Sueño de una noche

Permanencia eterna

Ese mismo día cada uno de los presentes volvió a su casa y se preparó: Iguro y Mitsuri dejaron a sus hijos a resguardo en casa de sus padres y cerraron e local por unos días. Sanemi aviso en el trabajo que se ausentaría por la dolencia de su mano que, aunque era cierto que estaba herido, no resulto ser de gravedad. Por su parte Gyomei hizo arreglos con su compañera para que busque un reemplazo en el jardín, mientras _____ avisaba a sus compañeros que se ausentaría unas clases de la uni por “problemas personales” para que le guarden los apuntes de las clases, aunque no sabía con qué cabeza los leería puesto que este asunto de los cazadores de demonios ocupaba su mente constantemente.

Los involucrados se encontraron en la estación y emprendieron su viaje, afortunadamente al buscar el nombre de su patrón encontraron que uno de sus descendientes había sido entrevistado recientemente por un canal de televisión al ser el hombre más viejo de Japón con nada más y nada menos que 107 años de edad, no estaban seguros si la familia Ubuyashiki, después de tanto tiempo, recordaría los sucesos vividos en el pasado o si siquiera les creerían esta locura que estaban por ir a contarles, pero estaban convencidos que el intento valía la pena.

Cuando llegaron al lugar notaron de inmediato que la familia seguía teniendo buena fortuna en los negocios puesto que la residencia era sumamente grande y se notaba que eran adinerados. Les abrió la puerta una joven mujer de cabello blanco y le pidieron una entrevista con la cabeza de la familia puesto que tenían algo urgente de que hablarle. Sin embargo la mujer les negó el ingreso, a pesar de su insistencia no parecía querer dar el brazo a torcer.

— Por favor, solo dígale a la cabeza de la familia que los Pilares han venido…- la mujer se sobresaltó a oír aquella frase, les pidió un momento e ingreso a la residencia, al cabo de unos minutos les abrió las puertas, el Tatarabuelo, la cabeza del clan, quería hablar con ellos.

Ingresaron a una sala especial de estilo japonés en donde los recibirían, se sentaron en el suelo y en seguida la joven mujer deslizo la puerta y ayudo a entrar al anciano que caminaba con dificultad. El hombre se sentó y con una sonrisa amable oyó todo lo que le contaban. No se sorprendió en ningún momento, los oía atentamente, el anciano, luego de oír todo, concluyo diciendo.

— La familia Ubuyashiki nunca olvidara lo que el cuerpo de cazadores de demonios ha hecho por nosotros, La larga vida que hoy disfruto es gracias a la caída del demonio mayor: Muzan. Estamos en deuda eternamente con todos los caídos y con sus descendientes, por eso en secreto velamos por su bienestar… sin embargo, hace poco nuestra familia ha sido maldecida nuevamente…

— ¿A qué se refiere Ubuyashiki sama?- pregunto Mitsuri preocupada. El anciano se giró hacia la joven mujer que lo acompañaba y dijo

— Trae a Kagaya kun, por favor.

— Pero Oji san…- el anciano le sonrió y asintió con la cabeza y la mujer accedió a lo que el anciano le pedía.- De acuerdo. -Mientras la mujer salía de la habitación el anciano continuo hablando.

— Recientemente uno de mis nietos comenzó a presentar signos de una enfermedad degenerativa, es raro, ya que, desde la muerte del demonio Muzan en la era Taisho, nuestra familia gozo siempre de buena salud y larga vida, sin embargo esta enfermedad está acabando poco a poco con su vida, los mejores doctores de Japón no creen que sobreviva hasta más de 30 años…

— Cuanto lo sentimos señor… - aventuro a decir _____.

— Tranquilos, mi nieto es especial, él se mantiene fuerte y positivo. Pero no solo por eso es especial mi nieto…

— Aquí lo traje Oji san…- la joven mujer se volteo y dijo,- Ven Kagaya kun, estas personas ansían conocerte…

Un joven de alrededor de 20 años atravesó el umbral de la puerta, su piel era blanca, sus ojos grandes y de color violeta y su cabello negro como la noche, tenía una marca violácea en el rostro que le llegaba hasta el ojo derecho pero tenía una hermosa sonrisa en el rostro.

— Buenos días.- Solo basto con oír su voz para que todos los presentes lo reconocieran.

— ¡Oyataka sama!- Exclamaron, y de inmediato se postraron delante de él.

Era su patrón, el mismo que con su voz tranquila apaciguaba a todos trayendo paz en sus corazones, el mismo que lidero el cuerpo de cazadores en su momento más álgido. El mismo patrón que se sacrificó para emboscar a Muzan y poder derrotarlo. Era él, sus mismísimas almas temblaban y lo reconocían.

El joven de cabellos negros al ver ese acto se sorprendió en un primer momento pero luego sonrió y contesto.

— Hijos míos…. Ha pasado tiempo… - y arrodillándose junto a ellos acaricio sus cabezas con ternura.

Todos los cazadores eran un mar de lágrimas, especialmente Gyomei, el había sido el primero en reconocerlo. Cuando por fin se calmaron Kagaya se sentó junto a su abuelo. Y este explico.

— Kagaya kun me avisó que ustedes vendrían, él tiene el don de la previsión y ha anticipado varios sucesos en nuestra familia. Además él ve cosas en sus sueños, recuerdos del pasado, y últimamente del presente también…- el relato del anciano fue interrumpido súbitamente por un comentario del propio Kagaya.

— ¿Han visto la noticia de un grupo de investigadores que estudiaban la flor del infierno azul?

— ¿hum? – Los cazadores se asombraron por la pregunta tan fuera de contexto, sin embargo asintieron con la cabeza, era bien conocido el hecho, además era reciente: un grupo de científicos dejo que esa extraña flor con poderes medicinales se secara y fueron repudiados por toda la prensa.

— Esa noticia es falsa,- sentencio,- los científicos no han tenido la culpa que se secase la flor del infierno azul, Hubo una persona que se infiltro, robo un espécimen y coloco un veneno para que muriesen todas las demás plantas… esa persona fue un subordinado que trabaja para Muzan.

— ¿Qué es lo que dice Kagaya sama?!- pregunto Mitsuri nerviosa aunque ya temía la respuesta.




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