Suceso Inefable

Capitulo 21

—Fernanda, yo me muero de amor por ti, aquí entre nos me siento afortunado de estar a tu lado, te amo mujer, me alegra que Dios te haya puesto a mi vida… —Fernanda se lanzó en él y lo abrazó muy fuerte, a Maximiliano le tomó por sorpresa la reacción tan cariñosa de ella, le agarra por la cintura y le acariciaba la espalda.

Ella no tenía problemas, estaba feliz, él tampoco se sentía estresado o angustiado, simplemente el abrazo de pareja, una comunicación sin palabras, fortalecía una felicidad sin necesidad de un caos, demostrando su amor, mejorando la relación.

—Y yo también soy feliz en este momento —era ese hermoso extraño, que estaba en sus brazos, se desprendió de él, pero no obstante dejaba de acariciar su mejilla mojada.  

— Solo que aún no logro entenderme como es fui tan paciente al estar en citas—ella se acomodaba en el regazo del hombre, no ayudó en nada para la estabilidad de él, con su mano derecha la coloco encima de las piernas de Fernanda, de manera sutil. 

Fue interrumpida cuando Maximiliano acarició más arriba de la pierna, no media las consecuencias, veía el deseo en la mirada, y ella lo detuvo, ese hombre le absorbía y lo descubrió con esa noche interminable, él era sinónimo del placer extremo.

—no sabes que cuando hay gente cerca, se siente diferente la emoción —esa voz sensual de él, era lo que le atraía a la mujer, ella permitía que acaricia en forma circular la parte interna de su muslo, le enloquecía, fingía que no pasaba, cuando en realidad se derretía como hiele, también se calentaba más que el sol.  

—Sé que la pasión es tu guía… para Max… —amaba la forma en que ella apartaba la mirada. —la intimidad es algo entre nosotros, por favor, aquí no…

—sabes tus gemidos sea a convertido mi sonido favorito —Fernanda abrió los ojos, sentía el calor en sus mejillas, pudo haber escuchado alguien. — ¿a dónde quieres ir? —mencionó susurrando Maximiliano, como quien no quiere la cosa.

—Hacer comprar —Fernanda se mordió el labio, tratando de no reírse, tenía que poner un límite que no siempre tenía que ser lo que él quería.

Ya esas minis vacaciones, esa pequeña luna de miel había pasado, aunque con pena de abandonar tan hermoso hotel, regresaron a sus responsabilidades, pues ella no quería regresar, había sido tan especial.

Isabela al parecer lo que fue un viaje de vacaciones, decidió hacerlo duradero por un tiempo, no están sola, siendo acompañada por un viejo amigo que ahora le pretendía.

Fernanda estaba en la gran sala, recostaba cómodamente en su mueble, siendo acompañada de nuevo con dos de sus amigas cercanas. Se trataba de la agradable Briana y de la loquilla de Paola.

—Así que nuestra querida Briana está siendo conquistada —le molestaba Fernanda, su sonrisa estaba de oreja a oreja, estaba con sus amigas que se podía esperar de ellas.

—enamorada así como así, no, pero si me atrae bastante, él me dijo que era divorciado y realmente lo es porque obviamente le pedí su cedula y efectivamente habló con la verdad, su nombre es Jhosue… aunque sus hijos, son un caos, tiene un casi adolescente de once años y sus gemelas que tienen cinco… yo quiero en algún momento ser madre, y tal vez el ya no pero… igual por lo mismo no hay que hacernos ilusiones, aunque mi regalo una laptop, tras que fui yo quien le choque el auto me regala cosas —ella misma se reía de la ocasión. 

—Bueno amiga tienes razón en ese sentido, puedes conseguirte a alguien que sea soltero, de hecho son pocos los hombres que quieren tener hijos… pero no te hagas problemas, en mi caso no ha necesidad de estar enamorada y mucho menos mocosos, así que si lo vas a terminar me lo pasas —Briana le lanzó una mirada matadora, dejando claro que no, Paola enseguida se dirige hacia Fernanda que está un poco ida. —y tu Maxi ¿quiere tener hijos?

—Siempre me dice que quiere formar una familia conmigo, aunque yo… yo aún no le he contado el tema —tartamudeada la mujer, las amigas captaron de que ella no le había contado a su pareja lo que le pasó hace tiempo. —chicas, no me presionen, él no lo hace, bueno Max sabe muy poco de mi hijo pero siento que aún no he superado del todo aquel momento desagradable y me da miedo.  

—hazlo, porque tu casi marido vale oro, no cualquiera supera a las miles pruebas de la señorita Pall, así que dile, o si no lo perderás —le aconsejaba Paola, mientras comía trozos de piña, saboreando mejor.

—no creo en eso, porque mamá dijo que cuando una mujer se enamora de verdad de un hombre, la única persona capaz de arruinar ese amor es ese mismo hombre... —recalcó Fernanda aquello, y estaba consciente de que todos esos meses la mayoría eran momentos de amor y felicidad, alejaba esos pensamientos de que algo no puede ser tan perfecto, porque con ello atraía algún mal.

—recuerdas Fernanda cuando en la universidad nos decían que éramos la encarnación de un demonio con curvas —mencionó cambiando de tema Paola. —éramos muy malas con los hombres, no le dábamos chances a cualquier que quería estar con nosotras.

—exactamente, no me considero mala, la verdad evite bastante a chicos dominantes y posesivos, lo viví una vez, dos veces ya es vanidad.

—quien iba a creer que tus consejos nos serviría bastante a muchas mujeres, ganándonos el odio por parte de varios hombres —Paola impresionaba contestaba, ella era muy bella pero sin embargo aún no quería comprometerse a algo serio, estaba joven, y eso de que el tren se le pasara, era absurdo para ella. —o sea mírate mujer, siempre progresas en la vida, estas con el hombre que de verdad te aprecia mucho.

—Paola, ahí vine el consejo de mi padre y de Bárbara que el hombre si ama a una mujer, no le hace faltar nada —fue bien clara la mujer Pall, levantando su ceja, con potestad.

—Brindemos por la señora Bárbara quien te enseñó todo estos secretos —alzaba la copa Briana, recordando a una señora que no pudo conocer, sin embargo el mensaje llegó a muchas personas.




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