Tal vez es siempre

Capítulo 4

Nora

−Nora –me llama Marcus y me giro hacia él.

−Buenos días, Marcus –le saludo, amable.

−Buenos días. En una hora te quiero lista en el hall, ¿vale? Los chicos tienen un par de entrevistas, y quiero que vengas con nosotros para que veas cómo es todo eso también –me explica−. Sé puntual.

−Vale, allí estaré –finjo una sonrisa y él se dirige a la mesa a desayunar.

Yo, en cambio, me quedo en mi sitio, mirando en su dirección. Suelto un suspiro y dejo las cosas que he utilizado para desayunar en la zona del comedor de cubertería sucia, y me apresuro a subir a mi habitación.

Sinceramente, no tengo ninguna gana de ir a esas entrevistas con ellos. Sí, estoy haciendo estos viajes por, básicamente, estas cosas. Pero pensaba que sólo tendría que asistir a los preestrenos en las distintas ciudades, que después podría tener el resto del tiempo libre para poder hacer lo que quisiese.

En cambio, estaba equivocaba. Como siempre. Tengo que asistir a esas entrevistas y tendré que volver a compartir un mismo espacio con Tyler. Y con Bonnie. Vaya, al único a quien tengo ganas de ver es a Dylan.

Me quedo mirando mis maletas cuando llego a la habitación durante casi 5 minutos, hasta que al final me decido por un conjunto bastante simple: vaqueros azules, jersey ancho en tonos grises y unas deportivas blancas, además de una pequeña mochila de cuero para llevar mis cosas.

Al terminar de vestirme, entro en el cuarto de baño –el cual me sigue encantando cada vez que entro− y me recojo mi media melena ondulada en una coleta algo desordenada –lo siento, no me apetece esmerarme mucho− con algunos  mechones sueltos alrededor de la cara, y me inclino para lavarme los dientes. Me miro de nuevo en el espejo, colocándome mis gafas de pasta fina negras, y termino por ponerme un poco de desodorante y colonia.

Y ya estoy lista. En tiempo récord.

Aprovecho que tengo un poco de tiempo libre para asomarme al balcón y ver las vistas que tengo desde aquí. La verdad es que son preciosas. Anoche no pude disfrutarlas demasiado, pero estoy segura de que por la noche tiene que ser aún más bonito. Me quedo ahí un rato, con el aire fresco golpeándome en la cara, hasta que reviso la hora en mi móvil y veo que va siendo hora de que vaya bajando.

Pero me detengo justo cuando, al girarme para entrar en la habitación, mi mirada se cruza con la figura de Tyler asomado también en el balcón –a dos habitaciones de la mía−, mirando su teléfono con el ceño algo fruncido. Sí, logro verle desde aquí, el poder de llevar las gafas.

No me quedo mucho aquí mirando. No. Si quiero olvidarme de él no… no puedo… hacer esto. No puedo mirarle. Es decir, sí puedo, pero… no debo, ¿no?

Pareces nerviosa.

¿Yo? Nerviosa. Para nada.

Oh, y tanto que lo pareces.

¡Que no! ¿Vale?

Entro de una vez en la habitación, cierro las puertas que dan al balcón rápidamente y me apresuro a guardar todo lo que pienso que podría necesitar –y que luego no necesito ni utilizo− en la mochila. Me aseguro también de tener suficiente batería en el móvil y, por fin, tras echar un último vistazo a la habitación, estoy lista.

Camino a paso rápido para llegar cuanto antes al ascensor –y no cruzarme con nadie no deseado− y suspiro aliviada cuando me quedo en el ascensor sola. Me miro en los espejos que tiene este ascensor, como si así pudiese arreglar un poco mi cara –aunque sé que no es posible−, hasta que las puertas se abren y por fin llego al hall.

Miro mi teléfono y aún quedan cinco minutos para irnos, así que me siento en uno de los sillones negros, a la espera de que los demás también lleguen.

El primero en aparecer es Dylan, y le sonrío cuando llega a mi lado. Él se sienta en otro de los sillones, a mi izquierda, y me giro para mirarle.

−¿Has estado alguna vez en Miami? –me pregunta.

−No. De hecho, es la primera vez que salgo de Los Ángeles en mis 22 años de vida –me encojo de un hombro−. Aunque tampoco creo que vaya a poder ver mucho. Ya mañana nos vamos.

−Siempre puedes venir en otro momento.

−Ya, bueno… −lo pienso un momento y no, no siempre podré venir en otro momento si no tengo dinero para hacerlo−. Tú ya habías venido más veces, ¿no?

−Sí. Bastantes ya.

−Tendrás que ser tú quien me haga un tour, entonces –bromeo.

−Cuando tú quieras –él ríe.

Asiento con la cabeza, sin dejar de sonreír, justo cuando llegan Marcus y William en ese momento, acompañados de los representantes de los chicos. Les saludamos y esperamos a que lleguen los dos actores que faltan, siendo la persona innombrable la última en llegar. Normal, seguro que estaba hablando con Jessica cuando lo vi en el balcón.

¿Tú no te ibas a olvidar de él?

¡Lo estoy intentando!

Me decepciono un poco al ver que Carol no nos acompaña y salimos del hotel ya todos juntos, en dirección a la furgoneta. A ver con quién hablo yo ahora para entretenerme y no mirar a la persona que se sienta frente a mí, a la izquierda.

Miro por a través de los cristales tintados de la furgoneta todo el camino, sintiendo de vez en cuando una mirada insistente sobre mí a la que intento no hacer caso. Un rato más tarde, llegamos a la primera entrevista, la cual se hará en un programa de televisión local.

Pero estaba equivocada cuando pensaba que la mañana se me iba a hacer larga. Nada más llegar a ese edificio, se llevaron a los chicos y a Marcus para prepararles antes de la entrevista, y yo me quedé con William y los mánagers, hablando un poco. La verdad es que me entretuve bastante. Al igual que en el transcurso de la entrevista y en el viaje a la segunda de esta mañana –y última−.

Sinceramente, me estoy entreteniendo bastante.

Ahora están terminando la última entrevista y Dylan acaba de contestar cómo ha sido para él grabar esa trilogía de películas. La chica que dirige la entrevista está conforme con la respuesta y, en ese momento, se gira para mirar a Tyler.



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En el texto hay: romance, amor, cine

Editado: 15.12.2021

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