Té & Café

Water 01

 

La vida cuando vives en una ciudad tan importante como era Londres, era agitada, fuerte y difícil. Pero con un toque de picardía, rebeldía y aventura. Eso era lo que sentían dos jóvenes de un pequeño pueblo cuando pisaron por primera vez la gran ciudad. Ellas eran mejores amigas desde que estaban en primaria y fueran evolucionando, hasta que se convirtieron en unas jóvenes mujeres.

 

Ser aceptadas en la gran Universidad de Londres, prestigiosa e imponente de igual manera, duraron en cursos durante medio año antes de siquiera pensar en cursar el examen de prueba, en el cual sus notas resaltaron tanto que obtuvieron honores y la posibilidad de competir por una de las diez becas anuales. Viajaron desde la pequeña villa de Lacock hasta Londres, trabajos de medio tiempo, ayuda económica por parte de sus padres, estar las dos solas en una ciudad como lo era Londres sin duda fue importante en sus vidas.

 

De eso ya son tres años desde que llegaron, se habían establecido en un pequeño pero acogedor apartamento en Fitzrovia, cerca de la universidad, cerca del centro y sobre todo con posibilidades laborales. Ya estaban prácticamente adaptadas a la vida ajetreada de la ciudad, con empleos que sin dudas las hacían sentir muy cómodas y después de largo tiempo de ahorros pudieron conseguir lo que tanto anhelaban, un auto, un Audi A3 1.6 Ambition de color gris usado.

 

—Esto es lo que llamo un premio por tanto dolor y sufrimiento —decía una chica de cabello corto de un tono azabache, ojos cafés, y un lunar en el labio. Tenía una enorme sonrisa de oreja a oreja, traía puesto un sweater tejido de color beige, un Jean azul clásico y unos lentes grandes de pasta negra, esa era Danielle Bennet—. Este es el símbolo de nuestro sudor y lágrimas —abrazando el auto de color gris.

 

—Deja de ser tan dramática Danielle —esta vez hablo una castaña de largo cabello rizado y ojos de color café oscuro. Ella traía una simple blusa blanca y encima tenía una chaqueta negra, unos pantalones negros y unas botas al estilo militar. En comparación a la risueña de su amiga, ella estaba de brazos cruzados y con una expresión seria en su rostro—. A quien engaño, es nuestro bebé —ahora esta se unía al abrazo al vehículo. La chica con el estilo particular era Elizabeth James.

 

—Elizabeth, eres tan tú —soltando una risa que su amiga callo con un pequeño golpe a su espalda baja, haciendo que se empezara a quejar—. Eres muy agresiva, Eliza —en un pequeño lloriqueo dramático.

 

—Deja el drama y sube, que si seguimos aquí de pendejas nos perderemos la firma de libros en el centro —con las llaves en mano y subiendo al asiento del piloto, mientras que Danielle subía al del copiloto con un leve puchero.

 

—Espero poder llegar a conocer a Liam Kelly, quiero que me firme la copia que tengo y se tome una foto conmigo —esta se encontraba en un momento de ensoñación y fantasía, mientras que ese momento fue destruido por su mejor amiga.

 

—Claro, si no te desmayas al hablar con el pobre hombre —riéndose con un tono macabro—. ¿Te recuerdo lo que paso hace un año y el chico del café? —alzando una ceja muy divertida, algo muy raro en su semblante serio.

 

Lo siguiente fue ver como la chica de corto cabello se encogía poco a poco en su asiento hasta cubrir su rostro con sus rodillas en un vago intento de controlar su vergüenza—. No me lo recuerdes ese bochorno —con voz desganada y con mucha vergüenza expreso la azabache.

 

Las dos se dirigían al centro de la ciudad, a Marks & Spencer, un enorme centro comercial donde se realizaría una pequeña firma de libros de cierta editorial que se celebraba anualmente, y esa seria su tercera vez que asistirían. Elizabeth conducía de manera que las dos pudieron observar con otros ojos las calles de Londres; la otra razón era que ninguna quería morir por los serios problemas de los ojos de Danielle, por lo que ella ni pensaba en sentarse en el asiento del piloto.

 

—¿Qué tal si escuchamos Danger Days de My Chemical Romance? —propuso Elizabeth mostrando el álbum mientras que su copiloto ensanchaba una sonrisa, en eso ella saco el CD y lo coloco en el reproductor—. Como amo a Gerard.

 

Ambas estaban felices, cantado varios de los éxitos de la banda, hasta que toco una de sus canciones favoritas. Las dos se unieron en el coro, con los ojos cerrados y el volumen en lo más alto, sintiendo sin pena ni pudor hasta los huesos de esa canción—. NA NA NA NA NA NA NA NA NA NA NA —tenían que admitir que ese momento parecían personas psiquiatrías con alguna preinscripción de algún medicamento.

 

Siguieron cantando hasta que Danielle mirase al camino y su sonrisa se borrara y gritara un… — ¡Elizabeth frena! —cuando la aludida abre los ojos pisa con todas sus fuerzas el freno, las dos estaban fuera de si, ya que CASI atropellaban a dos personas, mientras que ellas recobraban su sentido común, la primera en hablar fue Danielle—. T-Tenemos que ir a ver si e-están bien —abriendo su puerta y siendo seguida de una muy callada Elizabeth.

 

Cuando llegaron al frente del auto vieron que las dos personas que casi atropellan eran dos chicos más o menos de su edad. Uno no muy alto algo rellenito y pelirrojo, de ojos verdes que vestía una camiseta blanca con unas letras negras y arriba traía una chaqueta de color marrón, junto a eso unos pantalones azul marino y unas botas del mismo color que la chaqueta. Este se encontraba ayudando a su amigo que se había caído del susto, ese amigo al levantarse era por unos 10 cm más alto que el de mirada verde, de cabello negro y ojos color miel, el vestía una chaqueta gris arriba de una camiseta negra rota, unos pantalones oscuros y unas botas militares, el aún se encontraba algo shockeado por el "casi accidente".

 

Cuando Elizabeth siente como alguien se pone detrás de ella temblando sabía muy bien quien era—. Lo siento mucho por eso, no preste atención a la carretera, en serio lo siento —fue lo que pudo decir y sin vergüenza alguna, aunque estaba mas que aterrada en ese momento.




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