Sueños de hechicera.

11

Justo antes que Alan pusiera su puño sobre el rostro de Ulises, tomé el asunto entre mis manos.

—Bebé, —ambos me miraron. —no arruines nuestro momento por él, ¿crees que vale la pena? —luego de mirarlo una última vez, soltó su chaqueta tan fuerte que lo sentó en la silla.

—Rita, —me llamó Ana. —puedes volver a casa si quieres, no creo tener mucho trabajo hoy. —me abrazó fuerte.

Tomé mi bolso, Alan ya estaba afuera esperando, me despedí de Ana y miré a Ulises, dudé entre saludarlo o no, él me esperó paciente, volteé a ver a Alan y fui directo con él. Odié una parte de mí por hacer eso, pero pensándolo mejor me doy cuenta que se lo buscó solo, no debió meterse en una relación ajena, ¿qué le molestaba?

Estaba tan eufórica por tener cerca a la única persona que me hace sentir completa, siempre traía algo bonito de sus viajes, me sentía ansiosa por escuchar cada una de sus historias. Tener sus ojos negros mirando los míos, su sonrisa constante que contagia alegría, sus manos acariciando cada rincón de mi cuerpo, sus besos que generan una explosión de sentimientos en mí, no importa cuanto tiempo esté lejos, o los problemas que puedan existir, lo nuestro es tan real que me hace dudar de mis sueños.

—¿Princesa, ocurre algo? Estás muy callada. —Alan se detuvo frente a mí, frente a nuestro departamento. Posó suavemente su inmensa mano en mi barbilla y la levantó. —¿No estás feliz de verme?

—¿Qué dices? ¡Claro que estoy feliz de verte! —tomé su mano, pero tan rápido como la toqué me soltó.

—Eres una mentirosa, ¿qué tengo que hacer para que me valores un poco? ¿Es por el chico del bar? ¿Aún estás pensando en él? ¿¡Cierto!? —alzó la voz y bajé mi cabeza.

No, no pensaba en Ulises. Estaba sumergida en mis pensamientos, sí, pero mi cabeza solo daba vueltas a su alrededor. Solo imaginaba cada minuto a su lado, pero eso no importaba para él, suele ser muy terco y está bien, cuando se calme podremos hablarlo.

¿No es así?

¿Verdad?

¿Y entonces por qué me siento sofocada?

Por favor, otra vez no. Estoy aturdida. No puedo oír nada. ¿Dónde estoy? Veo borroso y me siento desorientada. Mi corazón está a punto de salirse de mi pecho. No puedo respirar. ¡Ayuda! Nadie va a oírme, ¿Verdad? ¿¡VERDAD!?

¿Me estoy volviendo loca? No... Me estoy muriendo.

Me muero, aquí. Ahora y nadie va a escuchar mi pedido de auxilio, nadie va a notarme. Me muero, sola en un corredor frente a mi casa. Alan, ¿dónde estás? Te necesito, ¿ya estás en casa? ¡Ábreme, por favor, me estoy muriendo!

Las luces, ¿qué sucede con ellas? ¿dónde están las luces? Me tiembla el cuerpo, sudo en frío, siento escalofríos. No puedo mantenerme parada, no siento mis dedos, me hormiguea la piel. ¿Acaso nadie puede verme? ¿Soy un fantasma? Todo está de cabeza, quiero correr hasta colapsar, pero ¿hacia dónde? ¿Por qué no puedo gritar?

¿Cuánto tiempo tengo?

¿Me queda tiempo?

Ya no respiro.




 

"Margo...

Margo, despierta...

Margo, por favor..."



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En el texto hay: brujas magia, sueños reveladores

Editado: 24.08.2020

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