Prefacio

Nunca le temí a la soledad. El pavor no se hizo presente cuando mi alrededor se tornaba negro. Jamás le temí a nada, o al menos, eso es lo que realmente creo. En este momento no estoy seguro de ello.

Por alguna razón que mi mente no logra procesar mi corazón está latiendo demasiado rápido. Él también está asustado, sé que él también tiene miedo de perderlo todo.

Mi cuerpo está adolorido. Mi mente desorientada.

Solo puedo ver a través de mis lentes empañados siluetas que no reconozco. Ellos se ríen y murmuran entre maldiciones mi nombre.

No puedo más. Alguien me arrastra. Alguien me está golpeando. Alguien me susurra: «te advertí que te alejaras de ella.»

Copyright © 2017, Eduardo Carbajal
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