Esa mañana ____ se despertó temprano, un rayo de sol entro por la ventana y le dio de lleno en la cara haciendo que no pueda volver a conciliar el sueño, miro a un costado y contemplo a su marido durmiendo plácidamente a su lado, vio cómo su pecho subía y bajaba siguiendo el ritmo tranquilo de su respiración y se giró para contemplarlo más detenidamente. Su torso desnudo continuaba en forma, como siempre, sin embargo en su piel morena conservaba algunas cicatrices de aquella batalla que tuvieron contra Muzan en el pasado, ya habían pasado 10 años de ello. Al recordar el terrible miedo que paso ese día, de creer que casi perdía a su amado, la hizo estremecerse. Inconscientemente busco acurrucarse más junto al cuerpo de aquel hombre al que amaba deseando que nunca vuelva a ocurrir aquello. No tardó mucho en sentir sus fuertes brazos rodearla con ternura, como hacia cada mañana.
— Buenos días cariño.- dijo con su voz ronca.
— Buenos días- contesto,- ¿te desperté? Perdóname cariño
— No importa,- dijo besando con dulzura su frente, así tengo más tiempo de estar contigo antes que suene la alarma.
_____ se acurruco a su lado y también lo abrazo, le gustaba sentirse protegida y ser mimada por él. Sin embargo la tranquilidad duro poco ya que a los escasos minutos la alarma sonó y con ello comenzaba la rutina de la familia Iwa.
Primero había que despertar a los niños: Levantarlos era una tarea titánica puesto que tenían el sueño pesado, sobretodo el mayor, los pequeños con unos cuantos besos ya se despertaban. Si, siempre desearon formar una gran familia, aunque no tan grande como la de Iguro y Mitsuri, con 3 niños y un gato era más que suficiente.
Despues hacer el desayuno y prepararlos para ir a la escuela. Hacer 5 desayunos ya era pan de cada día para _____, mientras lo hacia Gyomei alistaba a los niños, él era un padre cariñoso, muy comprometido con su crianza y siempre estaba atento a todas sus necesidades, _____ no le podía pedir más a la vida que tener tan buen compañero.
Por ultimo Ir a trabajar y dejar a los niños en la escuela. Los 5 subían a su camioneta familiar y los primeros en bajar eran Gyomei y la más pequeña, quien aún iba al jardín de niños junto a su padre. Mientras _____ llevaba a los mayores a la primaria donde ella tambien era maestram aunque no de sus propios niños.
De vez en cuando, cuando querían tener una cita a solas, dejaban a los niños con una niñera de confianza: Sayo, la pequeña hoy tenía 15 años y cuidaba a sus primos con cariño a cambio de algo de dinero para sus salidas al karaoke con sus amigos. Era un trato justo.
En cuanto a los demás…. Bueno, ellos siguieron con sus vidas también: Sanemi se convirtió en padre y llevaba a su pequeño hijo al mismo jardín en el que trabajaba Gyomei, de hecho sus pequeños se llevaban muy bien y de vez en cuando lo llevaba a jugar a casa de _____ y Gyomei.
Iguro y Mitsuri seguían con su restaurante, ahora sus hijos los ayudaban a atenderlo, sobre todo los mayores quienes ayudaban a su padre a proteger a la madre de las miradas lascivas de los clientes atrevidos.
Usui salía en el noticiero muy seguido, no solo porque ganaba múltiples medallas olímpicas, sino también porque su vida amorosa era muy fructífera.
Las hermanas de la florería seguían tan hermosas como siempre atendiendo el negocio familiar, y se robaban las miradas de más de un adolescente hormonal que pasara por allí.
Desde lo que ocurrió aquella noche en la guarida de Muzan ninguno de los reencarnados volvió a soñar con el pasado. Habían resuelto sus asuntos pendientes, habían pagado su karma, ahora eran libres de vivir su vida tal y como quisieran.
Especialmente _____ y Gyomei, ellos estaba felices y en paz, viviendo el día a día con muchas esperanzas para el futuro.
Lo que una vez fue un sueño efímero de una noche, hoy era una realidad, y su amor lo hizo posible.