Susurros

IX

Me obligo a abrir los ojos cuando el Dios Sol deja ver los primeros rayos de luz del amanecer.

Estoy acabada.

Mi única protección, la única herramienta que creía a mi favor para utilizar en contra de él, no funciona.

¿Cómo es posible que el Conquistador pueda tocar mi cabello sin lastimarse?. No tienes idea del poder que carga consigo el Conquistador.

Las palabras de Tulok son mucho más claras ahora. Este extraño hombre salvaje que se hace llamar el Conquistador es mucho más peligroso de lo que suponía.

Después de acariciar unas dos veces mi cabello, me empujó lejos de su cuerpo y se recostó en su enorme cama.

Me dejó ahí como cualquier objeto. Solo me tocó como para demostrar quien está por encima de quien, ¿Sabrá lo del cabello?

Espero por todos los Dioses que la respuesta sea no. Si el Conquistador es o no consciente del poder que poseo en contra de sus guerreros, jamás me dejará vivir.

Al menos sobreviví la noche.
¿Me llamará de nuevo a sus aposentos?

Si la muy campante de Johanen descubre que en realidad este hombre no se tomó la molestia de tocarme y no desea verme de nuevo, ella lo tomará como una victoria.

Concéntrate Marderisa, solo necesitas que el Conquistador te desee, no lo contrario.

Decido levantarme y buscar como asear mi cuerpo aunque sea un poco.

Al levantarme del suelo observo que la cama está vacía y no hay ni una sola señal de que el Conquistador esté por ningún lado.

Tomo una fuerte respiración y salgo hacia la cubierta del barco. El Dios Sol ya se encuentra en todo su esplendor y me sorprende ver a todas y todos los tripulantes de la embarcación en movimiento.

Hasta Sumbulg se encuentra algo apresurado, me acerco a él.

-¿Qué sucede?-pregunto.

-Hoy embarcaremos en Antrez- dice mientras asegura una soga- El Conquistador desea ver el Reino antes de decidir si le gusta o no.

-¿Quiere conquistar Antrez?- pregunto con la boca casi por el suelo.

Si algo he escuchado cuando Susanit le leía a Babet sus libros, es que este reino en particular está repleto de criaturas de la muerte y la miseria.

Incluso se dice que está rodeada de espectros oscuros que con sólo tocarte te pueden matar.

-Eso lo sabremos hoy salvaje- deja de lado la soga y me observa seriamente-¿Cómo te fue anoche?

-¿Bien?- digo, pero suena más a pregunta-No sé cómo decir esto, pero él no me tocó.

-¿Qué quieres decir con qué no te tocó?- pregunta sorprendido-Él te eligió, nunca había usado el pañuelo negro y ahora me dices que no pasó nada.

-Bueno solo me acarició el cabello, sonrío y se fue a dormir- le cuento solo lo necesario, no confío en nadie de este barco para compartir mi descubrimiento sobre mi extraño secreto.

-¡¿Qué?!- grita, doy un respingo por su reacción-¿El Conquistador te acarició el cabello y sonrío?

-Sí- digo asintiendo.

-¿Zhendyak? ¿El hombre que arrancó el corazón de toda una familia cuando se rehusó a entregar su palacio?- trago ante la información y asiento-¿El mismo hombre que decapitó a cuatro mujeres brujas y las quemó el mismo?

-Por todos los Dioses- digo de repente mareada, si él cree que soy una bruja ese sería mi destino o peor.

-¿El Conquistador que...?

-¡Que sí!- grito sin poder aguantar otra horrenda revelación sobre este hombre.

-Esto si que nunca creí que podría pasar.

-¿Y ahora que sucederá?

-Salvaje esto es nuevo para mí, por lo general les digo a las mujeres que esperen su llamado si desea verlas nuevamente, pero esto que me cuentas ni yo lo sé.

-Eso no ayuda Sumbulg.

-Por el momento busca algo de comer y mantente alejada de todos- se acerca y baja la voz-No le cuentes a nadie sobre lo que me has dicho, ni si quiera a Tulok.

-¿Qué no debería contarme la niña?- pregunta la voz ronca de Tulok cuando se acerca con un tazón en las manos.

-Yo tengo que ver unos asuntos con las... bueno yo me retiro- balbucea Sumbulg y desaparece tan rápido como su vestido le permite, hoy lleva uno de color perla brillante.

-Es mejor que no creas que puedes ocultarme algo- empuja el tazón hacia mí. Lo tomo y devoro tan pronto huelo el delicioso ahora de la comida-Habla ya.

-No tengo que contarte nada- le digo entre bocados, le dirijo una mirada que supongo es asesina-No te metas en mis asuntos.

-Todo lo que sucede en este barco es mi maldito asunto niña- saca una daga y la sostiene con un solo dedo balancenadola-Necesito saber todo para mantener el balance que me gusta vivir.

-¿Entonces tengo que contarte hasta lo que me hizo y le hice anoche al Conquistador es sus aposentos?- digo tanta mentira junta.

-No finjas niña- dice borrando mi gesto altivo, levanta la daga y me señala los brazos y el cuello-Los dos sabemos que no sucedió nada, sí ese fuera el caso tu piel de porcelana estaría llena de marcas.

-¿Marcas?- pregunto.

-Marcas- señala con la cabeza donde está Johanen y varias mujeres llenando varios cántaros con agua-Ella te puede decir con mayor detalle la cantidad de marcas que Zhendyak le deja, así es con todas las mujeres con las que pasa la noche.

-Ya cállate- le digo, dejo el tazón de lado y lo observo-¿Es seguro ir a Antrez?

Me observa y observa, por los pocos días que llevo en este lugar y por todo lo que he pasado puedo decir con seguridad que Tulok es estratégico, por algo es la mano derecha de el Conquistador.

-Es el peor lugar para estar si no eres una criatura sobrenatural o una maldita bruja o espectro, pero si el Conquistador quiere ese Reino, lo tendrá- se encoge de hombros.

-Perdiendo a la mitad de sus hombres en el proceso- digo con una ráfaga de miedo pasando por mi cuerpo.

-Si vas a estar en este lugar y pretender ser la mujer de el Conquistador- dice haciendo que mis ojos se abran con pánico—Tienes que dejar el maldito miedo y la cobardía enterrado en lo profundo del mar Angosto.



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En el texto hay: aventura epica, fantasía drama, enemiestolover

Editado: 20.09.2024

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