Dicen por ahí que el tiempo transcurre acelerado cuando lo estás disfrutando.
Lo estaban pasando de maravilla, tal vez por eso el tiempo se les paso volando a la feliz pareja y sin que lo notaran comenzó a caer la tarde. Los visitantes comenzaban a retirarse y los maestros junto con los padres que habían venido a ayudar comenzaron a desensamblar todos los puestos y guardar los juegos. Habían logrado recaudar bastante dinero, más de lo que se esperaban, así que los niños tendrían numerosos juegos nuevos e incluso alguna sorpresa, quien sabe.
_____ estuvo ayudando un poco, aunque Gyomei le pedía que no se esforzara demasiado ella lo hizo de igual forma, no le gustaba dejarlo solo con el trabajo. Además había estado esperando todo el día para poder estar a solas con el sensei y poder decirle lo que sentía.
Por su parte Gyomei se encontraba igual, deseaba poder hablar a solas con ____, después de todo ella era su amor destinado, la que llevaba amando desde su vida anterior, ahora que lo sabía no podía quedarse callado. Pero era un hombre responsable y no se desentendía de sus deberes.
Había oscurecido, la mayoría de la gente se había marchado ya, solo quedaba el matrimonio de Mitsuri e Iguro.
— ¿Están seguros de dejar aquí el carrito?- pregunto con preocupación Gyomei.
— Si, descuida, lo he asegurado bien.- contesto Iguro señalando una gran y gruesa cadena que sujetaba el carrito de su puesto de comida a un poste de luz en el frente del jardín.- Ya mañana por la mañana volveremos por él, ahora llevaremos a los niños que están cansados.
— De acuerdo ¡Cuídense!
El matrimonio con sus hijos se despidieron sacudiendo las manos mientras se alejaban, _____ y Gyomei los saludaban también mientras los veían marcharse.
— Son una hermosa familia… - se le escapo decir al mayor.
— Es verdad, - confirmó _____,- son muy unidos. – Y agrego.-Me gustaría el día de mañana tener una familia así…
— A mí también…- soltó Gyomei, quien de manera involuntaria dirigió la mirada a su joven compañera, esta hizo lo mismo y al verse se ruborizaron y en seguida desviaron la mirada, apenados.
— ¿T…te gustaría caminar un poco?- soltó el mayor para salir de la situación incomoda.
— Me encant…..- la respuesta fue interrumpida por una voz masculina, procedente de entre las sombras.
— Gyomei Iwa, me gustaría poder hablar con usted…- el tipo llevaba el cabello largo atado, lucía un elegante traje negro con camisa purpura, tenía una suerte de tatuajes tribales en su rostro y cuello y su mirada era aterradora.- A solas…- agrego.
Gyomei instintivamente se colocó por delante de ____ protegiéndola, algo le daba una muy mala espina con ese tipo. Definitivamente no era alguien normal… debía alejar a _____ de ese tipo a como dé lugar.
— ______, vete por favor. – Su tono era sereno pero la adrenalina ya comenzaba a recorrer su sangre.
— Pero Gyomei sensei…. Este tipo…
— Descuida, todo estará bien.- y le ofreció una sonrisa para tranquilizarla.
______, aun dudosa, obedeció y se alejó del lugar. Y cuando doblo la esquina y salió del rango de visión de ambos hombres Gyomei inquirió:
— ¿Quién eres? No te conozco.- fingió desconocimiento, pero estaba seguro que ese tipo obedecía al mafioso del que le había hablado el oficial la noche anterior.
— Mi nombre es Kokushibo…. Pero quien importa aquí es mi señor: Muzan.- Al oír ese nombre cada célula de su cuerpo se tensó, era como si todo su ser rechazara ese nombre.- Mi señor ha sido perjudicado con su accionar del otro día, los hombres que usted ataco en el callejón eran nuestros subordinados. – Parecía ser un tipo serio, Gyomei pensó que tal vez podría razonar con él así que tomo aire y se explicó.
— No estoy buscando problemas con ustedes. Esos hombres, los subordinados que tú dices, atacaron a mí nov…. A mi amiga. Yo solo la defendí.
— Ya veo… puedo entenderlo. Sin embargo mi jefe ha quedado maravillado con tu aspecto y cree que serias un buen recluta. Si trabajas con nosotros podrías saldar tu error y a la vez ganar montañas de dinero. ¿No te interesa la oferta?
— No. – dijo con firmeza. – Ustedes son criminales, no quiero tener nada que ver con ustedes.
Kokushibo comenzó a caminar lentamente a su alrededor mientras Gyomei mantenía una tensa calma.
— Piénsalo bien. ¿Cuánto ganas en el jardín de niños? Estoy más que seguro que mi jefe podría duplicar o triplicar esa suma. Además ¿no es tu trabajo algo inadecuado para ese cuerpo tuyo? Estas desperdiciando tus talentos natos, deberías entrenar tu cuerpo, estoy seguro que eres un guerrero maravilloso… Cuando pasen los años y la gente te recuerde ¿qué dirán?: era un simple maestro de preescolar, o incluso quizá nadie se acuerde de ti, ni siquiera tus alumnos, ¿Quién se acuerda de lo que hizo en el jardín de niños después de todo?
Nadie.
En cambio si te conviertes en nuestro subordinado la gente te conocerá como un gran guerrero, con el entrenamiento adecuado estoy seguro que te volverás una máquina de matar, la gente te temerá solo con caminar a tu lado, sabrán que eres un tipo con el que no hay que meterse, podrás hacer todo lo que se te plazca y nadie se atrevería a contradecirte. Lo que la sociedad llama correcto o incorrecto solo son normas pre establecidas para evitar que la gente haga lo que quiera. Si quieres el poder debes tomarlo con tus propias manos: eso es lo que cree mi señor Muzan. Él será el dueño de toda esta ciudad y necesita hombres fuertes a su lado ¿Qué dices?
Gyomei, ardiendo en ira y a punto de explotar a causa de lo que oía respondió
— ¡Digo que dejes de intentar hacer que otras personas piensen que tus nociones imbéciles son perfectas!
Kokushibo sonrió al oír aquello.
— Parece que no he sido lo suficientemente persuasivo.- dijo mientras desabotonaba su saco y se lo quitaba, bajo el mismo llevaba una especie de arnés, Gyomei pudo apreciar como el tipo llevo la mano derecha a su espalda y por sobre su hombro saco una Katana.- Debo ser sincero, desde que te vi quise luchar contigo. Soy un guerrero nato, y se reconocer a otro cuando lo veo.- y colocándose en posición de batalla, agrego,- Déjame demostrarte de lo que puede ser capaz una persona cuando pule su técnica hasta el extremo.