Te amo

Capítulo 7

Marie

El viaje es de lo más silencioso, lo normal porque casi no nos conocemos pero además no me llevo especialmente bien con su cuñado y mejor amigo. Asher está todo el viaje mirándome, como si quisiera preguntar algo pero no se atreviese a hacerlo. Lo entiendo, Aura y yo no somos mujeres fáciles, por decirlo de alguna manera bonita. Tenemos traumas, serios traumas en los que podemos destacar la falta de confianza en otros por culpa de ellos. No creo, ni por un segundo que Aura confíe en alguien más aparte de sus padres y yo, y es lo mismo que me ocurre a mí. Quizás la confianza que nos tenemos nosotras se deba en especial en que en algún punto nuestras historias son parecidas. Aunque Aura siempre se empeña en repetir que mi trauma y mi dolor es superior al suyo, yo creo que es similar. Al final, aunque ambas sabemos lo que es perder algo o alguien que nos importaba demasiado, nuestros dolores son diferentes pero de por vida.

Al aterrizar el avión pido un taxi, el pobre hombre chapurrea el inglés y yo el español por lo que decido utilizar el traductor para decirle la dirección que tengo desde hace un par de años. Sé que sus abuelos siguen viviendo en el mismo lugar de siempre, a ellos les encanta la costa.

Al llamar al timbre me abre la puerta su abuela, ella me reconoce de inmediato, claro que los conozco, a través de una pantalla pero lo hago. Ella me saluda en inglés y mira sin entender muy bien a Asher, no sabe quien es en lo absoluto.

— ¿Tu novio?

— Será el futuro novio de su nieta. – le sonrío. – ¿Está en su cuarto?

— No quiere comer, no quiere saber nada de nadie Marie, es como si hubiese vuelto a hace seis meses. – veo su rostro triste. – Creo que eres la única con la que hablará, no creo que quiera hablar con este apuesto joven.

— No se preocupe por mí, solo quería venir a comprobar que ella estuviese bien. – le sonríe Asher.

— Subiré.

— ¿Quieren un café? – dice antes de que me vaya, niego con la cabeza pero Asher si le acepta el café.

Al llegar a la puerta de su cuarto, bastante fácil de saber cual es porque tiene su nombre, llamo a la puerta. Al principio lo hago de forma suave pero al no recibir ningún tipo de respuesta golpeo más fuerte y de forma más insistente. Hay dos opciones que no quiera abrirme pensando que soy uno de sus abuelos o que esté durmiendo, si ha llorado mucho seguro se ha quedado agotada y ha optado por dormir.

— Abuelo, quiero dormir. – escucho su voz medio despierta, estaba durmiendo.

— Abre la puta puerta Aura Trumman Rodriguez o juro tirar la puñetera puerta abajo. – exagero un poco pero sino lo hago no abrirá, la conozco bien.

— ¿Marie? – está confusa.

— No, un extraterrestre. – suspiro. – Abre la puta puerta o la tiro abajo, sabes que soy capaz de hacerlo. – repito.

— ¿Qué haces aquí? – ¿por qué está alargando tanto esto? Ella y yo sabemos que vamos a hablar y que me va a abrir la puerta tarde o temprano.

— Abre la puerta.

— Dame un momento.

Escucho un poco de ajetreo, seguro de abrir la silla de ruedas y cambiarse de la cama a la silla, pero no tarda mucho más de lo normal en abrir la puerta. Veo sus ojos hinchados, se quedó dormida mientras aún estaba llorando y no le he dado tiempo a lavarse la cara. Me da igual verla recién levantada pero necesitaba estar con ella, saber que todo iba bien.

Cuando la tengo delante tardo poco en entrar al cuarto y cerrar la puerta detrás de mí. La conozco bien, la conozco creo que mejor que sus padres, sé cuando necesita a alguien y cuando no y aunque ahora diga que quiere estar sola, sé que necesita un hombro en el que llorar. Ella siempre es mi hombro, ahora me toca ser el suyo.

— Aura. – la llamo mientras me agacho para quedar a su altura. – Mario llamó, ¿verdad?

Ella desvía su mirada como si estuviese avergonzada por algo, no debería estar avergonzada por aún sufrir, intenta negármelo varias veces. Pero mi mejor amiga es incapaz de realmente mentirme, solo ver que ni siquiera puede mirarme a los ojos, sé que tengo razón y que la llamada que la ha puesto en esta situación es Mario.

— Aura. – vuelvo a llamar su atención. – Llorar está bien, sentirse mal, traicionada, dolida por lo que ese imbécil te haya podido decir está bien. – le sonrío para que se quede más tranquila, para que sepa que no estoy molesta con ella y que nunca lo estaré. – Tú y yo sabemos lo fantástica que eres. Tú, Andrew, Mason, Kristal, Jacob y yo sabemos lo valiente que eres por seguir luchando.

— A veces querría dejar de luchar, quiero descansar, vivir sin el dolor y recuerdo constante de lo que poseía antes y de lo que ahora carezco. – veo como las lágrimas se acumulan en sus ojos avellana y siento ganas de llorar con ella.

— Lo sé Aura, sé que es lo que deseas.- acaricio su rostro en un intento por calmarnos a ambas. – Pero no se puede, por desgracia, la ciencia no ha avanzado tanto. – quito las lágrimas que por desgracia ya han caído de sus lindos ojos. – Además, caminar está sobrevalorado y cansa. – hago una broma mala que la hace reír un poco.

— ¿Por qué no me gustan las mujeres? Serías una novia fantástica. – llora y yo sonrío, ella también sería una novia fantástica.

— ¿Te gusta Asher? – asiente. – No parece mal chico. – le sonrío.

— No lo es Marie, pero… ¿Quién quiere a una chica como yo? ¿En silla de ruedas, dolida por el pasado, con cicatrices y desconfiada? A veces me asusta confiar en vosotros.

Me duele escuchar sus palabras, ver como ella misma se desprecia por no ser como los demás, por no ser lo que la puta prensa se ha encaprichado en llamar “normal”, ¿qué es lo normal? Estar en sillas de ruedas es la normalidad de Aura y muchas personas más. Pero cuando se supo que Aura pasaría el resto de su vida en una, la prensa dijo y cito textualmente “Aura Trumman no volverá a ser normal, ahora está condenada a una silla de rudas tras su aparatoso accidente. Al menos puede agradecer que aún sigue con vida”. Fue asqueroso leer cada revista y que en todas dijesen que ella ya no sería normal. Aura y miles de personas como ella son normales.




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