Loui.
Estaba por dormir cuando de repente recordé esa vez en quinto grado cuando en las afueras del salón encontramos a un pequeño loro lastimado. O bueno, encontraron porque a decir verdad no recuerdo quién lo encontró. El caso es que decidimos hospedarlo como mascota del salón hasta el momento de su recuperación completa.
De todas los opciones posibles para su nombre al final decidimos bautizarlo como Toto, ya que sólo respondía a dicho nombre, era muy divertido darle de comer y ver como corría por el salón cuando nadie le estaba prestando atención.
Cuando el ala de Toto finalmente sanó por completo, la maestra decidió que era momento de buscarle una familia que pudiera estar pendiente de él la mayor parte del día. Y así fue como empezó una votación para decidir quién se quedaría con su custodia, por así decirlo, tomando en cuenta principalmente a quienes vivían cerca de la primaria (Entre ellos tú) para que así los demás tuviéramos la oportunidad de seguir viendo a nuestro alado amigo.
Lastimosamente no fuiste tu el ganador de esa votación, la mayor parte del salón escogió a Mei como legítima dueña de Toto.
Realmente sentí lastima, cuando estabas con Toto tu forma de ser cambiaba, realmente podía llegar a desconocer a la persona frente a mi, ¿Dónde se encontraba ese brusco niño que pensaba más en hacer travesuras que en los sentimientos de los demás?, sin duda, hasta tu mirada cambiaba cuando estabas junto a él, te volvías en una persona super dulce, amable y tierna.
Y después de todo nunca volvimos a ver a Toto ya que Mei nunca quiso llevarlo a la escuela.
En fin, confío en que tu si lo hubieras hecho.
Con nostalgia, Nicolle.