La neblina sube hasta cubrirnos a todos, la maldita cosa no me deja ver nada.
-Si esas putas cosas los tocan están muertos- dice la voz de Tulok que viene de algún lugar adelante.
No sirvo para esto de la Conquista, a penas y sobrevivo desde que estoy con estos hombres, pero desde que estuve frente a frente con el miedo muchas veces ya no existen pretextos para dejarme caer.
Comienza la trifulca, el leve sonido de las espadas y de gorgoteos bestiales me dicen que los espectros oscuros ya han empezado.
Saco mi daga y la giro en mi mano, Si voy a morir será en mi reino, no en Antrez.
Un espectro salta directo hacia mí, doblo las rodillas y me alejo con rapidez. La criatura se voltea y levanta su oscuro brazo para tocarme.
-¡Ahhh!- grito con fuerza levantando mi daga.
El sonido que hace el espectro es como un lloriqueo de dolor.
-¿Pero qué...?- pregunto, no lo he lastimado y siertamente ningún oso a venido a mi rescate.
Cuando me quedo en silencio la criatura retoma su postura de antes y trata de tocarme.
-¡Largo!- grito fuerte, sorprendentemente la criatura retrocede lloriqueando de nuevo-Eso es.
Me doy cuenta que el sonido les perturba, por eso atacan de noche, en la oscuridad pueden tomar a su presa sin que lo vean venir y se alarmen.
-¡Griten!- les digo a dónde sea que estén todos-El sonido los hace retroceder.
Saco uno de mis frascos con ungüento y tomo mi daga. Me pongo frente a frente al espectro.
-Veamos si esto te gusta- con la daga comienzo a golpear en frasco produciendo un sonido lo bastante alto para que retroceda lamentándose-¡Muérete!
Cuando está ya débil levanto la daga y la clavo directo en su oscura garganta. La sangre negra sale a borbotones.
Dejo al espectro caído y corro en búsqueda de los demás. Cuando llego unos cuantos pasos adelante, a ambos lados están varios guerreros luchando.
Me acerco a uno y lo jalo para que el espectro no lo toque.
-Dame tu espada- le digo, aturdido hace lo que le pido-¡Tú también!- le grito al otro.
Con ambas espadas en las manos comienzo a chocarlas entre sí.
Con el fuerte sonidos las criaturas se encogen de dolor.
-Corten sus cuellos- les digo a los guerreros que me observan incrédulos-¡Ya!
Los dejo con su labor y sigo en búsqueda de los demás. Sigo sonando las espadas cuando voy encontrando guerreros. Ahora los que ya saben que hacer explican el proceder al resto.
-¿Dónde se encuentra Tulok?-le pregunto a Owek cuando lo veo.
-Él y el Conquistador fueron emboscados por un buen puñado de espectros oscuros.
-Por todos los Dioses- murmuro-Tomemos caminos separados todos- les digo-Ahora sabemos como atacarlos y recuerden que no deben dejar que los toquen.
Junto al tuerto y Owek seguimos adentrándonos en el bosque.
-No deben estar tan lejos- dice el tuerto-La neblina ya está bajando.
-Si oscurece y estamos dispersos nos matarán fácilmente- hablo agitada.
-¡Por allá!- señala Owek a Tulok y al Conquistador que están luchando contra al menos unos ocho espectros a la vez.
Comenzamos a sonar las espadas dispersando a las criaturas, todas retroceden asustadas mientras Owek le indica a Tulok lo que hay que hacer.
Pero un espectro no retrocede, este es diferente. El que está parado frente al Conquistador no se mueve, lo observa fijamente y trata de tocarlo.
Quiero llegar por detrás y clavarle mi daga, pero el espectro es más veloz y golpea un lado del rostro de el Conquistador.
-¡No!- grito atrayendo la atención del espectro y los demás.
En un rápido movimiento la criatura se acerca a mí y levanta ambos brazos.
Se detiene y cuando me observa a los ojos, baja sus extremedidades.
-Tú eres- dice una extraña voz que sale de lo las profundo de su garganta, es como si no hubiese hablado en lunas. Lentamente da un paso atrás y mi boca no puede estar más abierta cuando lo veo inclinarse-Tú eres...
No termina la frase porque el Conquistador ya le ha arrancado la cabeza con las manos.
Impactada porque siga vivo y como si nada, lo veo atónita.
-¿Cómo es posible?- pregunto viéndolo. El Conquistador ladea su cabeza y muestra sus dientes otra vez, como lo hizo antes. Maldito hombre, sabe que con esto me demuestra que nunca podré ir por encima de él.
-¡Auuhh!- el grito de Owek me saca de mi batalla de significados con este hombre-bestia.
-¿Qué sucedió?- digo llegando a los tres guerreros, el más joven está en el suelo convulsionando del dolor.
-Al parecer fue alcanzado por uno- dice el tuerto señalando su mano.
-Debemos ayudarlo- digo viendo al Conquistador-Por favor, es uno de tus guerreros.
El enorme hombre observa a Owek tendido y luego me observa a mí. Como si no fuera su maldito asunto, se sacude la sangre del espectro y pasa de largo, aclarando sin decir nada que no le importa si Owek muere.
-No hay nada que hacer niña- dice Tulok a mi lado.
-No podemos dejarlo- digo desesperada.
-¡Es imposible salvarlo!-me regaña-Esto es parte de las batallas, muchos mueren.
-Tú Muérete- le digo al ver que tiene la misma postura que su líder.
Levanto la mano de Owek y me fijo que tres de sus dedos fueron alcanzados por la criatura.
-Si los corto la maldición no se esparserá más por su cuerpo- le digo al tuerto.
-Necesitaríamos fuego para cerrar las heridas al cortar-me dirige una mirada compasiva-No podremos.
-No te dejaré Owek, fuiste el único que se disculpó y te interesaste en brindarme una amistad-tomo mi daga y con ella halo un mechón de mi cabello de mi apretado moño-Solo respira.
Cuando lo hace, con toda mi fuerza corto los tres dedos de un solo golpe y con rapidez coloco el mechón de cabello en sus heridas.
Cuando siento que su cuerpo se relaja aparto el cabello y observo sus heridas selladas.
-Maldita sea- dice el tuerto con la mandíbula desencajada-Botánica y una mierda, tú eres una bruja- lo volteo a ver con un gesto asesino-Pero vaya bruja.