Te amo

Capítulo 15

Marie

Mi apartamento en Francia está destrozado, lo he destrozado todo. Me siento impotente, dolida, hecha mierda por las palabras de Mason. Cuando me las dijo contuve las lágrimas, después de despreciarme no iba a darle la satisfacción de verme llorar. Solo papá y Aura pueden verme llorar, el resto no tienen ningún derecho a ver mi dolor. Y Mason el que menos.

Cogí el primer vuelo a Francia en cuanto salí a la calle, ni siquiera pasé por mi apartamento en Nueva York porque él sabe donde vivo y sé que se arrepintió de sus palabras en cuanto salieron de su puta boca. Pero yo no quería escuchar su mierda de escusas, no quería ni verlo ni escucharlo.

Y no lloré, de hecho me sentía entumecida hasta que llegué aquí, hasta que por fin estuve sola y pude dejar libres todos y cada uno de mis miedos y de mi dolor.

No sé en que estaba pensando, no soy la madre de Stella eso está claro y debería haberle preguntado a Mason si estaba de acuerdo con su hija llamándome mamá. Pero tampoco es mi culpa, antes de estar dispuesta a que Stella me siguiese llamando mamá, la regañé muchas veces para que dejase de hacerlo. No es mi culpa, no puedo controlar a Stella, ese es trabajo de Mason y no tendría que haberme gritado así.

Ahora no solo siento dolor por su desprecio evidente, sino porque tiene algo de razón en lo que dijo. Cuando me convertí en madre a penas tenía diecisiete y cometí innumerables errores porque tampoco tenía el mejor ejemplo de madre. Pero aprendí hasta que cometí el mayor error, no ser egoísta y hacerme la ciega cuando sospechaba que había algo raro en el comportamiento del padre de Nathaniel. Pero no, pensé que eran ideas mías, tendría que haber sido la mamá oso que era siempre, haber restringido las visita, tendría que haber protegido a mi pequeño y aún lo tendría a mi lado. Mason ha hecho eso mejor que yo.

Me dejo caer al suelo con miles de lágrimas bajando de mis ojos, me hago una pequeña bola en una esquina de este puto apartamento y dejo que todo el dolor salga hasta que mi teléfono comienza a sonar. Lo busco a tientas en la oscuridad hasta que doy con él.

Aura me está llamando, así que no lo pienso y atiendo, sé que Mason me ha llamado pero he ignorado todo lo que tenga que ver con él. No quiero poner en un problema a Aura pero tampoco voy a fingir que las palabras de Mason no fueron dichas.

— Aura. – digo débil.

— Mi preciosa mejor amiga. – su voz suena calmada, pero sé que no lo está. – Marie, llora, no finjas que no lo estabas haciendo antes de que yo llegase.

— No es justo Aura. – lloro como me ha dicho y ella me escucha sin reprochar. – ¿Por qué tuvo que ser cruel conmigo? Stella tiene siete años, es normal que quiera una mamá.

— Lo es Marie, por eso te defiendo. – su voz suena entre enfadada y calmada, está intentando guardar la compostura. – Te defiendo porque eres mi mejor amiga, porque hemos estado en las buenas, en la malas y en las jodidas la una de la otra y adoro a Mason con todo mi corazón, es mi hermano mayor. Pero lo que te dijo no tiene justificación alguna, por mucho que el miedo le comiese la cabeza, no me importa una mierda. Mason no tiene diez años para no pensar antes de hablar. Tiene treinta y una hija, debería pensar lo que va a decir y en presencia de quien lo va a decir. Porque lo quiero pero jamás me pondré en tu contra, aunque mates a alguien, si es al imbécil que está en la cárcel mejor. – ya no está calmada, está enfadada pero no es conmigo. Yo consigo reír débilmente con ese último comentario.

— Pero tiene algo de razón, no supe ser madre.

— ¿No? Marie, preciosa mía, fuiste madre con diecisiete y en vez de dejar que tu padre se encargase de Nathaniel, te pusiste a trabajar para darle a ese niño lo mejor. Fuiste valiente y demandaste pensión porque es lo que tu hijo merecía. Viviste por y para ese niño por años, fue y es tu mundo. Lo hiciste feliz y eso se ve en cada maldita foto que miras cada vez que recuerdas a tu pequeño héroe o dime, ¿hay alguna foto en que tu pequeño esté llorando? Porque yo no he visto ninguna. – trago duro. – Marie, tu hijo te adoraba porque no solo eras buena madre, eras una madre excelente que lo protegió siempre.

— No de su padre.

— Porque era su padre Marie, y confiabas en que lo amaba tanto como tú lo amabas. – vuelvo a llorar con fuerzas. – Quizás debiste desconfiar de su nueva novia, pero no vivías con él, vuestras comunicaciones eran a través de su hermana y jamás podrías haber prevenido lo que ocurrió porque ni siquiera había signos de maltrato después de que pasase un fin de semana con él.

— Me sentó tan mal…

— Y es totalmente normal, Mason fue un completo imbécil, no voy a defender su mierda de actitud a pesar de que sé que no piensa nada de lo que dijo, solo lo hizo por el miedo. Y me importa una mierda, el miedo no le da derecho a hablarte de esa puta forma, nunca.

— Te amo Aura.

— Te amo Marie, como mi hermana, mi mejor amiga y mi confidente. Como mi hombro para llorar y dormir y como la persona con la que reír y afrontar mis traumas. ¿Y sabes por qué?

— No. – lo he dicho tan bajo que no creo que me haya escuchado.

— Porque eres lo mejor que tengo en este mundo, no necesito a nadie más si te tengo Marie. Te lo prometí hace años Marie, cuando evité que saltases de ese edificio y te lo vuelvo a decir ahora,. Siempre seremos Marie y Aura y el resto del mundo que se joda, juntas siempre ante todo, en momento bueno y en momentos de mierda.

— Me lo prometiste cuando aún no éramos mejores amigas.

— En el fondo de mi corazón, sabía que tú ibas a ser mi mejor amiga, aunque en ese momento estaba cegada por Renatta. – escucho un pequeño gruñido.

— Eres la mejor.

— No, solo ante tus ojos. – se ríe. – ¿Sabes? Aún recuerdo cuando desperté, la histeria, el dolor, la confusión y ahí estabas tú. Día tras día aunque yo me apagaba, aunque os decía que os odiaba porque no podía lidiar con mi dolor, porque no sabía hacerlo y aún así jamás te rendiste conmigo. En ese momento lo supe, te amaba tanto que dolía porque quería odiarte por esforzarte cuando yo no quería esforzarme. Quería desaparecer y tú no me dejaste, y yo nunca te dejaré desaparecer. – está llorando, lo sé aunque no puedo verla. – Marie, yo brillé e iluminé nuestro camino cuando tú no podías, y ti brillaste e iluminaste de nuevo nuestro camino cuando yo no pude hacerlo. – hace una pausa. – Creo que es hora de que ambas brillemos juntas.




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