para el resto, a ellos le gustaba y le importaba muy poco los rumores de alrededor.

Dos hermosos meses, estando juntos como pareja, sintiéndose la necesidad que ya no más era sobrevivir en el mundo sino de vivir más que nunca, Maximiliano se sentía orgullosa de tener a una mujer como ella a su lado, realmente era el gran premio.

—wau, te felicitó, es una de las mujeres más hermosas de aquí y una de las pocas que tienen belleza natural y que sea tu novia… a que no sabes a cuantas personas frecuenta este lugar hablando de mujeres y una de ellas, es la señorita Pall… —Maximiliano pestañeó al oír aquello, que persona en su vida le había felicitado por aquella mujer… y aunque era verdad lo que él decía Fernanda nadie podía tomarle por encima, porque siempre está a un paso de más. 

Siempre se preguntaba del porque no le habría prestado atención antes, la respuesta era sencilla, estaba idiotizado por Elisa que no pensó en otras, porque cuando el ama es de verdad, buscar a alguien por pasar el rato era casi nulo, y una manera muy sucia de jugar.

—gracias… si a decir verdad soy muy afortunado —respondió con una sonrisa pegado a su rostro, el oyente detrás del mesón de madera abrió los ojos, disimulando su gesto, el que ese hombre haya sonreída de forma muy especial… parecía que fuera el fin del mundo, puesto que siempre era distante, frio en el lugar, reservado con sus pensamientos.

Fernanda se sentía contenta con la relación, no obstante siempre mejorando su amor a ella, porque si él decidía terminar la relación –aunque no se venía venir –debía estar preparada para no llorar, sino ponerse más linda, porque una mujer inteligente no se enamora tan velozmente.

—de acuerdo, entonces no debo de abrir mis brazos a él ¿aun? —le decía su amiga Jocelyn de cabellos oscuros, al igual que su piel, era pocas las veces que se veían junto con su amiga Paola, la pelirroja, la más loca de todas.

—obvio que no reina, mira si tú te empiezas a convertirte en su terapeuta vas a perder el tiempo siendo su salvavidas, que a la final solo te traerá problemas —fue muy clara Pao llevando el licor a sus labios color carmín.

—honestamente es la verdad Joce, en mi relación de ahora, él estaba atravesando por una ruptura amorosa pasada que fui bien clara desde un principio sobre el tema, porque hace rato me hubiese visto como un pasatiempo… no seas nunca la segunda opción de nadie, se siempre el premio… a esta le falta ver los videos de Tania Lucely —exclama con certeza Fernanda, golpeando suavemente su rodilla con su mano.  

—no elijas a un hombre que puedas cambiarlo, eso no existe, mejor tu cambia del tipo de hombre que quieres tener, alguien que te valore —seguía insistiendo la psicóloga que ahora no estaba en el trabajo, sino ayudando a su amiga, abriéndole los ojos.

—Pero yo lo amo… y quiero ser leal a él… —respondió con un hilo de voz la pelinegra, agachando la cabeza, ante las palabras fuertes de sus amigas, mientras en su pensamiento solo podía decir que ellas no le ayudaba en nada.

—y mira hasta donde te llevó la clase de amor que recibes de ese tipo… esa lealtad a un hombre que no te demuestra su amor, salvo cuando le conviene, te puede matar rompiendo tu corazón… —de nuevo hablaba con franqueza Paola.  

—le dicen romea —le molestaba Fernanda, ante las palabras, moviendo sus manos en dirección de su amiga, haciendo sonar las pulseras de piedras preciosas que su enamorado le mando a diseñar para ella, sabiendo cómo le encanta esos tipos de accesorios, que no podían faltar, porque con ellas atraía la buena abundancia y dinero.

Maximiliano le había mandado un mensaje afirmando que ya estaba cerca del lugar. Así que Fernanda se despidió de sus cómplices para que su alma saliera corriendo en busca de él, mientras que el cuerpo caminaba despacio.

El a estaba bajando de su auto color vino, una publicidad pegada en el vidrio fue el centro de atención de Fernanda, se acercó Maximiliano abrazándole por la cintura, descansando su cabeza en el hombro de ella, mientras depositaba un sonoro beso en la mejilla.

No prendió su campo de defensa al sentir esas grandes manos en ella, el reflejo le hizo dar cuenta de quien se trataba, y por la forma en que colocaba tan bien sus caderas, solo él podía hacerlo. Al girar se encontró en cielo azul profundo.

— ¿Qué tanto mirabas mi reina hermosa? —allí aparecía de nuevo esa sensación de felicidad ante dicho comentario, agradando su felicidad, plasmada en el rostro de la halagada.

—Nada, viendo esa absurda publicidad de Ap… —ella soltó un suspiro pesado, con cierto enojo en su tono de voz.

—Mmm la isla del olvido —informa asentando la cabeza, mientras trataba de no tomarle importancia al asunto debido por cosas que él no estaba de acuerdo. -¿tú has ido allá?

—Ni muerta iría al lugar —fue un comentario que le salvaría la vida. —ellos son ladrones con corbatas, que solo incitan a nosotros en alimentar su ego, porque si esa no fuera la razón, ni nos mirarían…

—no te entiendo Fer… ¿Qué tienes contra ellos? —la expresión de Maximliano, arrogando la frente, mientras se quitaba las gafas del sol para visualizar mejor, le hacía quedar con una duda tan grande al escucharla. Ella sabe algo.