Sus ojos: mí perdición y salvación.

Capítulo 1.

POV JACK.

 

—¡Oigan, ya me voy!—grito llamando la atención únicamente de mi mejor amigo quien llega a mí corriendo.

—Hermano.¿Qué sucede,te aburres con nosotros?  —dice fingiendo estar ofendido— Si quieres puedo llamar a Nina —sube y baja las cejas sugerentemente—Sabes que ella estaría dispuesta a hacer que no te aburras. —suelta divertido y lo miro mal.

—No jodas Marck, esa chica está loca.— me estremesco de solo pensarla. Él suelta una carcajada y me le uno.

—Ya, ya, si no fueras todo un galán la chica no estaría obsesionada contigo. Hombre, una noche, una noche y ya la tienes detrás de ti, dime cómo le haces—dice riendo— déjame al menos una para mi, amigo— finge molestia y yo río.

—¡Oh vamos! No lo ocultes más. —suelto con aires de grandeza a lo que él me mira confundido— Tú me pides eso porque no quieres que este con alguna chica.

—Ah ¿Y yo por qué no querría que estés con alguna chica? — pregunta cruzándose de brazos y elevando una ceja arrogante.

—Admítelo, admite que desde hace mucho que estás enamorado de mí ¡Que me deseas! pero no te emociones, lo nuestro no podrá ser. Lo siento. Amo a las mujeres hermano— trato de estar lo más serio posible.

Él se tapa la cara con sus manos y empieza a "sollozar".

—¿Por qué me haces esto? tú lo sabias. ¡Yo quería decírtelo antes, pero me daba miedo! — grita desquiciado llamando la atención de los demás—Y mira, a esto me refería, a tu rechazo. No puedo más, ya no quiero vivir— mirándolo sorprendido e incrédulo largo una carcajada que retumba por todo el departamento, provocando que Rick y Liam se acerquen.

—¿Qué sucede? —pregunta Rick aguantando la risa al ver a Marck subirse al sofá, llorando como magdalena.

—¡Él me rechazó! —grita Marck ya arriba del sofá— ¡sabía que pasaría, lo sabía!—grita más fuerte —¿recuerdas cuando te dije que estaba enamorado? — le pregunta a Liam, mientras asiente con la cabeza para darle entender que le siga el juego.

—Mmm… ¿sí? —responde este entre confundido y divertido.

—Bien, pues era de él.—me señala con su dedo—Sé que pensaste que era de ti, ¡pero no! — nos miramos entre nosotros y negamos en plan "no tiene remedio"— no me malinterpretes, lo de esa noche fue increible — agrega con voz seductora y le guiña un ojo — ¿Dónde estaba? ¡Ah, sí! —carraspea — ¡no quiero vivir! Adiós mundo cruel. ¡Te amo Jack! Oh, me sentí muy Rose. — se tira del sofá.

Realmente no sé si su intención era caer de cara al piso o realmente su pie se enredó entre los almohadones pero la cuestión es que nosotros estamos agarrándonos el estómago de tanto reírnos y aprovechamos a tirarle todos los almohadones en la cara para que pare el teatro.

—Ya hombre párale a tu drama.— dice Liam todavía riendo — ¿Enserio? ¿Rose de Titánic? — ríe aún más fuerte.

— Sí, ¿quieres que hagamos la escena en la que ella sube a la baranda del barco y siente que vuela?  — dice con una sonrisa pervertida — ven, tú ponte detrás de mí y hazme sentir que vuelo. — se muerde el labio y le hace señas con su mano para que se acerque. Liam le sigue el juego y se posiciona tras de él.

—¿Quieres volar Rose? —pregunta Liam en el oído de Marck. Está vez están subidos en la mesita ratonera de la sala.

—Esto es tan gay — decimos Rick y yo al unisón, mirando la escena con cara de asco, pero riendo al mismo tiempo

—Sí, sí quiero Jack — habla Marck.

—Pues vuela Rose— dice Liam empujándolo, haciendo que este caiga nuevamente de cara al piso.

— ¡Auch, mí nariz!— se queja Marck, provocando nuestras carcajadas y le dedicó una mirada fulminante a Liam  — ¡Ojalá te rompan el cu...! —la carcajada de este le interrumpe para luego lanzarle un beso y reír.

Entonces de un momento para otro un crujido se escucha y cuando nos damos cuenta Liam está de culo encima de una mesita partida por la mitad.

— ¡Auch, mí culo! — nos miramos por unos segundos y rompemos es carcajadas en las que se nos une Liam de pronto, dejándonos sin aliento y llenandonos los ojos de lágrimas.

Ya saben, de esas carcajadas que valen la pena.

—¿Si saben que he estado aquí todo este tiempo y he visto lo gay que se comportan, no?

Definitivamente esa voz nos hace sobresaltar, a tal punto que quedamos los 4 en fila, uno al lado del otro viendo con cara de horror hacia la persona que está apoyada en la puerta que da a la cocina.

Al ver nuestras caras se larga a reír como el pequeño demonio que es y la fulmino con la mirada haciéndome el enojado, pero obvio que no puedo enojarme con ella, es mi pequeña, mi hermanita, la luz de mis ojos, la…okey...  ¡Yo no soy así! Olvidemos esto.

—¿Qué haces allí? — pregunto cauteloso y ella me dedica una sonrisa ladeada.

—Bueno…por si no te acuerdas, vine contigo querido hermanito. —replica riendo.

Okey si, tal vez me había olvidado de que la había traído conmigo, solo tal vez.

—¿Cuánto viste? — ahora es Liam el que habla, un poco sonrojado por la vergüenza, pero también con un poco de miedo. Abro los ojos como plato y me pongo exactamente igual cuando me doy cuenta de lo que tiene en su mano.

—Joselina…— mí voz sale cargada en un tono de advertencia, ella me mira y sonríe tiernamente.

— ¿Qué? —  haciéndose la inocente guarda su celular en el bolsillo trasero de su pantalón.

— Lina, dame el celular, ahora.— me mira haciéndose la desentendida y yo me comienzo a preocupar.

Ustedes dirán el por qué de tanto escándalo por un teléfono, bueno, no es el teléfono en sí, si no lo que la muy hija de mi madre tiene ahí.

Hace unos meses atrás, los chicos y yo estábamos aburridos en la casa de Marck y Liam y bueno su hermanita había puesto Moana, y se había quedado dormida al igual que Lina, en el sofá, Liam se encargó de llevar a su hermana a su habitación y yo lleve a la mía a la habitación de Marck ya que la habitación de Liam estaba hecha un asco y no quería que estuviera incomoda. Pues ¿Qué creen? Fue un mal día para invitarla a casa de Liam y ponernos a cantar las canciones de Moana a todo pulmón. Cuando nos dimos cuenta ella estaba parada en las escaleras, aguantándose la risa y con el celular en sus manos grabando. Si... ¿Y quienes creen que fueron el centro de atención en el instituto por una semana completa? ¿No lo saben? ¿No? Pues quién creen, sí, nosotros. No sabíamos si reírnos, llorar, o matarla. 




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