23/02/2018
Con la mochila al hombro y una lata de Sprite en la mano derecha, voy directo a la biblioteca.
Estos últimos días en la universidad han sido un completo descontrol. Recién han empezado los exámenes de ingreso para los nuevos estudiantes y la gente no para de ir de un lado a otro con papeles, libretas, apuntes, chuletas... En fin, que es como volver al instituto.
Mi curso, en cambio, ha estado un poco más tranquilo. Estamos empezando el segundo cuatrimestre y solo nos han hecho un par de exámenes, los cuales, he suspendido. Ambos.
No, no soy un buen estudiante. Pasé el primer año de carrera a base de copiar en exámenes, y estaba pensando en dejar la universidad. Estudiar no es lo mío, y menos la carrera de derecho. Es algo que no me atrae. Mi padre me obligó a tomar esta salida puesto que es "un legado que debo seguir".
Él y mi hermano mayor son abogados de gran prestigio y quieren que yo siga con esa cosa de “la tradición familiar”. Mi madre, no es que estuviera muy de acuerdo, pero, como siempre, no dijo nada.
Si, una gran familia ¿cierto?
Llevo meses queriendo encontrar el momento perfecto para dejarlo todo e irme lejos. Desvincularme de mi familia y no volver a verles. Al fin de cuentas, mi padre solo me llama para preguntarme por mis estudios, mi hermano está más preocupado por su trabajo que por nuestra fraternidad y mi madre... Creo que ella sería lo único que me dolería dejar atrás.
No es una mala madre, siempre ha sido dulce y cariñosa, lo único es que ama a mi padre por encima de sus hijos, y eso es lo que más me molesta, que nunca le lleva la contraria por muy ilógico que sea lo que mi padre nos exige. Porque no, él no opina, él no aconseja, él no da opciones. Él planifica, ordena y ejecuta.
Llego a la biblioteca y me siento en una de las mesas de estudio más alejadas de todo, para repasar algunas de las cosas que sé que he fallado en esos exámenes. Porque seamos sinceros, sé muy bien lo que escribí, sé muy bien lo que no y sé lo que me inventé.
Y sigo aguantando esta mierda sin saber muy bien el por qué.
Suspiro tomando asiento, abro los libros que necesito y sus respectivos cuadernos dejando la mochila al lado de mi pierna derecha.
Nada más apoyar mis brazos sobre la mesa, siento mi móvil vibrar en mi bolsillo de forma insistente.
Voy a matarlos.
Saco el teléfono sabiendo de quiénes eran los molestos mensajes que no paraban de llegar a cascada a mi número.
✨THE BEST TRIO...and Halle✨
~Macaco 1 (N)
Liam, colega, no sé qué cojones le hiciste a la hija de los Stuart...
~Macaco 1 (N)
Pero la has enfadado de cojones.
~Macaco 2 (S)
¿Entonces si es ella?
~Macaco 2 (S)
Halle me comentó algo esta mañana, pero no sabía si era ella.
~Rubia roba amigos
Pobre, tuvo que quedar traumada para llegar a estos extremos.
~Macaco 2 (S)
¿Pero estamos seguros de que se va?
~Macaco 1 (N)
Al 100%.
~Macaco 1 (N)
Acabo de verla salir de la secretaría con un montón de papeles.
~Macaco 1 (N)
Aunque debo admitir que me costó reconocerla. Estaba vestida muy diferente a como solemos verla normalmente.
~Rubia roba amigos
¿A qué te refieres?
~Macaco 1 (N)
Llevaba ropa que podría ser perfectamente del propio Liam.
~Macaco 2 (S)
Y recordemos que esa mujer se mete con cualquiera que no lleve vestido de Praga, zapatos Zara y bolso Luis Witon
~Rubia roba amigos
Es Prada Y Luis Vuitton, amor
~Macaco 2 (S)
Tu me has entendido y eso es lo que importa
~Yo
¿De qué cojones estáis hablando?
Estoy en la puta biblioteca, ¿no podéis estar en silencio un rato?
~Macaco 1 (N)
Voy para allá
~Macaco 2 (S)
Sácalo de ahí y tráelo al parking, así hablamos todos
~Rubia roba amigos
Dejadle en paz. Para una vez que se pone a estudiar...
~Yo
Te iba a dar las gracias, rubia, pero se me han quitado las ganas...
~Rubia roba amigos
También te quiero, bombón
~Macaco 2 (S)
Me siento cuerneado...
~Yo
Cierra la boca
~Macaco 2 (S)
No estoy hablando
~Yo
Me exasperas
Cierro el chat y quito el sonido al teléfono móvil.
No dejare que me desconcentren con sus tonterías, menos si eso implica saber de la vida de la niña Stuart cuando ni siquiera quería que mi vida se cruzara con la de ella.
Me centro en los libros de derecho penal y derecho romano que tengo delante, y en sus respectivos apuntes, deseando olvidarme del desagradable recuerdo que esa conversación me ha traído a la cabeza.
Ojalá no vuelva a saber nada de esa familia, de esa mujer y muchísimo menos de esa noche.
No sé el tiempo que paso con la nariz metida entre las páginas de los libros. Quizá unos minutos o quizá un par de horas, es difícil saberlo sin reloj en el que fijarse, y me niego a coger de nuevo el teléfono y arriesgarme a leer más mensajes con respecto a ese tema.
Y ahí está el tema de nuevo. Genial.
Voy a cerrar los libros y centrarme en los pocos apuntes coherentes que he podido sacar, cuando siento una mano sobre mi hombro que me sobresalta, y una risa ronca que sigue poco después que me tiene suspirando cansado.
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Editado: 17.08.2025