Sueños, Amor y Destino

Capitulo 5

Silvain en el departamento de Solei termina la llamada y devuelve el teléfono, con amabilidad le sonríe a la joven. En su vida además de Ivo no tenia mas amigos; sin embargo, esa joven sin conocerlo siquiera, ha decidido ayudarle sin llegar a preguntarle nada más, «Es el ángel que me enviaron para ayudarme en esta aventura pero no puedo abusar de su amabilidad». Piensa con seriedad, recogiendo su guitarra se pone de pie, Ivo llegará en un máximo media hora y él debe esperarlo en la línea del metro.
–Muchas gracias por todo lo que haz hecho por mí, Solei, ahora debo irme, disculpa los problemas que cause.
–Quédate aquí, no es necesario que...
–Eres un verdadero ángel pero yo tengo un objetivo para estar en este lugar y debo continuar, te prometo que estaré en tu espectáculo, hasta entonces, Solei.
–Ten mucho cuidado–expresa abrazándolo –. Si me necesitas, no dudes en buscarme porque te ayudare sin dudarlo.
–Muchas gracias.
El joven sonríe, rodeando a la joven con sus brazos, con delicadeza la libera, gira y avanza hasta la salida, abre la puerta y antes de salir gira para despedirse de Solei con un movimiento, ella sonríe y lo observa marcharse. Realmente hubiese preferido que él se quedara en el departamento seguro pero no podía obligarlo a permanecer si lo que el joven deseaba era continuar su camino, así es el destino. Silvain Leroux tiene un sueño en mente y es por eso que ha escapado de su hogar, llegando hacia el exterior con su guitarra al hombro avanza en dirección a la estación del metro para poder esperar a su amigo.
El gran día ha llegado. Solei se encuentra en su camerino respirando de manera profunda para conseguir relajarse mientras que el magnífico teatro, mejor conocido como la Opera de Garnier se encuentra con todos los lugares prácticamente ocupados. Con todo el esplendor que merece un recinto de tal renombre, las luces, la escenografía y hasta el telón, todo se encuentra en perfecto orden. Solei se encuentra vestida y maquillada, en pocos minutos deberá subir al escenario y presentar su número. Son cientos de miradas que se mantienen atentas al frente que en pocos instantes estarán pendientes de ella y de cada uno de sus movimientos. Otros artistas han presentado sus números ya y sus comentarios respecto a la cantidad de público consiguieron despertar el nerviosismo de la joven de tal manera que relajarse le parece imposible, de pronto llaman a su puerta.
–Adelante– responde tratando de sonar tranquila.
–Subes en tres minutos, Solei– le indica una persona del staff.
–Gracias.
La joven se pone de pie, se observa por última vez en el espejo de cuerpo completo que se encuentra en el camerino, se arregla la ropa y sale del camerino encaminándose hacia el escenario; de pronto, alguien la abraza por la espalda tomándola por sorpresa, reconociendo de inmediato ese perfume sonríe.
–Mucha suerte, sé que no la necesitas porque lo harás maravillosamente pero nunca está de más–expresa esa persona liberándola del afectuoso abrazo permitiendo que la joven gire.
– ¡Pensé que no vendrías!–exclama emocionada abrazando nuevamente al joven frente a ella.
– ¿Y perderme a la mejor bailarina de toda Francia? ¡Jamás!
– ¡Solei Joly, al escenario!– le anuncian a la joven.
–Ve a brillar como la estrella que eres, estaré en primera fila y en cuanto termines te buscaré, debo hablar contigo de algo muy importante– expresa el joven con una sonrisa encantadora para después depositar un beso en la mejilla de Solei.
Solei sonríe emocionada ante aquel acto tan adorable y aquellas palabras llenas de dulzura. Sintiendo como su ferviente corazón se encuentra embargado de una emoción indescriptible y late fuertemente, avanza hacia el escenario. Con paso presuroso se dirige hasta las escaleras para poder subir y tomar su posición. Una vez que la anuncian asciende al escenario, se coloca en su lugar y espera pacientemente hasta que el telón se abre. Las luces enseguida se enfocan en ella que ya se encuentra preparada, ver a mil novecientas personas juntas resulta algo impresionante por lo que respirando profundamente trata de relajarse mientras sonríe y se coloca en posición para comenzar, «Este es mi gran momento, no puedo fallar». Se dice al tiempo que la música inicia.
Silvain observa atentamente, sin despegar la mirada del escenario ni un momento, los movimientos precisos que realiza Solei. Cuando el acto de la joven se encuentra por llegar al final como por inercia Silvain gira hacia el público, percatándose de la presencia de unos individuos ataviados de trajes oscuros que descienden rápidamente al tiempo que revisan los rostros de todos los presentes en cada una de las filas de manera minuciosa. Al reconocerlos abre ampliamente sus ojos y de manera disimulada comienza a alejarse entre las personas manteniendo su guitarra en el hombro. Conociendo el pasillo hacia los camerinos, ingresa y oculto detrás del escenario se percata de que las salidas se encuentran bloqueadas, « ¿Qué es lo que voy a hacer ahora?» Se cuestiona con seriedad; de pronto, uno de esos hombres posa su mirada en aquel joven, con un ademán llama a su compañero y juntos avanzan hacia donde se encuentra Silvain.
Rápidamente el joven se aleja, preguntado a una señorita con la que coincide en su trayecto por el camerino de Solei y presentándose como amigo de la joven. Él no conoce por completo el edificio y únicamente ella sería capaz de ayudarle sin objeciones. Llega hasta el camerino, sin anunciarse ingresa cerrando la puerta detrás de él de manera presurosa. La joven se encuentra frente al espejo desmaquillándose cuando aquel joven abre la puerta tomándola por sorpresa, ella enseguida gira para mirarlo encontrándose con un gesto de evidente inquietud en el rostro del joven.
– ¿Qué sucede?–cuestiona sin ocultar la consternación que la invade.
–Me están siguiendo, tienes que ayudarme a salir de aquí, por favor, han bloqueado las salidas–expresa rápidamente aumentando confusión de la joven.
– ¿Qué? ¿Quiénes?
– Te explicaré todo después, ahora por favor ayúdame a salir de este lugar.
–De acuerdo, tranquilo, hay una manera de salir y nadie del público la conoce, es total y exclusivamente para artistas que buscan escapar de la prensa–explica Solei tratando de mantener la calma y pensar con lógica, en ese momento llaman a su puerta provocando que el joven se altere.
–Son ellos, me encontraron–indica con preocupación Silvain.
En silencio la joven se aproxima hasta la puesta y a través del mirador se percata de que es un desconocido que viste de manera elegante, además tiene semblante frio y rudo que provoca desconfianza de inmediato, con cautela Solei regresa al lado de Silvain que la observa inquieto.
–Ocúltate aquí–dice señalando debajo del tocador que tiene un largo mantel que no permite que se vea nada y es lo suficientemente amplio para que se pueda ocultar el joven y su guitarra sin problemas, siempre y cuando, se encoja en el interior. Silvain obedece sin saber si eso funcionara pero deseado que lo haga, se oculta y esconde la guitarra con él. Sé escuchan golpes en la puerta nuevamente y la joven aparentando calma, toma asiento frente al espejo.
–Puede entrar– indica con tono tranquilo, la puerta se abre dejando ver a aquel desconocido que ingresa y revisa el pequeño espacio en el que se encuentra la joven–, ¿En qué puedo ayudarle?
–Disculpe la molestia, señorita, estamos buscando a alguien, nos dijeron que lo vieron cerca de este lugar, probablemente ingreso aquí, se trata de un joven moreno claro, ojos verdes, de un metro setenta y siete de estatura aproximadamente, cuerpo atlético, cabello castaño claro, lacio y brillante que llega a la mitad de su frente, lleva un estuche de guitarra en su hombro.
– ¿Ah, sí?–cuestiona con tono analítico al tiempo que se pone de pie–. Recién ha terminado mi número y mientras he estado aquí, nadie ha ingresado y al entrar tampoco vi a nadie como la persona que busca pero tal vez pueda ayudarle, ¿Tendrá alguna fotografía?
El hombre extrae del bolso de su saco su teléfono, busca una fotografía y se la muestra a la joven frente a él, ella reconoce de inmediato a Silvain; sin embargo, finge perfectamente bien no haberlo visto jamás en su vida, «Beneficios de la actuación». Piensa mientras mantiene la serenidad en su rostro.
–No me resulta familiar ese rostro, ¿Ha dicho que tenía una guitarra, cierto? Probablemente se encuentra en el camerino de al lado, ahí es donde se encuentran los músicos, seguramente quien lo ha enviado hasta aquí se confundió.
–Me permitiría revisar– pide con tono escéptico aunque disfrazado de amabilidad.
–Por supuesto, pase, este es un espacio pequeño, así que no espere que se pueda ocultar una persona de un metro setenta y ocho con todo y guitarra pero como dicen, nunca está de más verificar– comenta con tono bromista manteniendo su semblante relajado–. Si yo escapara de alguien, usaría la escalera que se encuentra detrás del escenario, es un gran lugar para ocultarse.
El hombre escucha los comentarios de la joven mientras ingresa y revisa el pequeño camerino. Debajo del tocador, luchando por mantenerse quieto y en silencio, se encuentra Silvain « ¿Cómo es que han llegado hasta este lugar?» Se pregunta con preocupación sin lograr comprender como es que consiguieron ubicarlo, especialmente en ese espectáculo como si conocieran sus pasos.
Ese mismo día, por la tarde, cuando Gabriel Leroux volvía a casa recibió una llamada de sus hombres. Habían detectado un comportamiento inusual en Ivo Vasseur, mejor amigo de su hijo. En las últimas semanas, el joven se había trasladado en tres ocasiones al distrito diecinueve de Paris. Gabriel no necesito más información para saber que era en ese distrito en el que se ocultaba su escurridizo hijo y de inmediato ordeno que lo buscaran en todas partes hasta dar con su paradero.




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