Siempre supe que él me gustaba, al menos desde que tuve la capacidad de entender que los chicos eran lindos y no te pegaban los piojos.
Nos habíamos conocido desde que éramos bebes, hasta habíamos nacido en el mismo hospital.
Y siempre habíamos sido amigos.
Hasta los 12 que me empezó a gustar.
Pero ya saben, las niñas maduran antes que los niños y él no se dio cuenta de nada.
Solo porque siempre estaba pegado a su Xbox.
Y luego a los 16, solo se fue, pero nunca me dejo de gustar.