Me siento en el sofá, al lado de Aura, de mi mejor amiga. Está tan perdida, tan metida en sus pensamientos que me da miedo, no es la chica extrovertida que se propuso sacarme sonrisas después de la muerte de mi pequeño. La persona que tengo al lado es solo un espejismo, no es mi Aura, es alguien rota, dolida, hundida, puedo suponer que así me veía yo cuando desconecté a Nathaniel.
– Aura.- la llamo, ella gira su cabeza y me mira con sus grandes ojos oscuros.- ¿Por qué nos has pedido que vengamos?- digo mirando a todos sus amigos, incluyendo su fisio.
– No voy a continuar la demanda contra el chico que me atropelló.
– ¿Qué?¿Por qué?- pregunta Kristal alterada, como si quisiera sacudirla.
– No tuvo la culpa.- la miramos sin entender.- Me atropelló por culpa de Mario y Renatta.- ella mira por la ventana, como si estuviese aguantando las lágrimas.- Esa noche, fui al apartamento de mi ex novio y los vi teniendo relaciones, salí corriendo hasta la calle.- nos mira.- Él no pudo evitarme, es mi culpa no la suya.
– Aura…
– Es mi decisión, no voy a arruinarle la vida a quien no se lo merece.
Aura me mira, sus profundos ojos marrones me suplican que la entienda y en verdad lo hago, puede que tenga toda la razón y el chico no pudiese evitarla en lo absoluto. Yo no sabía lo de Mario y Renatta pero si sé como le afectan las mentiras a Aura, como se siente y huye del dolor cuando la traicionan. Debió salir muy alterada y por eso no supo que estaba en mitad de la carretera y supongo que el chico no se esperaba que una mujer apareciese en medio de la calle.
– ¿Liam lo sabe?
– No que yo sepa, y nadie más que vosotros lo va a saber.- dice extremadamente seria.- No quiero que nadie lo sepa, ¿si?
– Pero Aura...- ella me calla.- Dejaré de ser amiga de Liam.
– No, lo necesitas y él te necesita.- suspira.- No he contado esto para que me tengáis pena u odiéis a Renatta y Mario sino para que no lo odiéis a él.
Por la puerta entra un hombre, debe de tener casi treinta años, alto y musculoso, de ojos verdes y cabello castaño oscuro. De su mano anda una hermosa niña que no debe de tener más de tres años, la misma edad en la que murió Nathaniel, tiene los ojos claros como el hombre pero el cabello rubio. Ella se separa del hombre y corre hasta Aura. Es la primera vez en más de siete meses que la veo sonreír de verdad. Se me aguan los ojos al verla feliz por algo, si ella es feliz yo puedo perdonar y convivir con el hombre que la atropelló.
– Él es Mason.- lo presenta con una sonrisa.- Y esta pequeña es Stella.- la niña nos saluda a todos con la mano, es adorable.
– Tengo que irme.- digo rápido, esto puede conmigo. Aura me mira y asiente entendiendo porque.- Nos vemos mañana.- me levanto y le doy un beso en la mejilla.
– Marie.- su voz diciendo mi nombre me detiene.- Voy a pasar una temporada en Colombia.- asiento con dolor.
– Creo que es hora de que yo también me tome un tiempo.- ella asiente.- Nos vemos.- me acerco a ella y le susurro al oído.- Te quiero, cuídate mucho.
– Piensa en ti primero Marie, tú finges estar bien, eso es lo que nos diferencia.- deja un beso en mi mejilla antes de que me separe.
Me despido de todos menos de Mason, el hombre que dejó en silla de ruedas a mi mejor amiga, pero no lo odio, no puedo hacerlo si Aura no lo hace. Ella odia a Mario y a Renatta y son a ellos dos a los que yo voy a odiar, no voy a pagar mi furia con Mason pero tampoco significa que quiera ser su amiga, puedo tolerarlo por ella, solo por Aura.
Mi teléfono vibra antes de que me suba en el coche, muero de rabia cuando leo el nombre de Liam. No quiero odiarlo, no a él pero su hermano, mierda él es el culpable de que casi perdamos a Aura. Sé porque ella no quiere que nuestra amistad se rompa, Liam es importante para mi pero ella lo es más y sin embargo no quiero ni puedo dejar de ser amiga de Liam, soy lo único que tiene y él fue lo único que yo tuve cuando el padre de Nathaniel me dejó. No puedo dejar de lado las cosas que hizo por mí solo por el asqueroso de su hermano mellizo.
– Hola, has tardado mucho en responder.- dice medio desanimado.
– Lo siento, estaba con Aura.
– ¡Oh!, ¿cómo está?
– Bueno, va poco a poco.- dice con una pequeña mueca.
– ¿Qué pasa Marie?
– Voy a irme una temporada a Francia, creo que lo necesito.- resoplo.- Nueva York me recuerda constantemente que no tengo a mi niño.
– ¿Lo quieres de verdad?
– Si, de verdad quiero ir a Francia, creo que puede ayudarme a sanar.
– Entonces no voy a ser quien te lo impida.
Aura se despide de todos nosotros, incluyendo a Mason y Stella, la niña llora pero Aura le promete que no tardará mucho en volver. Soy la última de la que se despide, nos alejamos un poco, lo suficiente para tener cierta privacidad.
– Marie, son muchos años de sufrimiento los que llevas encima.- suspiro sabiendo que tiene razón.- No vuelvas hasta que estés bien, y si nunca lo estás seré yo la que vaya hasta ti.
– Aura… - casi le suplico.
– Quiero que estés bien, mereces estarlo.- asiento.- Debo irme ya, pero prometo estar en contacto contigo, siempre.
– Tomo tu palabra Aura.- le advierto.- Te quiero.- me despido de ella.
– Yo también, eres mi rubia.
Con ayuda de una de las personas contratadas por su padre, Aura se va alejando de nosotros. Suspiro cuando la pierdo de vista, Mason se despide de todos nosotros. Todavía es un poco incómodo tanto para él como para nosotros todo este asunto pero lo intentamos llevar bien, por ella. Todos lo hacemos por ella, y puede que con el tiempo la relación ya no sea tan incómoda.
– ¿Te vas?- me pregunta Andrew con su radiante sonrisa.
– Si, lo voy a hacer.
– Marie, a veces alejarse ayuda a sanar.- sonrío y asiento.- ¿Quieres que espere contigo hasta que salga tu vuelo?