Sueño de una noche

Las puertas del infierno

Una vez derrotado Douma la pareja del Pilar de la roca y su aprendiz atravesaron la puerta que este protegía, al hacerlo hallaron una suerte de habitación circular en cuyo centro se encontraba una escalera caracol que se dirigía al subsuelo. En la parte opuesta de la habitación se localizaba otra puerta similar a la que habían atravesado ellos recientemente, se preguntaron donde estarían sus compañeros puesto que no los veían por ningún lado por lo que trataron de contactarlos con los intercomunicadores que Oyataka sama les había proporcionado.

Mitsuri fue la primera en contestar, dijo que estaban en camino, habían tenido que lidiar con una mujer problemática. Sanemi por su parte no contestaba. Decidieron esperar un poco más antes de descender ya que no sabían con que se iban a encontrar y, tratándose de Muzan, era mejor contar con la mayor cantidad de cazadores posibles. Mientras Gyomei le pidió a los hombres de Kagaya que no los siguieran porque lo que seguía era peligroso, sin embargo les pidió que evacuaran la casa de cualquier persona que hubiese allí. Al cabo de unos minutos el matrimonio Iguro apareció, estaban algo heridos porque la mujer bebió un líquido que la convirtió en demonio, pero al igual que Douma se desintegro al cabo de un tiempo.

Cuando se estaban preguntando por el albino la puerta de en frente se abrió dejando entrar a un Sanemi con su traje y rostro cubierto de sangre, todos se preocuparon por tal cantidad de líquido pero en seguida el pilar del viento explico que no era suya sino de un tipo con el que tuvo que luchar y que era fanático de las artes marciales, comento que al final se rindió y Sanemi lo dejo ir porque tenía alguien que lo esperaba en su hogar.

Una vez los 5 estuvieron reunidos comenzaron a descender lentamente por las escaleras caracol, el primero en hacerlo fue Sanemi, seguido de Obanai, Mitsuri, _____ y finalmente Gyomei. A medida que descendían empezaron a oír sonidos extraños, similar a los de un animal salvaje, oyeron crujidos, gorgoteos y ruido de masticación. Nunca lo reconocería pero _____ tenía los pelos de punta, estaba aterrada, sujeto con fuerza el mango de su katana para que los pilares no notaran sus temblores. Entonces sintió la mano de Gyomei en su hombro apretándola suavemente, ella volvió la vista a su amado y dejo de temblar. _____ no tenía nada que temer, estaba con el amor de su vida y compañeros, no había mejor manera de morir.

Cuando por fin terminaron de bajar la escalera se encontraron con otra puerta, esta era de metal, estaba entreabierta y con marcas de sangre de una mano que intento abrirla para escapar, Sanemi que estaba al frente de la comitiva se puso en guardia y de una brusca patada la abrió e ingreso al laboratorio seguido inmediatamente de los otros 4 compañeros.

Lo que vieron allí los dejo helados: Frascos y pinzas regados por el suelo, restos de ropas desgarradas, mesadas y sillas de trabajo cubiertas de sangre, incluso los microscopios estaban salpicados y el culpable estaba en medio de esa amplia habitación.

— Bienvenidos… los estaba esperando…- Muzan Kibutsuji lucia como una persona normal de cabello negro rizado y piel pálida sin embargo sus ojos se habían vuelto de color granate, estaba terminando de devorar el brazo de algún pobre infeliz científico, habían llegado demasiado tarde, no quedaba nadie con vida. Gyomei comenzó a derramar lágrimas por todas aquellas personas a las que no pudo salvar.

— Muzan...- Gruño Sanemi entre dientes.

— Tsk… ya se ha convertido.- dijo Iguro.

— ¿¡Que le has hecho a estas pobre personas!?- Grito Mitsuri molesta.

— ¡Eres un monstruo!- dijo _____ furiosa.

El ahora demonio Muzan se limpió los restos de sangre de su boca con el dorso de la mano y les ofreció una sonrisa burlona a los cazadores que lo observaban. Acto seguido se puso de pie y hablo.

— Los perros de Kagaya, siempre molestándome, vuelven una y otra vez, ¿acaso no se cansan?

— Lo mismo decimos de ti, maldito infeliz.- contesto el albino avanzando a paso decidido empuñando su espada nichirin.

— ¡Espera Sanemi, no seas imprudente!

De un movimiento rápido y certero Sanemi atravesó el cuello de Muzan de lado a lado. Todos se quedaron inmóviles esperando que la cabeza rodara por el suelo, sin embargo permanecía en su sitio, el corte se regenero tan rápido como fue hecho.

— Debí suponer que no sería tan fácil.- dijo Sanemi y acto seguido escupió sangre. El demonio era más veloz que él y le realizo un corte en el pecho.

— En verdad creen que ustedes, simples insectos, podrán derrotarme? Ahora que abandone la molesta humanidad ya no hay nada que pueda detenerme. Ni el hambre, la sed, el frio o el calor, ni la muerte… yo seré el dios de este mundo….

— ¡No te lo vamos a permitir!

En ese preciso instante los cazadores de demonios se abalanzaron sobre él lanzando sus ataques.

Uno tras otro los repelió sin mayor problema, de su espalda le brotaban una especie de tentáculos que manejaba a placer y prácticamente no se movía. Pero esto no dejaría que los cazadores se desanimaran, ahora que comprobaron que el rey de los demonios no moriría al cortarse su cabeza deberían llevarlo hacia el sol.

— ¿Qué hora es?- Pregunto Iguro mientras lanzaba un ataque en el aire. _____ se detuvo y alejo para revisar su reloj y al notarlo abrió enormemente los ojos, la lucha contra los hombres de la entrada y Douma les había tomado más de lo que creían.

— ¡¡17:15!!- todos los pilares se tensaron, mientras Muzan sonreía,- ¡falta cerca de una hora para que se ponga el sol!

— ¡Ya lo oyeron!- grito Gyomei,- ¡estamos a contrarreloj!

Todos asintieron y volvieron a la carga contra el rey de los demonios que se mofaba de su superioridad repeliendo sus ataques.

— En verdad son idiotas si creen que me llevaran a la superficie, este refugio está construido enteramente de metal para asegurarme que nadie pueda romperlo, ni una gota de sol llegara aquí y yo no tengo la intención de moverme de este lugar.




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