Te amo

Capítulo 9

Marie

Descanso mirando una foto de mi padre, Nathaniel y yo, nos vemos tan felices que solo quiero volver a ese momento. Era una niña, tenía diecisiete años y no tenía ni la menor idea de como ser madre, ni siquiera sabía preparar un biberón cuando tuve a mi hijo pero con ayuda de mi padre aprendí a ser buena madre, a ser una excelente madre. Nunca necesité de su padre, pero sabía que él estaba en su derecho de tener padre, ojalá hubiese sido egoísta. Debería haberlo sido, no debería de haber pedido que él cumpliese con su deber como padre. Tendría que haber dejado que se desentendiera de Nathaniel, hubiese sufrido menos. Porque siempre preferiré que mi hijo me odié por no tener padre a que esté muerto, hubiese deseado cualquier cosa a tener que haberlo enterrado siendo tan pequeño. Los niños no deberían sufrir.

— Nate siempre tuvo tus ojos. – me sonríe papá antes de darme un beso en la mejilla.

— En dos años ellos salen de la cárcel. – suspiro. – ¿Crees que estaría mal contar mi historia antes de que eso ocurra?

— Romperías el contrato que firmaste.

— Se aprovecharon de mi dolor, y puedo pagar la multa.

— Y sino pudieses, yo la pagaría por ti. – se sienta a mi lado y me abraza. – ¿Quieres que esté contigo cuando lo hagas?

— Lo desearía. Quiero que el mundo se entere de lo que hicieron, quiero que si la justicia no les dio una pena mayor, no puedan pasear por las calles sin que les griten que son unos asesinos. – sollozo. — Quiero que sientan vergüenza, desprecio.

— ¿Quieres que Aura te acompañe?

— ¿Qué mejor que tener su apoyo? La prensa adora a Aura, incluso cuando le pegó aquel puñetazo a Renatta. – ambos reímos.

Si, la prensa es mala con la condición de Aura, no saben bien como tratarla en sus escritos pero jamás han dicho nada malo de Aura. No desde los últimos cinco años, y las pocas revistas que lo han hecho han sido tan criticadas que han decidido guardar silencio en la mayoría de cosas que tienen que ver con Aura.

Cuando Aura golpeó a Renatta muchas de las revistas especulaban de la razón de la ruptura de su amistad después de que mi mejor amiga despertase del coma. Y cuando ella la golpeó, muchos creyeron que se debía a la prepotente actitud de Renatta y a un comentario fuera de lugar por parte de ella. Y como nadie lo desmintió, aquello tomó fuerza y se sigue pensando que es la razón del golpe de Aura. Creo que la gente estaría aún más del lado de Aura si ella contase la verdad, pero ella no quiere y yo respeto su decisión. Ella siempre ha respetado mis decisiones que menos que respetar yo las suyas.

— ¿Se lo has dicho a ella?

— Aún no, no planeo hacerlo hasta que falte muy poco para que los dejen libres o quizás lo hago el mismo día que salgan.

— Estaría bien. – me sonríe. – ¿Liam lo sabe? – niego con la cabeza.

— Sé que no me detendrá, pero Liam siempre hará lo que Mario diga y Mario no le dejará salir de su casa a apoyarme. Y además, Liam tiene otros problemas.

— Como tú quieras cielo.

— Mañana me toca quedarme con Mason, Aura va al cumpleaños de su primo. – suspiro. – Es tan duro ver a un hombre tan bueno, a un padre de verdad, en esta situación. De seguro debe estar volver a su pequeña, a abrazarla. Solo espero que ahora cuide más su salud.

— De seguro lo hará. – me sonríe. – Yo obligaré a su jefa a ponerle menos horas.

— Algún día le dirás que fuiste tú quien lo ayudó a encontrar trabajo. – él se encoje de hombros. – Deberías hacerlo, él sabe que recibió ayuda, solo no sabe que su jefa es tu ex novia.

— Se lo diré, algún día. – me tranquiliza. – ¿Cómo está Stella?

— Bien, quiere que su papá despierte para jugar con ella, pero podemos decir que está mejor.

— Es una gran niña. – asiento.

Mi padre se queda un rato conmigo, viendo un par de películas, después se va. Mañana tiene que trabajar desde temprano. Antes de irme a la cama miro el acuerdo que firmé con los padres de ese asesino, se aprovecharon de mi estado. Creyeron que estaría satisfecha a la larga con que se fueran del estado, eso no es suficiente para mí. Miro la cantidad de dinero que tengo que pagar por romper el contrato, tres millones quinientos mil. Puede no parecer mucho, pero justo cuando mi pequeño murió las empresas de mi padre pasaron por un mal momento del que hace ya varios años salimos. Tenemos suficiente dinero como para pagar la multa y que aún nos sobre bastante.

 

 

Termino de preparar todas mis cosas para irme al hospital, y por cosas me refiero a mi pijama y una ropa de cambio. No pienso dormir más incómoda de lo que se duerme en el sofá del hospital, así que me llevo mi pijama.

— Kristal. – llamo a mi amiga. – Ya puedes irte.

— ¿Estás segura de que no quieres que otro se quede? – asiento. – Bien, nos vemos mañana.

Me siento en la silla que hay al lado de la cama de Mason, le ha crecido el pelo en este tiempo. Seguro lo odia, a él le gusta llevar el cabello corto, dice que al llevarlo largo le molesta y tiene que hacerse colas. Como puedo se lo retiro de la cara y me quedo viéndolo. Mason es una fantasía echa realidad, es todo lo bueno que puedes esperar de un hombre, con sus defectos por supuesto, pero ¿Quién no tiene defectos? Eso no lo hace ni por un segundo menos atractivo o menos perfecto. Yo tengo demasiados defectos como para juzgar los que él tiene.

— Eres un buen padre Mason, pero o cuidas tú salud o no podrás ver a tu hija ser adulta. – suspiro. – No puedes volver a despistarte Mason, me tienes enfadad. – lo miro mal. – Das todo para tú hija, y se te olvida tu salud. Sin ti, ¿Qué tiene tu pequeña?¿La vas a dejar también sin papá? Cuando despiertes voy a volver a decirte esto, Aura nunca se atrevería a regañarte pero yo sí.

Bostezo cansada, no se va a despertar esta noche, no hay caso de que siga regañándolo, solo me escucharan las enfermeras cotillas que puedan haber detrás de la puerta.




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