Sus ojos: mí perdición y salvación.

Capítulo 10.

Me despierto nuevamente con un brazo alrededor de mi cintura, me giro y veo a Connor durmiendo tranquilamente, siento mí corazón martillar con fuerza mientras retiro su brazo lentamente para no despertarlo, a lo que el suelta un gruñido gracioso haciéndome reír, termino de retirar su brazo y me dirijo a la cocina.

—¡Tenemos que decirle de una vez por todas!—escucho la voz de Keith, se escucha preocupado.

—Lo sé Keith, pero tengo mucho miedo de como valla a reaccionar, esperemos un tiempo más.— dice Mary, frunzo el ceño, pero decido no seguir escuchando.

Entro a la cocina y ellos me miran asustados.

—Lina…— dice Keith

—Buenos días, siento interrumpir, es que anoche vine a ver como estaba Connor y me quede dormida, espero que no les moleste— digo algo avergonzada. Ellos me sonríen tiernamente y niegan con la cabeza.

—No hay ningún problema linda— dice Mary

—Estás en tu casa cielo—dice Keith y me abraza—¿qué necesitabas?

—Oh… es que, anoche, Mary me dijo que Connor no había comido nada, entonces venía a ver si le puedo llevar el desayuno y obligarlo a comerlo si es necesario— ríen olvidando la tensión que sentí al  entrar— además quiera o no es su cumpleaños y hay que mimarlo— termino, Keith me mira con los ojos bien abiertos y luego a Mary, ella asiente y yo los miro confundida.

—¿Lo sabes?— asiento y él suspira,  sonríe y se despide de nosotras con un beso en la mejilla.

Miro con suma atención a Mary cuando Keith se acerca a besar su mejilla cómo estás se sonrojan ligeramente.

Me quedo mirándola fijamente y ella se da cuenta, algo incomoda empieza a preparar el desayuno de Connor, yo no despego la mirada de ella y se da cuenta ya que suspira y se da la vuelta, antes de que me pregunte algo hablo mientras me entrega la bandeja con el desayuno listo.

—Lo dije cuando los conocí y lo vuelvo a decir…hay química, se nota a kilometro —ella me mira sorprendida y niega con la cabeza.

—No sé de qué hablas.—dice terminado y entregándome la bandeja con el desayuno.—se nota que te importa Connor, ¿te gusta no es así?—pregunta esperanzada.

—No sé de qué me hablas— ocupo sus palabras mientras me giro para empezar a caminar.

—El que calla otorga, linda— me dice, giro de nuevo y la miro con una media sonrisa.

—Lo mismo digo— le guiño un ojo y ella me tira con un trapo, a lo que yo me apresuro a salir de la cocina, mientras río a carcajadas.

—¡Mocosa!— me grita entre risa de la cocina.

—¡Yo también te quiero!— le grito de vuelta y comienzo a subir las escaleras.

Entro a la habitación y me encuentro con que Connor sigue durmiendo, me acerco y dejo la bandeja a un lado en la cama para poder despertarlo.

—Chico enmascarado…es hora de levantarse— le digo al oído, este comienza a abrir los ojos lentamente y al verme sonríe perezoso, el cosquilleo en mi estómago vuelve —Buenos días, te traje el desayuno— digo agarrando la bandeja.

—Gracias —me sonríe y se incorpora lentamente— con respecto a lo de anoche, yo…

—Shhh, ya pasó— le corto— olvídate de eso y come que desde ayer que no lo haces — digo mirándolo mal, él me sonríe inocente y comienza a devorar todo, por supuesto que yo lo ayudo.

—Gracias Manzanita, por todo— dice de repente dejando la bandeja a un lado.

—Nunca pensé decir esto, pero enserio extrañaba que me llamaras así — hago una mueca a lo que él ríe y yo le golpeo el hombro en juego — oh, te traje algo— digo recordando lo que compre ayer.

—Lina…—comienza, cuando estoy buscando en mi bolso la cajita azul, hasta que la encuentro.

—Ya, sé que no querías, pero…toma—digo extendiéndole la cajita— espero que te guste y…feliz cumpleaños— digo, él me sonríe tristemente y abre la cajita. Saca la cadenita con el dije y sonríe al verlos—  dale la vuelta.

—Mi chico enmascarado — lee y levanta una ceja mirándome divertido, ruedo los ojos algo avergonzada.

—Fue error de ellos, no mío, yo dije claramente “chico enmascarado” ellos le agregaron el Mi — digo riendo y él me acompaña.

—De todas formas, me encanta, muchas gracias Manzanita— sonríe y me abraza.

Las horas pasaron entre risas y bromas como antes, me sentía genial, hace mucho que no reía así y realmente me alegra haber recuperado aquello.

—Bien, pero quieras o no, iremos a festejar— digo de repente. Él me mira y está a punto de negarse cuando hablo—iremos al parque de diversiones, será como una salida normal, lo prometo.— hago un puchero, él suspira y sonríe.

—Está bien, vamos.— yo aplaudo como niña a lo que el suelta una carcajada seguida por la mía.

—Vístete, nos vamos en una hora— digo aplaudiendo— lest go, lest go.— él niega divertido y yo salgo de la habitación.

Me alegra haber arreglado las cosas con él, me siento bien cuando estamos juntos, siento paz y tranquilidad y tengo ganas de divertirme un rato para olvidarme de lo demás. No le he contado a nadie, pero las cosas con Nick no van muy bien que digamos, hace unos días que actúa raro, distante y a veces ni me llama, ya no salimos tan seguido porque según él tiene mucho trabajo, sí, claro. Pero ahora solo quiero divertirme y pasarla bien.

—¡Vámonos!—canta Connor bajando las escaleras, Mary sale de la cocina justo cuando Keith lo hace de su despacho, ambos me mira agradecidos y yo les sonrió.

—Iremos al parque de diversiones…—les informo.

—¡Diviértanse!—dice Keith, se acerca a Connor y lo abraza, este le devuelve el abrazo, y alcanzo a escuchar un “feliz cumpleaños” de parte de Keith. Luego se acerca a mí y me abraza.

—Muchas gracias cielo—susurra— no sabes cuánto agradezco lo que haces por él.— se aleja de mí y yo le sonrió.

Mary hace lo mismo que Keith y nos despedimos, no sin antes escuchar un “tengan cuidado” de Mary.

—¡A divertirse se ha dicho!—dice Connor y nos reímos. 
Siento que este día será uno muy largo.




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