DECLAN
El estrepitoso ruido de la puerta anunció su llegada a la cabaña. Su hermana se encontraba esperándolo sentada en el sofá. La curiosa mirada de Bryana fue inevitable. A pesar de ingresar simulando normalidad, Declan debía prepararse para un insoportable interrogatorio de la psicóloga especialista en parejas.
—Siéntate, te ves tenso —Ordenó la vampira, bajando el volumen de la transmisión de la televisión.
—Bryana, no estoy de humor.
Hablar de amor no era su especialidad.
—Dije que te sientes.
Su hermana perdió la paciencia.
—¿Qué mierda quieres? —bufó con su actitud malhumorada.
—Mira esto —Bryana tomó el control remoto y cambió el canal deportivo a uno de noticias—. Está en todos los canales.
Bryana le mostró tantos canales como pudo. Las noticias compartían la misma polémica "Muertes en otros pueblos de Gales". El conductor del noticiero informaba acerca de varios cadáveres encontrados a los costados de las carreteras.
—Según el peritaje forense, todos los cuerpos fueron completamente drenados —comunicó el conductor del noticiero—. Las víctimas no tenían ninguna gota de sangre sobre sus cuerpos.
—El peritaje policial teoriza que se trate de un psicópata obsesionado por recolectar sangre —continuó su compañera.
Intercambiando miradas con su hermana, coincidieron en que, posiblemente, se trate de otro clan, uno liderado e identificado por una cínica inmortal.
—Igone y su clan regresarán a este pueblo— Bryana apoyó el control remoto en la mesita de luz—. Nadie llama tanto la atención como esos idiotas.
—Serán un peligro para Eileen. Debemos detenerlos —la imagen sonriente de Eileen cruzó por su mente—. Aunque solo seamos tres contra seis.
—Ignone está buscando algo más —acotó Bryana—. No podría venir aquí sin sentido, aunque ella te odie porque no la amas.
—Quiere completar su clan.
—Pero su clan ya está completo.
—No, no lo está. Niall no pertenece a su clan y por esa razón viene en busca de otra persona —chasqueó la lengua—. Los asesinaremos mañana en la noche cuando crucen la frontera del pueblo.
No deseaba pensar en cómo Igone sería capaz de torturar a Eileen si supiera de su existencia. Declan se alejó rumbo a su habitación.
—No solucionarán las cosas si no te disculpas por besarla —exclamó su hermana, adivinando certeramente lo sucedido—. Ella aún es humana, no confundas sus sentimientos.
Bryana tenía razón pero él se sentía confundido. Admitía que se estaba enamorando de Eileen pero no quería herir los sentimientos de una humana. Por el momento su misión era protegerla.
Al otro día, tenía dos tareas que realizar. La primera consistía en indagar qué tanto sabían los estudiantes acerca de las muertes del pueblo vecino. La segunda, acompañar a Eileen a la plaza central para reencontrarse con su ex pareja. Llevando a cabo su primera misión, escuchó atentamente la segunda discusión entre sus compañeros Suria y Oliver mientras Bruce aún dormía apoyando su cabeza sobre la mesa.
—Yo digo que es una bestia —repitió Suria—. Un puma o un coyote.
—¡Suria esos animales comen carne! ¡No drenan la sangre! —gritó Oliver—. ¡Piensa y utiliza tus neuronas!
—¡¿Quieren cerrar la boca?! —regañó Bruce, enfadado, tapándose los oídos con ambas manos por ser despertado—. ¿Por qué no discuten en otra parte?
Pero Bruce no era el único estudiante que dormía. Al lado de Declan se hallaba sentada Eileen. La única diferencia era que ella apoyaba su cabeza en la pared.
—Eileen, despierta.
Sacudió el hombro izquierdo de su compañera. Cuando Eileen abrió lentamente sus párpados, sus ojos la delataron cuánto había llorado durante la madrugada.
—Alois sigue sin contestar mis llamadas —murmuró Eileen—. Jimmie no deja de enviarme mensajes, y aún debo soportarlo en la tarde ¿Qué debo hacer?
—Te dije que Alois regresará —intentó tranquilizarla—. Jimmie es un idiota ¿porque accedes a encontrarte con él?
—Él estuvo a mi lado cuando mis padres murieron.
—¿Aún lo amas?
—Definitivamente no, pero…
Declan no la dejó continuar.
—Que Jimmie te haya acompañado en un momento difícil no le da derecho a obligarte a permanecer a su lado.
—No quiero que Jimmie te vea, quiero que me vigiles desde las sombras —Eileen le tocó el hombro—. No debes disculparte, tú no eres responsable de mi estado de ánimo.
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Como lo prometió, al terminar las clases, Declan acompañó a Eileen hasta la plaza. Y para pasar desapercibido, se ocultó detrás de un árbol, sin ser expuesto por las luces que alumbraban el lugar. En cambio, a varios metros de él, Eileen caminaba de un lado a otro con nerviosismo, esperando la llegada de su ex pareja.
Jimmie no tardó en aparecer corriendo hacia Eileen como un niño dispuesto a abrazar a su madre. Declan se mantuvo en silencio y cambió sus iris verdes a rojos para tener una mejor concentración en su vigilancia.
—Hola hermosa.
Saludó Jimmie. El joven intentó abrazar a Eileen pero ella se negó.
—Hola —Eileen hizo una mueca de curiosidad—. Tu cabello…
—Ah sí, mi cabello —el chico tocó uno de sus pequeños mechones castaños—. Creí que sería buena idea dejarlo crecer.
—Que bueno —cambió de tema—. ¿Quieres hablar?
Eileen no quería perder su tiempo.
—Seré sincero —Jimmie suspiró—. Eileen yo te amo. Sé que cometí muchos errores pero tú también eres la culpable.
<<Pedazo de mierda —Declan pensó para sí mismo—. ¿Cómo te atreves a culparla?>>
No negaba que tenía muchas ganas de correr hasta ese idiota y desgarrarle la garganta, pero proteger Eileen era su prioridad. La notaba tensa e insegura, es más, por un milisegundo, ella miró en su dirección como si supiera dónde estaba escondido.
Eileen tomó confianza y continuó: