Suceso Inefable

Capitulo 23

Fernanda se encontraba en su horario de trabajo, observando el detalle que estaba encima de su escritorio, flores bien ciudades y el globo de helio en forma de corazón, donde venía con una carta:

Valoro cada parte de ti, mi Fernanda.

Gracias por ser la enamorada que eresJ.

Max.

Al terminar de leer el recado, una sonrisa se instalaba, como no enamorarse de él, y de su linda forma de ser. No cabe duda que en ella habitaba una felicidad inmensa en su corazón.

Y con esa responsabilidad que aprendió siguió con su trabajo toda la mañana y tarde, revisando en su computadora, ordenando documentos, atendiendo pacientes con caras nuevas, otras reconocidas, también había cambiado de fotografía en cuadro que tenía a su lado, siempre estaba una foto nueva de su hijo, recordándole y llevando consigo a todos lados. Pensando en muchas cosas, en su noviazgo con Maximiliano, viendo como está bien, ya tienen un año y ocho meses de relación.

Una de sus amigas Briana preguntaba cuanto tiempo esperaría para que le dé un anillo de matrimonio, porque casi ya iban a dos años.

—Las mujeres que saben de su valor no esperan a nadie —fue la respuesta que le dio a su amiga Briana, recibiendo Fernanda, muchas preguntas de cómo era eso, si acaso había terminado su relación.

Pero a decir en verdad, Maximiliano siempre recalcaba que quería un futuro juntos, presentaba a todos de que ella iba a ser su esposa, hablaba de tener cuatro hijos, cada vez que el tema se topaba, Fernanda simplemente sonreía, su relación era en serio, ella también quería formar una familia, caminar de la mano con ese hombre de mirada azul, sonreír, pero ahora solo quería disfrutar, nada más.

La jornada de su profesión había acabado, era hora de huir de ese estrés que también tiene, había agarrado las llaves de su auto y tomado rumbo a ese sitio donde promete paz. Quiso ir a la playa, sabía que a esa hora el atardecer hermoso se presentaba, y que poquísimas personas eran testigos de aquel momento.

Cuando finalmente llegó, camino sin los tacones, sintiendo esa constancia arenosa entre los dedos, cerrando sus ojos, sintiendo la brisa y el aroma del mar, por esos lugares no había un bosque, o grandes árboles donde se pudiese conectar pero si el océano.

Amaba esa parte de espiritualidad, de agradecimiento en el planeta que habitaba, del universo, de Dios, simplemente estaba parada, observando, nada más, permitiéndose respirar.

De lejos observaba la pequeña Isla Ap, elevó la comisura de sus labios con pena por aquel lugar.

—Siempre fuiste bendecida con una belleza, eres impresionante —exclamó alguien a sus espaldas, una voz que no reconocía Fernanda, no quiso voltear a ver quién era, no es como si le importase las palabras de un desconocido. —Nos me vas a saludar.

Esta vez Fernanda se fue caminando hacia donde había regresado, ignorando por completo aquel sujeto, no era de responder, una porque a pesar de demostrar seguridad, era bastante tímida y nerviosa, a veces lo controla, otra vez no.

Una vez que haya permitido sentir algo real, volvía a donde correspondía, primero pasaba viendo a su casi hermana, Betsy. Habían quedado en que ella iba a dormir a la casa de Fernanda, se llevaban tan bien, que iban a ese punto.

—Hola guapa —saludaba Betsy quien se cubría con un abrigo que le llegaba hasta sus pies de color negro y unas gafas en sus ojos, sumándole un gran sombrero color blanco. —Por fin llegas.

—De hecho llegue puntual —dijo Fernanda dándole un beso en la mejilla a su amistad ya estando dentro del auto. —Tú eres la que llegaste con anticipación.

—Eso es correcto. Y cuéntame ¿Cómo estás? 

—Que te puedo decir, cansada de ser feliz —exclamaba Fernanda con una sonrisa inmensa, en donde Betsy también sonreía. Ambas mujeres estaban yendo a un masajista, luego se iban a una peluquería para que le pintaran las uñas a Fernanda.

—Esa es la misma respuesta que me da mi hermano, ustedes sí que son tal para cual —respondía la actriz que se sacaba las gafas guardándole en su bolso. —A mí me hace mucha ilusión de tener un romance como el de ustedes, mi hermano están tan enamorado de ti.

—Bueno pues sus esfuerzos hicieron que le diera una oportunidad a tu hermano —.

—Una vez, Erick le preguntó cómo te había conquistado, a lo que Maxi contestó… —en eso soltó una risa Fernanda, ya conociendo la respuesta. —que tú no te dejas conquistar, que cada día tiene que buscar la manera de llegar a ti…  En mi opinión eso es demasiado hermoso.

—Es verdad, Maximiliano es tan bello —pensaba Fernanda.

—El  hombre te ama, te protege, y te provee —seguía hablando Betsy. — ¿Cómo haces para tener la suerte de encontrar un hombre así?

—Hice lo contrario a lo que la mayoría de las mujeres hacen, y tiempo atrás yo lo hacía, simplemente me he esforzado por educarme y aprender de todo, sabía que guapa soy pero a veces de que sirve la belleza sin una buena inteligencia ¿No? Todos debemos conocer nuestro valor y saber que merecemos lo mejor, evitaríamos que vean la cara a muchas personas.

—Realmente te debo dar las gracias por tus consejos de mujer hacia mí, como sabes yo no tengo una hermana mayor pero yo te considero como una hermana, Maximiliano es un amor y me aconseja sobre que los hombres deben respetarme y no propasarse, pero él no me enseña como tú a cómo comportarme y que sitios ir, claramente hay mucho por aprender.

—Y agradece que estoy aquí —reía Fernanda. —En cambio yo si tuve a algunos que me aconsejaran, mis padres y la señora Bárbara solo que cuando era más adolescente pensaba que era cosas anticuadas y me sentía libre, pero gracias a Dios ahora ya no cometo esos errores.

Narraba con sinceridad Fernanda, ya habían llegado al sitio en donde se iban a consentir ellas misma, siendo así una tarde de chicas y de mucha conversa, la enamorada de Maximiliano le enviaba un mensaje a él, que ya había llegado a donde le había dicho.




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