Tal vez es siempre

Capítulo 20

Nora

Bajo del taxi rápidamente tras pagarle al conductor y me quedo mirando las puertas del gran estudio antes de encaminarme hacia allí. Admito que estoy un poco nerviosa. Estoy a punto de hablar con Marcus y no sé cómo sentirme.

–Michael –sonrío cuando paso por delante de él.

–¡Nora! ¡Qué alegría volver a verte! –me saluda él y nos damos dos besos rápidos–. Cuéntame, ¿cómo ha ido la gira? Ya veía por la televisión que todo iba bastante bien.

–Ha ido genial. Me lo he pasado muy bien. ¿Qué tal te ha ido a ti estos días?

–Pues ya sabes, aquí sentado, dejando pasar a trabajadores y echando a fans que se hacen pasar por conocidos para ver esto –se encoge de hombros, suspirando, y yo río.

–Estás entretenido, al menos –le miro, divertida.

–Eso sí –él ríe–. Dime, ¿qué haces aquí?

–He venido a hablar con Marcus. Me dijo que viniese hoy para hablar sobre mi futuro trabajo o sobre si me tengo que buscar la vida en otro sitio.

–Oh, pues mucha suerte. Aunque seguro que no la necesitas.

–Muchas gracias, Michael –miro al frente un momento–. Bueno, voy a ir ya con él. No quiero llegar demasiado tarde.

–Claro, ve. Luego me cuentas.

Asiento con la cabeza y, con una sonrisa amable, me despido de él y sigo con mi camino hasta el set de grabación de siempre. Apenas hay nadie por aquí; las pocas personas no tardarán mucho en irse.

Llego hasta el set y veo que no hay nadie dentro, sólo la luz del despacho improvisado de Marcus está encendida. Me encamino hacia allí y me quedo frente a la puerta unos segundos, respirando profundamente.

Inspiro, espiro; inspiro, espiro; inspiro, espiro.

¡Entra ya, pesada!

¡Vale! Que sólo quería estar tranquila.

Pero si no te va a funcionar. Entra ya.

Respiro profundamente una vez más y ya por fin, doy un par de toques a la puerta. Escucho un adelante al otro lado y, sin esperar más, abro la puerta lentamente y me dejo ver.

–Hola, Nora. Pasa, por favor –me hace un gesto para que me acerque.

–Hola –le saludo, sonriendo un poco–. Espero haber llegado bien.

–Has llegado justo a tiempo –deja un par de folios a un lado y me mira desde el otro lado de la mesa. Yo me siento en una de las sillas frente a él–. Bueno, ¿qué tal estás?

–Bien, un poco nerviosa –admito–. Pero bien.

–No tienes por qué estás nerviosa –sonríe.

Hay un momento de silencio. Él me mira sin decir nada durante varios segundos y yo muevo mi pierna izquierda arriba y abajo repetidamente, intentando no ponerme aún más nerviosa y esperando a que él diga algo más.

–Admito que cuando me dijeron que hicieses las prácticas, no me hacía ninguna gracia –dice finalmente, sincero.

Ah, genial. Empezamos bien.

–Oh, yo… bueno…

–Pero también tengo que admitir que has hecho un gran trabajo aquí con nosotros –añade y me relajo bastante. Menos mal–. Sé que al principio pasaba de ti, lo sé, pero bueno, me alegro de poder haberte dado la oportunidad de empezar con nosotros.

–Yo también me alegro y gracias –sonrío un poco.

–A ti –hace una pausa y se levanta de su asiento–. Estarás deseando saber cuál es mi decisión, ¿verdad?

Asiento lentamente mientras él rodea la mesa de madera, apoyándose en ésta con la cadera justo a mi lado. Yo sigo sentada, y tengo que alzar un poco la cabeza para poder mirarle bien.

–Tengo una buena noticia para ti: quiero que sigas trabajando en más proyectos con nosotros –dice al final y sonrío ampliamente–. Tienes mucho talento y tengo que aprovecharlo, obviamente. Pero… –hace una pequeña pausa– me debes un favor.

Espera, ¿qué?

¿Un favor? ¿De qué?

–¿Un favor? –repito–. No entiendo a qué te refieres.

–Ahora lo entenderás, no te preocupes –baja la mirada a mí–. Alguna vez te han dicho lo guapa que eres, ¿verdad? Bueno, vaya pregunta, imagino que sí te lo habrán dicho.

–Marcus, no sé qué tiene que ver eso con…

–Incluso Tyler también se dio cuenta –me interrumpe, sin hacerme caso–. Normal. Todos nos dimos cuenta. Incluso en este viaje nos hemos dado cuenta de que ha pasado algo entre vosotros. Aunque tampoco me extraña –hace una pausa, mirándome fijamente–. Él también ha visto que eres preciosa.

Pero, ¿qué dice este tío?

–Si lo mío con Tyler supone algún problema, debes saber que ya no hay nada entre nosotros y…

–A mí me da igual lo que tengas con él, Nora. Tú eres libre de follarte a quien te dé la gana –se encoge de hombros–. Esa no es la cuestión. La cuestión es que… quiero un favor tuyo.

–Sigo sin entender a qué te refieres.

–Te he dado la oportunidad de hacer aquí las prácticas y te estoy dando la oportunidad de seguir trabajando aquí –da un paso hacia mí y pasa los dedos por mi brazo–. Pero quiero algo a cambio.

Vale, esto ya me está incomodando. Muchísimo.

Corre.

Sí, será lo mejor.

–Eh… debo irme –murmuro rápidamente, separándome de él–. Acabo de acordarme de que tengo que ir con… con mi hermana. Y ya voy tarde. Hablaremos en otro momento.

Me levanto y me giro dispuesta a salir de ahí cuanto antes. Pero en cuanto pongo una mano en el pomo de la puerta, él interrumpe mi acción de salir colocando su mano encima de la puerta, haciendo fuerza para que no pueda salir.

Doy un paso hacia atrás y él se coloca frente a la puerta, entre ésta y yo, impidiéndome salir.

–Marcus, déjame salir.

–Esa no es una opción –niega con la cabeza y se acerca a mí lentamente.

Yo vuelvo a dar varios pasos hacia atrás, cada vez más asustada. No me gusta anda el camino que esto está tomando. Quiero salir de aquí. Me está dando miedo. Me estoy agobiando.

–Marcus, quiero irme de aquí. Ya –le digo, intentando mantener mi tono de voz firme.

–Te lo repito, Nora. Te estoy dando la oportunidad de seguir aquí, pero quiero un favor.



#4627 en Novela romántica
#320 en Joven Adulto

En el texto hay: romance, amor, cine

Editado: 15.12.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.