Tal vez es siempre

Capítulo 14

Nora

Ahogo un bostezo y miro a mi alrededor. Los fans gritan –literalmente– a los actores reclamando su atención, y los periodistas y fotógrafos se esfuerzan en hacerse un hueco para hacer su trabajo con comodidad.

Y aquí estoy yo, un poco alejada de todos ellos e intentando prestar atención a lo que sea, cualquier detalle, con tal de mantenerme ocupada. Pero me siento demasiado cansada. Aunque ya no sé si es por lo poco que he dormido estos últimos días, por los viajes o, simplemente, por todo lo que está ocurriendo.

Carol habla de algo con William a unos metros de mí y, aunque al principio hago el ademán de acercarme, prefiero quedarme donde estoy y dejar que hablen tranquilamente.

Hasta que mi mirada se cruza con la de Marcus y me veo obligada a sonreír. No es que no esté disfrutando del evento, al contrario; al igual que las otras ocasiones, las disfruto mucho. Pero… quiero dormir. Y quiero que Tyler deje de mirarme de una vez.

Suspiro y me giro, dándole la espalda –no sin antes lanzarle una mirada de reojo–, y miro a mi alrededor una vez más hasta que decido acercarme a los mánagers de los chicos; específicamente, situándome al lado Joseph, el mánager de Dylan. No he hablado mucho con él, pero, ¿estar aquí con él o quedarme sola mirando a mi alrededor como si fuese una intrusa? Prefiero la primera opción.

Las más de dos horas de películas las paso, literalmente, con la mirada puesta en la pantalla. Ya son 6 las veces que he visto esta película en los preestrenos, además de las otras dos donde las vi después de la edición y montaje. Y admito que es una de las pocas películas que no me canso de ver a pesar de todas las veces que llevo ya.

Y, como cada noche después del preestreno y las buenas valoraciones, todos van a la fiesta. Excepto yo. Consigo escabullirme de Marcus, avisándole a Carol que prefiero ir al hotel ya. No me apetece una fiesta ahora después de cómo fue la última vez que bebí de más.

Sí, Tyler también se acuerda de eso.

Tú cállate que ibas muy bien.

–¿Voy contigo? –me pregunta Carol.

–No, tú ve a la fiesta. Tómate una copa por mí.

–O dos.

–O dos –sonrío, divertida–. Te veo mañana, guapa.

Me guiña un ojo y, mientras ella se marcha con los demás, yo me encamino al hotel. Por suerte, no queda muy lejos y, además, podré ver un poco más de la ciudad. No he podido ver mucho de Londres y ya mañana nos vamos.

Me entretengo un poco más en llegar al hotel al detenerme a hacer varias fotos y, cuando por fin llego, subo a mi habitación rápidamente. El tiempo de Londres es bastante frío y agradezco al instante la calefacción de la habitación. Pido un menú ligero para que me suban a la habitación dentro de media hora y aprovecho esos minutos para entrar en el baño y darme una ducha rápida.

No tardo más de cinco minutos en estar duchada y menos de diez en estar vestida con una de mis típicas sudaderas enormes para estar más cómoda por la habitación. Reviso mi móvil un poco y veo que en poco rato debería llegar mi cena. Así que me quedo esos minutos revisando un poco mis redes sociales.

Creo que me voy a quedar dormida en cualquier momento, así que agradezco cuando escucho el par de toques en la puerta que me indica que mi cena está aquí. Me levanto de la cama y me acerco a la puerta, la cual abro sin asegurarme de quien está al otro lado de la puerta.

Cosa que debería haber hecho cuando veo a Tyler frente a mí.

Me quedo unos segundos paralizada antes de intentar cerrar de nuevo la puerta, pero él pone una mano en ésta y me impide hacerlo.

–Nora, déjame hablar contigo –me pide.

–¿Puedes irte? Estoy esperando a que me traigan la cena.

–Nora…

–He dicho que me tienen que traer la cena, vete –insisto, esta vez más seriamente.

Nos aguantamos un momento la mirada hasta que escucho unos pasos por mi derecha. Miro hacia allí y veo a un chico con traje blanco arrastrando una mesa pequeña de metal con ruedas. Se detiene justo al lado de Tyler.

–Servicio de habitaciones, le traigo su cena –me dice, amable.

–Gracias –me hago a un lado y dejo que pase para que deje la mesa de metal en la habitación–. Que tenga buena noche.

–Igualmente, señorita –asiente con la cabeza–. Buenas noches.

Sonrío cuando me mira y veo cómo se despide también de Tyler rápidamente, así que aprovecho ese momento para intentar cerrar de nuevo la puerta. Pero él es más rápido que yo y vuelve a interrumpirme.

Debería estar en la fiesta. Debería estar bebiendo, celebrando lo bien que están yendo todos los preestrenos. No aquí. No frente a mí cuando sabe que no quiero verle.

¿No quieres?

Vale, no debo.

Ahí está la diferencia.

–Tyler… –le digo, haciendo un poco de fuerza para intentar cerrar. Pero no puedo.

–Nora –me llama, mirándome fijamente–. Déjame entrar. Por favor.

Con un suspiro cansado, me aparto de la puerta –de nada sirve seguir intentando cerrarla– y él pasa casi al instante, cerrando tras él. Vale, ¿y ahora qué?

–¿Qué quieres? –le pregunto directamente.

–¿Por qué me evitas? –pregunta como respuesta, acercándose a mí.

No contesto y me paso las manos por el pelo, mirando hacia la mesa donde está mi cena. Ha sido mala idea dejarle pasar. Y abrir la puerta. Debería haber revisado quién era antes de abrir.

–Nora –insiste él y suspiro.

–Ya sabes por qué –le digo, mirándole de nuevo–. Ahora que he respondido a tu pregunta, ¿puedes irte?

–No me voy a ir –responde, totalmente seguro, dando un paso más hacia mí–. Quiero que me expliques porqué me estás evitando.

–He dicho que ya sabes por qué.

–No, no lo sé. Nos besamos hace dos días y…

–No me lo recuerdes –le interrumpo.

Él frunce el ceño.

–¿Por qué?



#4606 en Novela romántica
#318 en Joven Adulto

En el texto hay: romance, amor, cine

Editado: 15.12.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.