Sus Ojos

La charla y el deseo

Abro los ojos, sigo acostado en mi habitación, y si, digo mi habitación, porque me he caído de la cama.

-Te odio...- Replico hacia mi mismo y después de esto, me levanto torpemente.

Cómo puedo, tomo asiento en mi cama, y, tras reincorporarme, miró al reloj, falta hora y media para tener que ir al trabajo y ya es de noche en mi ciudad, el frío de la oscura Londres golpea contra mi cuerpo, y, debido a esto, me doy cuenta que he dejado las ventanas abiertas sin darme cuenta.

-¡Diablos, Londres, eres muy bonita, pero en ti hace un frío que mamma mía!- Hago un chiste para mí mismo, necesito reírme un poco después de lo sucedido hoy.

Espera... ¿Que sucedió hoy?

Ah, si, el mayor matón de el instituto me tumbó en el suelo de un puñetazo, y ahora tengo el ojo parecido a la máscara de un mapache.

Debido a que todavía tengo tiempo antes de tener que dirigirme a mi trabajo, me levanto de mi cama y me dirijo a mi sala de estar/comedor, dispuesto a mirar un poco de TV.

En cuanto me siento en mi sofá viejo, el cual heredé de mi amado abuelo que murió hace tan solo dos años y medio, escucho el sonar de el teléfono, y, con una maldición, me levanto otra vez para atender el teléfono.

-¿Quien es y que quiere?- De mala gana, atiendo el teléfono.

-¡¿Como osas contestarle así a tu amada hermana?!- Escucho un grito de lo más agudo por el otro lado de el teléfono.

Mierda, me olvide, hoy es lunes, la llamada de el inicio de la semana, siempre hago está llamada con mi hermana para ponernos al día de todo, es el único día que mis padres trabajan y dejan la casa sola, solo para ella.

-¡Lo siento Julie!- Me disculpo apenado, mi hermana se notaba claramente molesta

-¡Ahora por lo que hiciste iré a tu casa y me comeré toda tu comida!- Escucho su tonito agudo por el otro lado, esa chica es un sol.

Ella, tal y como ven, es mi hermana, Julie, y no, no es Julieta, literalmente la han llamado Julie, el punto, ella es una chica vivaz, siempre está alegre y no deja que nada la deprima, es una chica con cabellos rubios color oro y ojos avellana, no entiendo cómo ella tiene un cabello tan precioso y yo esta basura.

-Te prometo que si vienes te cortaré tu precioso cabello y me lo pegare con goma de mascar.- Bromeo, escucho como ella rebufa.

-¿Y? Cuéntame, ¿Que tal tu semana, querido hermanote?- Su tono alegre hace que me dé nostalgia.

Cuando nació me enamore por completo de ella, y es que, es mi hermanita, nosotros dos siempre fuimos de lo más apegados, al ver que mis padres no la cuidaban como debían en cuanto pude empecé a trabajar para cuidarla, ella fue lo principal, por lo que hago todo este esfuerzo y por lo que me rompo el trasero trabajando casi a diario, si mis padres no le dan un buen futuro, entonces yo lo haré, cueste lo que cueste.

-Pues... Bien, nada destacable, bastante aburrida, como todas las demás, ¿Y tú semana, pequeñaja?

-Lo mismo de siempre, papá y mamá se enojaron conmigo y me dieron una golpiza por haber desaprobado una evaluación de matemáticas.- Se le notaba algo triste, pero no diría nada. -Ahora, dime la verdad, ¿Que tal tu día?

Me sorprendía esa pregunta, por lo cual, hago la misma acción e interrogó.

-¿Qué? ¿Porque lo dices así?- Me sorprende que ella me diga eso, pero siempre tuvo la habilidad de saber cuando yo estaba mal.

-Porque se que por tu tono hoy tuviste un día alocado, dime qué sucedió hoy, por favor, por mí.- Diablos, siempre me dice lo mismo, y siempre caigo.

-Bueno, te cuento... Hoy conoci a una chica.- Pude escuchar como acallaba un grito por el otro lado de el teléfono, sabía que estaba emocionada. -Su nombre es Erica, tiene cabello rojo como el fuego y una mirada tan intensa que hace que me derrita, es más baja que yo, pero no mucho, y no pude dejar de pensar en ella por ni un solo segundo...

-¡Amor a primera vista!- Mi hermana me interrumpe gritando emocionada -espera ¿En dónde la conociste?

-En el parque, hoy a la mañana salí a trotar.

-Claro... Y, dime, ¿Qué más sucedió hoy?- escuché como cuestionaba atenta, esa chica me conoce.

-¿Como sabes que algo más paso hoy eh? ¿Acaso eres bruja?- me rio, pero no escucho risa de su parte, la pregunta iba en serio. -Ya, ya... Aarón me golpeó, me dejó tirado en el suelo y ahora tengo el ojo negro.

-¡Y tú no te defendiste, otra vez!- ella, molesta, me atacó.

-Le di una bofetada, pero fue porque se burló de mi nombre...- Julie mantuvo el silencio de el otro lado, y cuando al fin dijo algo, me dejó perplejo.

-Eres un idiota, en serio.- Nunca escuché a mi hermana tan molesta.

-¿Que? ¿Soy idiota por no querer que me muela a golpes un gorila rubio?- cuestiono, molesto. -Mira, no quiero hablar de esto.

-Esta bien...

...
 


 

Hablé durante un rato más con mi hermana y colgué, estuvimos aproximadamente una hora hablando, todavía me queda media hora antes de ir a mi trabajo.
 


 

-Piensa... ¿Que deberías hacer?- me hablo a mi mismo, sin tener idea de que hacer.
 


 

Me voy al sofá y me recuesto, y en cuanto lo hago, se me ocurre salir otra vez a hacer ejercicio, y con ello poder establecer una buena rutina de ejercicios.
 


 

Me levanto de mi cama, recojo mi teléfono y mis auriculares, y me dispongo a dirigirme hacia las escaleras para volver a irme.
 


 

-Hola, Ray.- veo de reojo a Martí, el otro guarda que suple a Chuck, a diferencia de mi amigo, este tipo y yo no somos amigos, es más, nos llevamos algo mal.
 


 

El es un tipo grande, algo gordo, con ojos que parecen de un demonio, siempre tiene mala cara y si me saluda es solo por cortesía.
 


 

-Hola, Martí, me debo ir, así que con tu permiso, me largo.- Dicho esto, me voy por la puerta, o eso quiero hacer, pero unas palabras me detienen en seco.
 



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En el texto hay: romance, amor, hermandad

Editado: 30.03.2020

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