Es un día gris en París, la lluvia amenazaba con llegar en cualquier momento de esa tarde pero, sin importar las inclemencias que pudiese pronosticar el tiempo, en una elegante catedral de París se reúnen un grupo de distinguidos individuos. Todo se encuentra perfectamente decorado con un gran gusto y de manera armoniosa, los hermosos arreglos de flores blancas que denotan lo costoso de cada uno de ellos, se encuentran dispuestos por todo el lugar. De pronto el silencio que reinaba en el interior, se ve sustituido por el sonido los zapatos de una persona que ha llegado tarde al lugar, todos los presentes dirigen su atención al individuo que ha ingresado.
En ese momento la mirada de esa persona se encuentra con la mirada de uno de los presentes, provocando que los recuerdos de un lejano día, hace algunos meses atrás, vuelvan y se adueñen por completo de su mente, sin apartar sus miradas se observan con una gran combinación de emociones en su interior.
Silvain llego al exterior y de manera inmediata comenzó a buscar el automóvil de su familia, al encontrarlo, rápidamente avanzo hasta este. El dolor de cabeza comenzaba a atormentarlo e ignorando la debilidad que lo aquejaba por haber donado sangre, mantuvo su semblante decidido y fuerte ante su padre.
– ¿Podemos irnos?–cuestionó Gabriel con impaciencia, su hijo le había hablado hacia un par de minutos para saber en donde se encontraba y pidió hablar con él, de manera urgente.
–No me iré de aquí hasta saber que Solei se encuentra a salvo, padre, te he llamado para hablar porque necesito tu ayuda, se debe traer a un especialista rápidamente, por favor, llama a tu amigo y tráelo hasta aquí para que se encargue de la cirugía.
–Claro que si, Silvain, ¿Solo hay un pequeñito problema, sabes? Él se encuentra muy lejos de aquí, deberemos traerlo en helicóptero y sabes que eso no es nada barato.
–Eso lo sé, es precisamente por eso que necesito de tu ayuda, tu puedes hacerlo, te lo suplico, padre.
–Hagamos algo, ¿Te parece?–el joven se limitó a mover su cabeza de manera afirmativa–. Yo me encargo de todos los gastos que se generen, desde traer al especialista que la joven necesita hasta su recuperación completa.
– ¿Lo dices de verdad, papá?–cuestionó Silvain con entusiasmo.
–No bromearía con un tema tan importante y serio, Silvain, no soy un desalmado.
– ¡Muchas gracias, papá!–expresó el joven aproximándose para abrazar a su padre agradecido.
–No tan rápido, Silvain, tu sabes que no puedes solo recibir sin pretender dar algo a cambio.
–No comprendo–respondió con evidente confusión en su voz.
–Haré todo lo que he dicho, sabes que no es complicado para mí y sabes también que me tomo muy enserio las promesas pero a cambio, tú te casaras con Jeaninne Lemoine y te alejaras para siempre de esa jovencita–indica con seriedad Gabriel Leroux, Silvain siente la ira crecer en él, sus manos se convierten en puños y dirige su mirada al piso–, ¿Qué dices, Silvain? La vida de esa joven se encuentra completamente en tus manos una vez más, piénsalo y dame tu respuesta, recuerda que la situación se complica a cada momento.
Con una gran combinación de sentimientos en su interior, Silvain pensó seriamente en lo que su padre dijo, « ¿Qué puedo hacer? Si me niego Solei sufrirá las consecuencias, no podrá caminar y como dijo Lèa, sería cortarle las alas a una mariposa o peor, puede morir». Analizó con una gran combinación de emociones en su interior; sin embargo, más que nunca se sintió convencido de que por Solei Joly era capaz de hacer lo que fuese y una vez mas lo demostró.
–Acepto–indicó sin elevar su mirada del piso.
–Muy bien, has tomado la decisión correcta, vámonos.
–No me moveré de aquí hasta que se encuentre a salvo, llama al especialista, en cuanto ella se encuentre fuera de peligro volveré a casa, puedes confiar en mí, no escaparé, mientras tú cumplas, yo cumpliré, después de conocer su estado de salud, me alejare para siempre de ella.
–De acuerdo, Raphaël, te quedarás aquí con Silvain y en cuanto conozcan el estado de salud de esa joven, lo llevarás a casa, les enviaré un automóvil, ten cuidado con cometer nuevamente el error de dejarlo escapar porque lo pagaras muy caro, ¿Entendido?
Raphaël Caron se limito a mover su cabeza de manera afirmativa colocándose al lado de Silvain que mantuvo su mirada en el piso y sus manos convertidas en puños, controlando las terribles ganas de llorar que lo invadieron. Su padre se alejó en dirección al automóvil, con su teléfono en mano realizando las llamadas pertinentes para cumplir su palabra, antes de subir al automóvil termina la última llamada, sabía que tarde o temprano, aquella jovencita le ayudaría a cumplir su cometido, toma asiento al lado de su esposa y cerró la puerta indicándole al chofer que condujera de vuelta a casa.
Silvain permaneció inmóvil en aquel lugar procesando todo lo que sucedido, definitivamente comprender a su padre era demasiado complicado, prácticamente imposible. Raphaël se mantuvo en silencio, presenció todo lo que sucedió y aunque su semblante se mantuvo serio y distante, la perplejidad de su interior era bastante. Al igual que el joven, no comprendía a Gabriel Leroux, «Al parecer su hijo para él, no es más que un medio para obtener sus objetivos o un títere manipulable según sus deseos». Pensó el hombre mientras aguardaba a que el joven reaccionara.
– ¿Por qué mi padre me odia tanto, Raphaël?–cuestionó Silvain haciendo evidente su sentir, Raphaël no supo que decir por lo que guardo silencio por un momento, buscando las respuesta correcta a tal cuestionamiento.
–No diga eso, joven, su padre lo ama mucho, simplemente quiere lo mejor para usted–respondió Raphaël en un intento de consuelo para el joven, sin creer ni una sola de las palabras que salieron de sus labios.
–Espero que nunca quieras a tus hijos como mi padre me quiere a mí, necesitaba un abrazo y su apoyo pero en lugar de eso, se aprovechó de mi desesperación y sufrimiento para ponerme las cadenas de sentencia a la infelicidad perpetua.
Percatándose de inmediato del pésimo estado anímico de Silvain Leroux, Raphaël se aproximó y lo abrazó. Comprender a Gabriel Leroux era realmente complicado para todos, ante cualquiera resultaba evidente la soledad y tristeza que consumía a Silvain e incluso Raphaël fue capaz de comprender el pensamiento del joven pues incluso él lo llego a pensar en más de una ocasión. Silvain agradeció la muestra de apoyo por parte de su guardia de seguridad, «Es increíble que hasta Raphaël tenga más empatía hacia mí que mi propio padre». Pensó Silvain controlándose poco a poco, Solei lo necesitaba y debía ser fuerte sin importar lo difícil de la situación. Raphaël lo libero de aquel abrazo que Silvain realmente necesitaba. Ese día al salir del hospital, el joven se despidió para siempre de Solei Joly de la misma manera en la que ingreso en su vida, sin explicaciones.
–Silvain Leroux, ¿Aceptas como esposa a Jeaninne Lemoine, para amarla y respetarla el resto de tu vida?–las palabras del obispo frente a él lo hacen volver a su presente, en el que estaba a punto de cumplir su palabra.
–Acepto–responde con seriedad.
Ver a la joven de pie ante él valía todo, su padre había cumplido y Solei se había recuperado por completo, el momento de cumplir su parte del trató había llegado y como un caballero de palabra, cumplía.