Sueño de una noche

Acercándonos

La oportunidad de hablar con _______se le presento más temprano que tarde al fornido maestro ya que, esa misma tarde, ______ fue quien asistió a recoger a su sobrina.

— Buenas tardes Gyomei sensei.- dijo la joven haciendo una pequeña reverencia. Le dio la impresión de que cada vez guardaba más distancia con él.

“¿Sera que mi apariencia la intimida?

“Seguro es eso, después de todo soy un gorila de 2 metros de alto, debo de darle miedo… ” Pensó el maestro mientras trataba de disimular su tristeza con una sonrisa.

— Buenas tardes ______ san,- mientras veía como ella alzaba en brazos a su sobrina comenzó a arrepentirse de lo que se había propuesto, no quería incomodarla. Pero para su sorpresa ella tomo la palabra y dijo.

— Sabe sensei… – Gyomei poso sus ojos en la joven que tenía algo de rojo en sus mejillas,-He hablado con mi hermana y me ha dicho que no podrá asistir a la feria para recaudar fondos, así que me preguntaba si me podía ofrecer yo ya que tengo más tiempo disponible…

— ¡Eso sería maravilloso!- no pudo disimular su alegría al oír aquello,- En unos días lo realizaremos justamente…- el moreno tomo coraje y continuó,- ¿po... podrías pasarme tu numero?- ella se sorprendió y enrojeció aún más por lo que se explicó,- Es para avisarte que día y hora serán!

— ¡Si! ¡No hay problema! – Saco temblorosa su teléfono y le dicto el número, inmediatamente se agenda ron y ella descubrió su foto de perfil,- Oh un osito!

— Hum… si, me gustan los osos…- se maldijo mentalmente de no haber cambiado antes su foto de perfil, pero ella comento.

— Es muy lindo, creo que lo representa bien… - alzo la vista y agrego,- un tierno osito…- Gyomei sentía su rostro caliente, como si hubiese acabado de correr una maratón, ¿en verdad le parecía tierno un tipo como él?- Luego de aquello _____ se despidió y se marchó de la mano con Sayo rápidamente.

Gyomei, en cambio, se metió al interior del edificio, y sentándose en una de las diminutas sillas de los niños, se cubrió la cara con las manos y suspiro aliviado. Por fin lo tenía, tenía su número.

Esa misma noche le escribió para decirle que la feria seria el domingo, el día anterior se reunirían en la escuela para preparar todo: habría muchos puestos con juegos y comida. Ella le contesto en seguida, prometió que iría sin falta. Con naturalidad la conversación se tornó más amena, dejando de lado los temas del jardín comenzaron a hablar de tonterías y el tiempo se fue volando. Escribir sin verla frente a frente le resultaba mucho más fácil, no se ponía tan nervioso. Gyomei se descubrió sonriendo como un tonto cuando veía una notificación de un mensaje de ______. Cada vez le agradaba más.

Pronto llego el sábado, Gyomei se dirigía al jardín de niños en su día libre para armar las estructuras de los puestos con madera, mientras que los demás se dedicarían a armar los juegos y decorar. Gyomei tenía la esperanza de que alguno de los padres fuese para ayudarlo a hacer el trabajo pesado, pero en su lugar fueron todas las madres.

Tenía una extraña popularidad con las amas de casa que lo rodeaban en cuanto podían y le hablaban acerca de sus hijas mayores o sus sobrinas, aparentemente lo consideraban un buen partido. Sin embargo Gyomei sonreía amablemente y, disculpándose, se alejaba para poder trabajar tranquilo. Esto no pasó desapercibido por _____ que observaba en la distancia mientras ayudaba con las decoraciones y esperaba alguna oportunidad de acercarse a hablarle.

Al maestro no le molestaba hacer todo el trabajo solo, después de todo “había sido bendecido con un cuerpo grande y fuerte” como decía su padre cada vez que le enseñaba a trabajar.

Su familia siempre considero que por el simple hecho de ser un hombre robusto debía interesarse por los deportes, y los trabajos de fuerza, pero en su lugar a Gyomei le gustaba jugar con los niños, pintar, cocinar y demás cosas que no iban con su apariencia. Por largo tiempo trato de complacer a sus padres haciendo todo lo que le decían, sin embargo cuando creció y decidió estudiar para maestro no estuvieron muy contentos. Es por eso que consiguió trabajo a medio tiempo, se mudó solo y termino sus estudios por él mismo.

Había estado solo desde aquel entonces. Si, soñaba con tener una compañera de vida, pero no había sido correspondido por las chicas que a él le gustaban, las causaba miedo por su increíble altura de 2 metros y lo evitaban de inmediato.

Mientras recordaba todo esto fruncía inconscientemente sus tupidas cejas, pero una dulce voz lo saco de su trance.

— Gyomei san….- alzo la vista y vio a ______ que, sonriendo, le acerco un vaso de jugo,- estaba pensando que quizá querría algo de beber, ha estado trabajando todo el rato sin detenerse…- la pobre ____ había estado esperando la oportunidad para acercársele e intercambiar unas palabras sin el séquito de madres que atosigaba al maestro, apenas vislumbro una oportunidad se acercó.

— Oh si, gracias,- dijo mientras secaba el sudor de su frente,- creo que tomare un descanso.

Mientras le pasaba el vaso con el dulce líquido _____ le dijo.

— Es una pena que ningún otro hombre haya venido a ayudar, ahora debe hacer todo solo…

— Descuida,- dijo aminorando su preocupación,- esto no es problema para mí. De algo tiene que servir este cuerpo.- Dijo mientras bebía el jugo. Ante tal comentario ____ quedo sorprendida pero no dijo nada. Cuando acabo le devolvió el vaso a la joven y agrego.- Muchas gracias.

— No fue nada, lamento haberlo interrumpido.

— Descuida, me gusta charlar contigo.- ambos se quedaron mirando un largo rato, les gustaba la presencia del otro cerca, pero el tiempo apremiaba y cuando Gyomei vio el reloj supo que debía apresurarse.- Mejor seguiré trabajando, así acabare antes que anochezca.

— Ah ¡sí!, ¡Claro! ¡Ánimos Gyomei san!

— ¡Gracias!- dijo entregándole una amable sonrisa.




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