Marie
El vuelo a Estados Unidos es algo tenso no podemos mentirnos, Aura está tan metida en sus pensamientos que no ve como la mira Asher, la mira tan bonito que hasta el más estúpido puede darse cuenta de cuanto le gusta pero entiendo las razones por las que mi mejor amiga no está preparada para abrirle su ya maltratado corazón.
Aura volverá a terapia y creo que también es hora de que yo vuelva. Si, quizás mi dolor no es el mismo que hace siete años pero aún está ahí, aún persiste. Y debo hacerle caso a Aura, ella tiene razón, ambas debemos seguir sanando porque aún no lo hemos conseguido. Me encantaría poder dejar el pasado atrás y solo recordar a mi precioso niño pero todo sigue siendo doloroso para mí.
— Marie. – me susurra Aura. – Te amo.
— Yo también te amo. – le susurro.
Apoyo mi cabeza en su hombro y logro dormir tranquila hasta que aterrizamos. Nunca consigo deshacerme de los malos sueños hasta que duermo con Aura o con Stella, ellas ahuyentas esos dolorosos sueños que son más bien recuerdos aterradores. Adoro a mi mejor amiga, la amo como no amo a nadie, porque sino fuera por ella yo ya me hubiese hundido en la miseria. Hace tiempo que yo estaría muerta de no ser por Aura, y es recíproco. Aura estaría muerta sin mi apoyo, no lo digo yo, me lo confesó ella hace un par de años.
Aura hubiese seguido sometiéndose a operaciones que podrían su vida en riesgo porque sería más fácil para sus padres perderla en una operación que si fuese por un suicidio convencional. Para Aura, las operaciones eran su método convencional de suicido, uno más aceptado. Y es doloroso pensar que todos hubiesen aceptado esa muerte sin importar qué, todos menos yo que conocía bien lo que ella estaba haciendo.
Cuando llegamos al aeropuerto los padres de Aura ya nos esperan, los avisé cuando abordamos en Colombia. Ellos sonríen antes de acercarse y abrazar a su hija, no dicen nada, las palabras muchas veces sobran.
— Mañana paso al hospital a por ti. – ella asiente. – Stella está con Kristal, mañana la llevará al hospital.
— De acuerdo, nos vemos mañana. – le sonrío y beso su mejilla como despedida, también me despido de Asher con la mano.
No necesito pedir un taxi, mi coche sigue donde lo aparqué el día que se suponía Aura regresaba. Suspiro una vez que estoy dentro y le aviso a mi padre y a Liam de que ya estoy de vuelta pero que iré a descansar a mi apartamento. Estoy muy cansada como para ponerme a hablar en este momento del pequeño viaje que he tenido. Solo quiero dormir.
Me despierto sobresaltada, con la imagen de mi pequeño Nathaniel conectado a todas esas máquinas de hospital. No había nada que hacer desde el momento uno pero quise resignarme, quise tener la vaga esperanza de que despertaría a pesar de haber sido declarado en estado de muerte cerebral tan solo media hora después de ingresar en el hospital. Y aún así, por egoísmo, porque no podía entender que mi príncipe estuviese muerto, lo mantuve con vida un mes. Fue egoísta, lo sé, pero necesitaba entender que mi hijo no volvería a despertarme por las mañanas gritando que tenía que ir al baño rápido. Ni tampoco me pediría para desayunar sus cereales, llenos de azúcar, favoritos, o que jamás volvería a ver esa sonrisa infantil tan parecida a la de su padre que incluso hubo un tiempo después de su muerte que llegué a odiarla. Mi niño era mi mundo, necesitaba tiempo para asimilar que ya no lo tendría aunque mi decisión fuese egoísta, podría haber sido peor de no haberlo mantenido un mes conectado.
Mi teléfono suena, despertándome del todo y ladeando ligeramente la tristeza que siento al no tenerlo a mi lado. Al ver el identificador de llamadas veo que es Liam el que me llama, por lo que no tardo mucho en contestarle.
— ¿Te desperté?
— Casi pero no. – intento no sonar muy triste. – ¿Por qué llamas?
— Mi hermano quiere hacer una cena con amigos y parejas antes de su boda y no tengo pareja…
— Liam, sabes que te quiero mucho pero no voy a soportar a tu hermano y menos aún a Renatta, no pienso ir.
— Lo intuía, tu prioridad siempre será Aura.
— Sintiéndolo mucho Liam, sí, Aura siempre lo será. – suspiro. – No puedo estar con personas que le hicieron tanto daño, ¿puedes entenderme?
— Lo hago a medias, porque sé que nadie me dice la verdad y que hay más mierda de la que sé. Por eso te entiendo. – suspira. – ¿Nos vemos mañana?
— Bien, ¿comemos juntos antes de que me vaya a trabajar?
— Si, nos vemos. Cuídate mucho. – sonrío al escucharlo.
Sé que está molesto porque ponga de prioridad a Aura cuando nuestra amistad es más longeva pero no puedo no ponerla a ella por delante de él. Aura no merece que yo me junte con la escoria de su ex novio y de su ex mejor amiga. Ellos de hecho no merecen si quiera tener amigos, y Mario no merece ni mucho menos el amor incondicional de Liam, me encantaría decirle lo que en verdad ocurrió pero sé que eso le corresponde solo a Aura.
Me desespero con el tráfico, estoy cansada y el atasco no hace mucho por mí. Si acaso me cansa más y me pone de mal humor lo lentos que vamos. Menos mal que he salido antes a mi apartamento sino no llego al hospital ni mañana. Odio los atascos pero cuando tengo prisa los odio el doble, la gente no sabe conducir. Dios, odio todo esto. Tendría que hacer como Aura y dejar que todo el mundo me lleve a los sitios, me estresaría la mitad, seguro.
Cuando logro llegar aparco pagando porque no hay ni un puñetero sitio y tengo que meter el coche en un aparcamiento de pago. Puto tráfico, enserio que lo odio mucho. Odio a la gente que conduce en general y crean atascos.
— Ya llegué. – digo casi sin aliento. – Lo siento, había atasco. – sonrío saludando a Aura y Stella, a las más pequeña le doy un abrazo que ella gustosa acepta.
Veo a Mason, aún no hay ninguna diferencia, sigue “durmiendo”. No puedo soportar estar tan cerca de él, no hoy después del sueño que tuve. Esta situación me hace recordar a mi hijo, al que nadie pudo salvar. Pero Mason despertará, eso dijeron los médicos así que no debería estar tan angustiada como lo estoy. Pero no puedo evitarlo.