Susurros

II

-¿Puedes creerlo?- exclama Babet cuando me ve llegar.

Después de que el Rey Picius diera la gran noticia del baile en el palacio, me dirigí lo más rápido que pude a la posada.

Tanta euforia no es buena, eso les permite a los embusteros hacer de las suyas.

-Imagino que estarás entusiasmada mi pequeña diablilla- continúa con emoción, mi casera.

-Tú deberías estar emocionada- le digo-Un baile significa chicas en apuros buscando vestidos y ¿Quién es la mejor en hacerlos?- pregunto.

-¿Yo?- dice algo insegura.

-¡Tú!- le digo entusiasmada.

Sus mejillas arrugadas como muestra del paso de los años, se sonrojan un poco. Esta mujer es lo más parecido a una madre que conoceré y quiero verla feliz siempre.

-No te preocupes por cargar las telas y demás- la sujeto de los brazos- Yo lo haré, imagino que con la llegada del baile Pambor cerrará la panadería para que los asaltantes no aprovechen el disturbio de la celebración y allanen el lugar.

-Trabajas mucho querida- toma mi mano y me lleva hacia la pequeña cocina donde una vieja tetera está al fuego- Una hermosa chica como tú debe estar destrozando este reino- me coloca una tasa de Jenbrit en las manos, el olor de la bebida me reconforta.

-Las chicas hermosas están allá afuera- le digo- Con hermosos vestidos, ricos olores y grandes, pero grandes lujos- sacudo la cabeza- Las chicas hermosas no están paleando el fogón del horno o cortando leña, solo mira- muestro mis manos con pequeñas cicatrices tanto en el dorso como en la palma-Estas no son las manos de una chica hermosa.

-Diablilla testaruda- murmura como si todo lo que dije no fuera cierto.

¿Pueden culparme? Solo ver mis tristes harapos o mis viejas zapatillas y mis brazos y manos rasguñadas. Nada de eso es hermoso, solo es el triste reflejo de la miseria en la que nací y en la que probablemente muera.

-La belleza no es todas esas banalidades que dices- chasquea la lengua-Tonterías, solo mira esas manos- me toma de ambas-Demuestran lo fuerte que eres- se coloca a mi lado y toma un mechón de mi cabello-Este cabello bendecido por la Diosa de la Luna con el color de la noche- me toma suavemente de la barbilla y me levanta el rostro- Esta cara, esta preciosa cara tiene los ojos más guerreros que he visto, has pasado por mucho y tu mirada lo demuestra, eres transparente.

-Detente, solo dices...

-Ese color tan exquisito- sigue como si no hubiera pronunciado ninguna palabra-Todas esas Lady pretenciosas y tontas darían todas las joyas que poseen y suplicarían a los Dioses por tener estos ojos de lavanda que jamás se han visto.

-¿Crees todo eso?- pregunto riendo.

-Estás destinada a grandes cosas, recuerda mis palabras diablilla- me toca la frente con un dedo-Marderisa será recordada en Annelh por muchas muchas lunas.

Me levanto y le doy un beso en su frente a esta mujer descabellada y sus ideas aún más descabelladas.

-Tengo que dejar de traer a Susanit aquí y evitar que te siga leyendo esos libros locos que tanto le gustan.

-Mis palabras son hechos y pronto lo verás.

-Ten buenas noches mi bella dama.

Le digo mientras me dirijo a mi recámara. Este día fue algo pesado en la panadería y solo quiero descansar. Me tomo mi tiempo en limpiar la mugre de mi cuerpo y tardo más en desenmarañar mis largos mechones.

Pienso algunas veces en cortarlo, pero hay algo en mi cabello que me da fuerza o son solo absurdas ideas mías. Pero nunca me lo he cortado, ni siquiera una puntada. Es tan largo que me llega hasta las rodillas.

Cuando voy a trabajar lo sujeto bien en un moño grueso, así trabajo sin problemas y sin correr el riesgo de quemarlo.

Cuando termino con la última parte, me siento un rato a contemplar la hermosa noche.

No sé si sea la idea del gran baile mañana, pero el reino tiene un aspecto diferente, está como en reposo.

Observo a nuestra Diosa Luna y cerrando los ojos rezo para que mañana sea un día que cambie a Annelh, el cambio siempre es bueno, ¿Cierto?

⚔️⚔️

Mientras Marderisa dormía, la muy amable y sabia Babet termina la última pieza que tenía pendiente para el gran baile.

Está emocionada por las buenas ganancias que pudo recolectar con sus trabajos, pero la verdadera razón de su emoción no es otra que haber terminado de colocar la última roca violeta –que fue gran trabajo conseguir–en el vestido que confeccionó para su diablilla.

Desde que la encontró en su puerta siendo solo un pequeño bulto entre sábanas sucias, la joven robó su corazón.

La crío como si fuera suya, la vio pasar por todas las etapas que la llevaron a lo que es hoy, una hermosa mujer. Aunque la crianza fue difícil, Marderisa era una chiquilla con mucha energía y fuerza, de ahí su apodo para ella.

Observa con gran orgullo el vestido de su niña, las rocas con ese color solo se encuentran en las costas del Sur del mar Angosto y aunque pagó buena plata por ellas, valió la pena.

Usó todo el dinero que Marderisa insiste en pagarle por la habitación en la que duerme. Babet no tuvo otra opción que aceptar, pero es un ganar ganar, su diablilla cree que paga pensión y ella compra hermosos accesorios para su vestido.

El atuendo está hecho con una suave tela de un color más oscuro que las rocas. Es de mangas largas que están adornadas con pequeños vidrios que hacen brillar la tela, mientras que las rocas destacan en la parte del escote. Están alineadas alrededor de este, todo es tan bello y sabe que su niña brillará más que nadie.

-Mi diablilla, ya quiero verte ir al palacio con tu hermoso vestido- murmura mientras lo cubre para protegerlo de cualquier polvo o mugre-Serás la más bella de Annelh.

Por otro lado, las aguas del mar angosto se someten a la llegada de un grupo de bárbaros en más de cien barcos de combate.

Incluso el mar sabe del peligro que estos hombres representan. Las velas se alzan, el viento está de su lado. Están por tomar el tesoro que tanto desean, Annelh será pronto sometida al cruel yugo de Zhendyak, el Conquistador.



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En el texto hay: aventura epica, fantasía drama, enemiestolover

Editado: 02.10.2024

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