Supro Solid - Orígenes

8. Mundos paralelos

Nota del autor:

A partir de este capítulo y hasta el final del libro, la historia se partirá en dos; por un lado, vamos a ir desarrollando lo que sucede en el Ocurum y por otro la estancia de Supro en la tierra, habrá un separador de cada uno para evitar confusiones. Gracias 
 

En unos de esos paralelismos imposibles que suceden y que nadie se da cuenta, puesto que además ocurren en dimensiones, planos y temporalidades distintas, aconteció que tanto Eijin, como Angelique estaban a punto de conocer a la persona/ser espiritual que les daría las respuestas a sus preguntas y calma a sus vidas.


 


Por un lado, Angelique en su ardua investigación, recibió un correo electrónico de una persona que se hacía llamar Arthur F. Crown el cuál le decía entre otras cosas que podía ayudarle con el problema de su hijo, sin dar tantos detalles acompaño el correo de una ubicación específica de mapa que al buscarla en internet apuntaba a unas extensiones rocosas áridas, sin ningún tipo de camino, casi imposibles de acceder para cualquiera a menos que fuera a pie, además el suelo era rocoso y árido, obviamente todo apuntaba a que dicha información era una estafa, más aún porque al hacer una investigación sencilla por la web, resultaba que la persona que llevaba ese nombre, era un reconocido explorador que murió hacía unos 5 años, justo en la zona montañosa que le envió,

¿Sería posible que aquel sujeto en realidad estaba vivo ahí a pesar del accidente? Claro que no, seguramente era alguien que se se hacía por él y quería algo de dinero, por lo que la primera reacción de la señora Larner fue la de ignorarlo, sin embargo la última frase del correo se quedaría grabada con tinta indeleble en su mente:

“créame, su hijo no es el único…”

Mientras tanto sus hijos estaban afuera jugando con amigos, bueno lo de jugar es un decir, en realidad ellos jugaban, mientras Supro descansaba tomando el sol, recuperándose y pensando que la vida terrestre era verdaderamente grandiosa. 

El clima, los amigos, las limonadas y sobre todo, el amor de mamá, sería bueno quedarse un tiempo más, pero no demasiado porque tenía que volver a su vida miserable a la que pertenecía.

De pronto el pequeño Ángel hizo una pausa al juego y entró limpiarse un poco e ir al baño.

Al partir dejó expuesto a su hermano por unos cuantos minutos.

Entonces uno de los amigos se dirigió curioso al chico en silla de ruedas:

—Hey tu, fenómeno — comenzó a hablarle, no obtuvo respuesta alguna y eso lo hizo rabiar.

—Asi que no hablas— le dijo al tiempo que le arrojaba la pelota al pecho sin obtener tampoco reacción alguna.

Decidió acercarse a ver qué le sucedía, el porque no contestaba a pesar de sus provocaciones.

Entre más se acercaba más se iba dando cuenta que algo muy raro había en el chico, la cara no tenía movimientos, y aunque estaba cubierta con una frazada, pudo darse cuenta de que el rostro en realidad era una máscara plástica sin mucha expresión, lo cual era bastante tétrico.

Le habló a los otros 4 niños para que lo acompañaran a ver de qué se trataba, se acercaron lo suficiente y sin ningún tipo de cuidado el impertinente niño levantó la máscara y se toparon con la realidad, debajo habia un horrible rostro sin vida, compuesto únicamente de materia ósea y ligamentos, los cinco niños huyeron despavoridos al ver aquel cuerpo que parecía sacado de una película de terror.

Angelique seguía en la computadora, mientras que comenzaron a escuchar algunos gritos y risas afuera, un alboroto distinto a lo que se había escuchado el resto de la tarde, así que se asomó por la ventana para ver cómo estaba todo y lo que vió fue una escena que le erizó toda la piel y la palideció. 

Todos los niños a excepción de su otro hijo Ángel, estaban jugando con el cuerpo de Nicolai, pensaron que se trataba de una especie de broma, por lo que terminaron por acercarse y perderle el miedo a los frágiles huesos del niño casi sin vida, ahora jugaban con él como si se tratara de una vil marioneta de juguete y no un ser vivo, los chiquillos se lanzaban el cuerpo unos a otros, gritando y riendo.

Angelique salió enfurecida a sacarlos de su jardín y ellos al darse cuenta huyeron rápidamente, dejando el cuerpo maltratado en una zona fangosa.

La desconsolada madre, con lágrimas de desesperación, tomó el cuerpo con mucho cuidado y lo llevó dentro.

Parecía que no tenía daños demasiado profundos. Humedeció un paño y limpió el fango de todos los resquicios de sus “huesitos” como ella le decía, con total delicadeza y cuidado.

Durante la siguiente hora estuvo todo en un silencio total, interrumpido por algún sollozo espontáneo de Ángel o la misma Angelique.

La mente les daba una y mil vueltas, entendieron tantas cosas:

Supro aprendió que no había nada tan valioso en el universo como el amor de una madre, ahora lo sabía, pero también que se había equivocado con respecto de aquel lugar enfermo y cruel, definitivamente la tierra no era lo que él creía.

Ángel aprendió que mientras su hermano estuviera en esa situación, no debía dejarlo solo ni un momento. Cualquier descuido podría ser la diferencia entre vivir o morir para él. Llorando lo abrazó y se disculpó, nunca volvería a suceder algo así, siempre estaría para él.

Angelique por su parte entendió que debía hacer caso de aquel misterioso correo y contestarlo, ya que era urgente saber respuestas que le sirvieran para ayudar a su hijo con un tema tan escabroso.


 


Por otro lado Eijin estaba en su aburrido trabajo de recepcionista de almas, su labor consistía en recibir uno a uno a todos los recién capturados, registrarlos y cotejar la información con la lista de muertes programadas pendientes para ver si aparecían, también era su obligación leerle su sentencia y las razones de esa decisión. 

Por alguna razón a Eijin le divertía ver qué alguien se quedaba en el Ocurum, era como si pudiera compartir su miseria con alguien.




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