Sueño de una noche

Lo que siento en realidad…

Gyomei siempre había tenido pesadillas, desde pequeño. Si bien las imágenes a veces eran confusas y borrosas, las sensaciones eran tan nítidas como si las estuviese viviendo realmente: los olores, las texturas incluso los sonidos eran tan vívidos que el moreno a veces se despertaba por las noches sin saber si lo que había vivido era un sueño o no. Cuando se lo contaba a las demás personas lo tomaban de exagerado, por lo que pronto dejo de hablarlo con la gente y solo asumió que siempre tendría que vivir con los monstruos de sus pesadillas.

Muchas veces soñaba con seres que lo atacaban pero que él no era capaz de verlos, solo percibía donde estaban por los gorgojeos y gruñidos que producían… De vez en cuando oía los sonidos de una cadena, incluso podía percibir el frio metal en sus manos. Pero lo que más lo perturbaba era el olor a sangre. Por las mañanas se levantaba sudando y asustado teniendo la sensación de haber matado algo con sus propias manos, pero al verlas estaban limpias. Debido a estas pesadillas Gyomei desarrollo un rechazo total a la violencia, a pesar de ser bendecido con un cuerpo grande y fuerte aborrecía las peleas por lo que siempre se volcaba al diálogo y evitaba la confrontación. Esto le valió el título de “miedoso”, “afeminado” y otros tantos adjetivos despectivos.

De vez en cuando tenía sueños agradables, donde compartía tiempo con niños, jugaba con ellos y los protegía. Y, de vez en cuando, tenía un sueño especial, como esa noche: En ese sueño siempre aparecía una mujer. Nunca llegaba a ver su rostro, estaba como borroso, pero esta vez lo vio bien claro: era _______.

Ella estaba de pie junto a él, frente a su departamento, llevaba las mismas ropas que tenía la noche anterior en la que la acompaño a su casa, y a pesar de no haber ninguna flor cerca Gyomei sintió un perfume a flores, no estaba seguro de cuales eran, pero eran tan potentes que pareciera que estaba frente a un jardín o un campo.

En aquel sueño ella se le confeso, le dijo que quería ser su esposa, pero en ese momento Gyomei sintió una gran angustia en su pecho, había algo que le impedía aceptarla, empezó a decir algo acerca de ir a una batalla, él no sabía a qué se refería pero en los sueños todo tiene sentido por más extraño que parezca.

Entonces él coloco su mano en la cabeza de _____, justo como había hecho la noche anterior, podía sentí las fibras de su cabello en la yema de los dedos, como si lo estuviera tocando en ese preciso momento. Luego deslizo su mano hacia su mejilla y acaricio su pómulo con la yema de los dedos, pudo sentir la suavidad y tersura de su piel, su corazón estaba calmo, lleno de paz, y entonces dijo

— Creo que me permitiré soñar con este bello futuro, solo por esta noche, si es contigo.

Luego ella coloco su mano sobre la suya y cerrando los ojos le dijo.

— Sensei, mantengamos este sueño y luego de derrotar a los demonios ¡Volvámoslo realidad!

Fue ahí cuando despertó.

Las lágrimas caían sobre su rostro y mojaban la almohada. Otra vez ese sueño tan realista.

Se sentó en la cama y secando sus lágrimas vio el reloj, eran las 5:30 am. Era muy temprano, aun no sonaba la alarma. Trato de volver a conciliar el sueño pero aún tenía la sensación de tocar la suave piel de _____ y su corazón se agitaba.

No podré volver a dormir… mejor iré a correr.

Se colocó su ropa deportiva y salió a trotar un poco, solía hacerlo bastante seguido, el aire frio de la mañana lo ayudaba a despertarse y también a pensar…

¿Por qué soñé con ______? De todas las personas….

Quizá fue coincidencia, había pensado mucho en ella últimamente.

Desde que la vio por primera vez le llamo la atención, no estaba seguro porque, quizá porque es amable con los niños, o porque es pequeña y tierna, aunque cualquier persona es pequeña a su lado....

Anoche la encontró de casualidad en el supermercado y se preocupó al verla transitar sola, se ofreció a acompañarla a casa y ella acepto, lo hizo muy feliz. Mientras caminaban descubrió que tenían muchas cosas en común y pensó que podrían llegar a ser amigos. Pero hubo un momento, uno exacto, cuando acaricio su cabeza, ahí sintió un cosquilleo extraño que le recorrió el cuerpo.

¿Qué significaba aquello?

De pronto recordó las palabras de un matrimonio que llevaba sus hijos al jardín… era una mujer de cabello rosa y un hombre de cabello negro con ojos filosos. La primera vez que los vio se asustó porque la mujer comenzó a llorar y no sabía porque, luego le dijo que le recordaba a alguien de su pasado y que estaba muy feliz de verlo.

Hubiera quedado en el olvido, como una anécdota más que contar, pero la mujer agrego “Creo que usted es la reencarnación de esa persona, en el pasado esa persona tuvo una vida muy difícil y sufrió mucho, espero que en esta vida pueda encontrar la paz y el amor que tanto anheló…”

Gyomei solo asumió que era un delirio de esa mujer pero ahora todo cobraba sentido… ¿Y si él es la reencarnación de esa persona realmente? ¿Y si por eso tiene esas pesadillas tan realistas en las que sufre?

Se detuvo a tomar aire, corrió más lejos que de costumbre, miro la hora y pensó en que ya debería volver, pero en la cercanía percibió un perfume a flores, el mismo perfume de sus sueños. Guiado por su olfato camino unos metros hasta encontrar lo que buscaba, una florería que estaba abriendo. Allí unas jovencitas sacaban a la vereda recipientes con variadas flores, instintivamente se acercó.

Buenos días señor, ¿se le ofrece algo? - Pregunto una jovencita de flequillo violeta.

Hum… no, no traigo dinero conmigo ahora,- reconoció,- pero hay un aroma que me recuerda mucho a alguien…

¿Es un familiar?

Me temo que no… - dijo el fornido hombre,- es una chica que conocí hace poco.




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