Sus Ojos

Es otro día

Abro los ojos y lo primero que veo es la fría cerámica de el suelo de mi habitación.

-Ahg... Mi cabeza.- Me levanto como puedo y tambaleó sobre mi mismo.

Antes de volver a caerme, me siento en mi cama y apoyo una mano en el respaldo, mi cabeza da vueltas, intento recordar algo de lo que sucedió ayer, pero no logro hacerlo debido a una puntada cargada de dolor directo en el lado izquierdo de mi cabeza.

Extiendo mi mano, agarro mi teléfono y observo la hora, 4:00 AM, me desperté otra vez antes de la hora adecuada, pero algo me llama la atención aparte de la hora tan temprana.

Cuatro llamadas perdidas de número desconocido...
 


 

¿Número desconocido? Quien podría llamarme, literalmente no hablo con nadie aparte de mi hermana, y está no tiene teléfono.
 


 

Siento que mi mundo empieza a dar vueltas apenas me doy cuenta de quién es la que me estuvo llamando: Era Erica.
 


 

Suelto una maldición y me tapo la cara con la almohada, suelto un par de insultos y luego, me reincorporo.
 


 

Me levanto de un salto y me mareo un poco, después de recuperar el aliento se me escapa un pequeño gruñido, y, luego, me voy caminando a la nevera y me sirvo un vaso de agua para tomarlo a velocidades supersónicas. Dejo el vaso sobre mi mesada y me abalanzó a acostarme en mi sillón.
 


 

-¿Donde diablos estás?- Toco el respaldo de el sillón buscando el control remoto, pero no lo logro encontrar, así que me fijo en el suelo y lo encuentro ahí tirado con la tapa salida y las pilas por fuera -Mierda...
 


 

Estiro mi brazo y lo tomo, lo arreglo y prendo la televisión de mala gana, empiezo a hacer zapping sin encontrar nada bueno que ver, así que lanzo el control al otro lado de el sillón y me pongo boca abajo, lanzo un puñetazo e intento calmar mi irá.
 


 

Me meto la mano en el bolsillo y me vuelvo a fijar en mi teléfono, las llamadas perdidas estaban bastante distanciadas, una fue hace solo quince minutos... ¿Seguirá despierta?
 


 

Lo pienso por unos segundos, no me gustaría molestarla, pero de verdad no me vendría nada mal hablar con alguien, teniendo en cuenta que probablemente me caí de la cama y me desperté por su culpa, o al menos eso quería creer para no sentirme mal por llamarla a las cuatro de la madrugada.
 


 

Sin cargo de conciencia, aprieto el botón de devolver llamada y deseo que me atienda aún sabiendo que muy probablemente no lo haga.
 


 

Suena una vez...
 


 

Suena dos veces...
 


 

Suena tres veces...
 


 

-¿Hola? ¿Quien es?- Al escuchar su voz lo único que puedo hacer es sorprenderme, no puedo creerme que me haya contestado.
 


 

-Ho-hola Erica.- Mi conciencia parecía abandonarme, ya que no encontraba palabras para expresar mi felicidad de una manera indiscreta, así que solo intente proseguir -Soy Ray, tenía algunas llamadas perdidas tuyas, ¿Paso algo?
 


 

Pude escuchar como suspiraba, y por un segundo tuve miedo que fuera de decepción, sin embargo al escucharla pude darme cuenta que eran de alivio.
 


 

-Gracias a el cielo que me respondiste, ¿Como te sientes?- Pude oír un dejo de preocupación en su voz, y eso de cierta forma me hizo sentir algo que no sentía hace muchos años
 


 

-Pues me siento mejor, muchas gracias por preguntarme.- Intente mentir, ya que en realidad después de que el efecto de los calmantes se me pasaron, siento mi cuerpo pedir a gritos que le inyecten algún sedante capaz de hacerlo dejar de sentir tal dolor insoportable.
 


 

-Que alivio, lo siento si te moleste, pero simplemente no podia dejar de pensar en que tal vez te seguías sintiendo mal o...- Su voz se acalló por unos instantes, parecía estar pensando en algo -Como sea, se que nos conocemos poco, no debería de hacer estás preguntas, lamento molestar.
 


 

Oí como ella titubeó un momento, pero preferí no comentar nada ante eso, solo apure a mi cerebro para que formulara algún tipo de conversación capaz de mantener la charla viva por un rato, al menos quería hablar solo un poco más con ella.
 


 

-Y... ¿Tu que tal?- Genial, titubear y preguntar algo que es obvio, un aplauso para ti, Ray.
 


 

-Pues me encuentro bien, más aliviada luego de saber que sigues con vida.- Esa respuesta me hizo sentir bien, soltó una pequeña risa y luego escuché como su hermana la burlaba por detrás.
 


-¿Que fue eso?- Pregunté refiriéndome a su hermanita, lo que la hizo dar un pequeño suspiro.

-¿Recuerdas a Leti?- Mientras respondía, dió un largo suspiro terminado en un siseo para hacer que la pequeña Leti haga silencio.

-Si, la recuerdo.- Escuchar esa pregunta me hizo soltar una pequeña risita burlona, aunque intente disimularla.

-Pues estuvo toda la noche despierta molestándome, aunque intente que se vaya a dormir, no parece hacerme mucho caso...- En un visto y no visto, volví a quedarme sin habla, debía sacar otro tema de conversación antes de que esto terminara.

-Y... ¿Hoy irás a la plaza?- Mascullé, y ni siquiera se porque, me siento idiota.

-Oh... Claro, siempre voy a la mañana a dibujar.- Dibujar... Ella dibujaba, no lo olvidaría.

-Entonces nos vemos allí, yo iré a trotar.- En realidad, creo que iría más para verle la cara que para hacer ejercicio.

-¡Claro! Iré en media hora, nos vemos allí.

Posterior a eso, escuché como ella colgaba por el otro lado... Espera, ¿Media hora? ¿Pase más de veinte minutos hablando con ella? Debo prepararme e ir a la plaza.

...
 


 

Después de vestirme baje por las escaleras dando un salto en cada escalón, después de esto, me encontré con Chuck por lo cual platicamos por un rato.
 



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En el texto hay: romance, amor, hermandad

Editado: 30.03.2020

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