Tal vez es siempre

Capítulo 9

Tyler

Los dos días que pasamos en España son geniales. Las últimas dos veces que estuvimos aquí para promocionar las dos anteriores películas también fueron geniales, y esta vez no podría ser menos. Además de las buenas valoraciones que seguimos teniendo por parte de críticos de cine, compañeros nuestros, amigos e invitados.

Admito que cuando me propusieron hacer esta película –lo que al principio iba a ser sólo una–, nunca imaginé que llegase a tener tanto éxito. La recaudación fue tan alta que indicó que gran éxito que tuvo la película y apenas un mes más tarde, propusieron alargar esta película para formar una trilogía.

Y debo admitir también que estos días se están pasando bastante rápido. Ya llevamos más de una semana de viaje, y parece que fue ayer cuando salimos de Los Ángeles.

Ahora mismo estoy arrastrando mi equipaje por el aeropuerto de Roma. Sí, acabamos de llegar a Roma. Después de dos días increíbles en España, toca venir a una de las ciudades que más me han gustado cuando hicimos las anteriores giras.

Y parece que Nora piensa lo mismo.

Está arrastrando su maleta con algo de torpeza, intentando que no se le caiga el bolso de su hombro, mientras mira algo en su móvil. Sonrío un poco mirando en su dirección. ¿Cómo pude ser tan imbécil de dejar ir a una chica como ella?

Lo sé, me estoy comportando como un maldito egoísta. Después de comportarme como un imbécil, ahora quiero que vuelva a mi vida siendo… ¿amigos?

¿De verdad quieres ser sólo su amigo?

Es la única opción que tengo.

Yo no estoy tan segura de eso.

Me quedo mirándola unos segundos más antes de volver la vista al frente y seguir con mi camino. Al menos no me odia. Me lo dijo la otra noche y eso debe significar algo, ¿no?

Sí, que no te odia.

Ag, yo sé a lo que me refiero.

–Os están esperando –me avisa Emmet, mi mánager–. Ya sabes. No te puedes entretener mucho.

–Vale –asiento con la cabeza.

Sigo sus pasos junto con el resto del equipo y, al instante en el que cruzamos la gran puerta de llegadas, de nuevo un grupo de jóvenes nos está esperando. Me acerco a ese grupo junto con Dylan y Bonnie, y me muestro lo más amable posible.

Al menos, no tengo que actuar. Realmente me importa que estén aquí.

Ooohhh… el chico serio se va a emocionar.

Uf, qué ganas de cambiar de conciencia.

Qué pena que no puedas hacerlo.

Cállate un rato.

–¡Tyler! –escucho al voz de una chica y, al girarme, sonrío al mirar a esa chica, que no tendrá más de 13 años, y que me mira con una pequeña sonrisa.

¿Come va, bella? –le pregunto en su idioma, agachándome un poco y me pongo a su altura.

Bene –responde ella, en voz baja.

Vale, creo que está un poco nerviosa.

Me hago la foto con ella cuando mi mánager me mete prisa y me quedo casi cinco minutos más allí junto al resto de los actores. Subo a la furgoneta casi con prisas y mi mirada vuelve a cruzarse con Nora, quien sigue mirando su móvil.

Deja de mirarla.

¿Por qué?

Porque pareces un psicópata, lunático y loco mirándola todo el rato.

Ala, qué exagerada.

Díselo a Dylan, que te está mirando.

Miro a mi amigo y compañero, quien sonríe de lado al darse cuenta de a quien estaba mirando, y niego con la cabeza casi imperceptiblemente antes de mirar por la ventanilla. Minutos más tarde, ya vamos rumbo al hotel.

Al llegar, me doy cuenta de que es el hotel donde nos quedamos la última vez que estuvimos aquí, promocionando Impacto 2, e incluso mi habitación está en la misma planta que aquella vez, sólo que tengo otra habitación. Al entrar, vuelvo a echar un vistazo y está todo tal y como recordaba.

Un pequeño pasillo –de apenas 2 o 3 metros– hasta dar con el centro de la habitación y la gran cama de matrimonio frente a un pequeño mueble-bar. A mi izquierda, frente a la cama, se encuentra la puerta al gran cuarto de baño, que está acomodado con una bañera enorme, además de un espejo que ocupa una pared entera sobre el lavabo totalmente blanco y brillante. Dentro del cuarto de baño, también hay dos puertas que dan al armario –y que no utilizaré–. Por otro lado, el balcón se encuentra en el lado derecho de la habitación.

Las paredes están decoradas de color beige, muebles de madera y la zona de la cabecera de la cama decorada con papel decorativo de flores también beige. Por último, la cama está hecha, sin ninguna arruga, con sábanas blancas, azules, multitud de cojines y una tarjeta de bienvenida, junto a un conjunto de toallas.

Dejo mis cosas a un lado y me cambio de ropa rápidamente. Tengo un par de entrevistas a las que asistir hoy, pero me ducharé cuando vuelva. Así que no tardo más de 10 minutos en estar listo con unos vaqueros oscuros y una sudadera totalmente blanca.

Al salir al pasillo, me cruzo con Bonnie. Inevitablemente, pongo los ojos en blanco cuando me quedo sola con ella en el ascensor.

–¿Cómo te va, Tyler? –pregunta ella, cómo no, con sarcasmo.

–Genial.

–Me alegro –contesta, aunque puedo percibir que no lo dice sinceramente, por supuesto–. A mí también me está yendo…

–Vale, no te he preguntado –le interrumpo, sin mirarla en ningún momento.

–Vaya, ya veo que tu ruptura con Nora te ha dejado más borde de lo que ya eras –suelta–. Pero deberías estar súper feliz, ¿no? ¿No estás con Jessica?

–Bonnie, no te interesa mi vida.

–Te recuerdo que hasta hace unos meses eras conmigo con quien te acostabas.

–Y te recuerdo que nunca fuimos nada más que eso: sexo –la miro antes de que las puertas se abran.

–Bueno, con Nora al final acabó siendo lo mismo. La dejaste por Jessica, ¿no? –hace una pausa–. Aunque no me extraña. Sólo hace falta ver a una y a otra para…



#4656 en Novela romántica
#326 en Joven Adulto

En el texto hay: romance, amor, cine

Editado: 15.12.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.