Tal vez un final feliz

Capitulo 4

Elizabeth

  • Oye Bon-. La susodicha levanta la mirada del teléfono y me ve.
  • Mande.

Nos encontrábamos en las mesas del patio del campus esperando la siguiente clase. Ya había pasado unas dos semanas desde el inicio de clases y los profesores no habían perdido el tiempo, tenían toda una lista de tareas que enviar.  ¿Qué no salieron en las vacaciones? ¿pasearon por un parque?  ¿o tan siquiera se sentaron en el porche de su casa con una taza de café y un pan dulce?

Que vida tan triste

  • Mi nombre es John Alejandro y yo soy esquizofrénico, no soy nada atractivo,  mucho menos fotogénico.

Bonnie me con una cara que dice “eres una causa perdida”. Pero como ella es de las personas que todo lo dicen…

  • Eres una causa perdida, de verdad-. Rueda los ojos-. Por cierto ¿a qué hora entras al trabajo hoy?-. pregunta
  • Hoy no tengo trabajo. Lily, la dueña, tiene un evento al cual asistir por lo tanto nos dio el día libre.
  • Entonces…
  • ¿entonces qué?
  • ¿me podrías ayudar con mi ensayo?- me pregunta deformando la cara ¿o era un intento de una cara tierna? Nunca lo sabremos.

Verifico la hora en el teléfono y me doy cuenta de que ya es hora de mi siguiente clase.

  • Me tengo que ir-. Empiezo a guardar mis cosas en la mochila-. Y sí, te ayudaré. Hasta luego.

Camino por el sendero de piedra que da a la entrada de la universidad. Voy por el pasillo rebosado de personas, algunos imagino que acaban de salir y otros que están por entrar al igual que yo.

Llego al salón y me ubico en el mismo lugar de siempre, una mesa al lado de la ventana. Y ahora toca esperar al profesor.

El teléfono vibra en mi bolsillo. Un mensaje de mamá.

Progenitora

 Hija ¿podrías buscar a tu hermano? Hoy salgo un poco más tarde así que no lo voy a poder buscar.

Tu: Claro. Yo lo busco.

Okey, gracias hija.

  • Buenos días-. Dice el profesor entrando al aula.

Suelto un suspiro. Necesito una taza de café.

Salgo del salón de clases y empiezo a caminar por los pasillos en dirección a la salida. Estoy cansada, necesito dormir. A buscar a Oliver y después a ser una con mi cama. Necesito vacaciones de mi vida. Un día en el paraíso con todo pago por el jefe Dios.

Ya fuera de la universidad avanzo hacia mi destino que está a pocos minutos por lo que puedo ir caminando.

  • Te estaba esperando bonita.

En estas vacaciones como que las parejas se multiplicaron. Crecen como flores y tan bien se marchitan como una.

Celosa.

Sí soy. Me declaro culpable.

Alguien me agarra de la mano deteniéndome. Me volteo y la persona aprovecha para para pasar su mano por mi cintura reteniéndome.

  • Que carajos…-. Huy ¿me ha escuchado usted señor Dios? Porque este hombre parece un ángel. ¿este será mi guía en el paraíso?
  • Hola hermosa- dice el desconocido mientras que su mano que agarraba la mía con anterioridad, se posiciona en mi mejilla.
  • Hola, mucho gusto ¿Quién carajos eres?

Empiezo alejarme de él lentamente. El chico posa su vista detrás de mí, sigo su mirada y me encuentro con una pareja muy acaramelada recostada de el que espero sea su auto. Y si no, que incomodo lo tendrá el dueño. Esos dos parecen que están a punto de traer una nueva vida al mundo.

  • Oye. Sabes que es raro lo que estas haciendo ¿no?- el chico despega su mirada de las sanguijuelas recostadas en el coche y posa su mirada en mí y me mira con una ceja enarcada.
  • Eso-. Apunto detrás de mí-. Ver a las personas mientras hacen eso-. El chico abre la boca para decir algo pero lo interrumpo-. Y no hablemos del echo de agarrar a una persona sin su consentimiento. Ni siquiera te conozco.
  • Azrael, soy Azrael.

Azrael  ¿Dónde escuche ese nombre? ¿y esa vos me resulta conocida?

No, no creo. Nunca olvidaría una voz tan sexy.

  • Lamento lo acontecido.
  • Disculpado. Pero que no vuelva a suceder

El teléfono vibra en mi bolsillo, lo levanto y me fijo en la hora. Mierda Oliver.

Salgo corriendo. Mierda. Mierda. Como se me pudo olvidar.  

Me detengo y giro la cabeza dándome cuenta de que el chico llamado Azrael sigue en el mismo lugar.

  • Oye. Eso de dar una cucharada de su propia medicina no siempre es bueno. O nunca es bueno- le grito-. Si es tu novia la que esta con ese chico deberías ir y hablar con ella o terminar, lo que prefieras es tu decisión.

Doy la vuelta para irme pero su vos me detiene.

  • No es mi novia.

Le sonrió.

  • Hasta luego Azrael.

Las relaciones son tan complicadas.

Dímelo a mí.

*************

  • Liz-. Corre mi pequeño hermano hacia mí abrazándome al llegar.

Revuelvo su sus rizos castaños con mi mano.

  • Lo lamento, se me hizo un poco tarde- le digo a la maestra.
  • Tranquila, no pasa nada- se voltea hacia Oliver-. Adiós Oli, nos vemos mañana.

Oliver como respuesta agita su mano en dirección a ella.

Una vez afuera de colegio caminamos por la acera en dirección a la parada de autobús.

  • Liz, quiero helado- dice apuntando a un puesto cerca de la parada de nuestro destino.
  • Oli, no se puede solo tengo el dinero exacto para el pasaje.
  • Pero Liz-. Dice poniendo un tierno puchero.

A eso se le llama jugar sucio pequeño.

  • Okey. Pero hay dos opciones-. Le digo agachándome para quedar a su altura-. Número 1: los helados y nos vamos caminando o, número 2: vamos en bus y compramos los helados después ¿Qué elegirás?




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